No es casualidad que el Departamento de Transporte de los Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) haya sacado su “Orden final” el día 15 de septiembre. Yo estoy cada vez más convencida que quien dirige el país vecino solamente quiere ver “el mundo arder”, y vamos de lleno al tema.

Tengo el documento emitido por el DOT, que consta de 34 hojas y vale la pena saber qué dice, y cuáles son sus argumentos. Comienza de la siguiente manera, y cito textual:

“Esta medida es necesaria debido a los efectos anticompetitivos persistentes en los mercados entre Estados Unidos y la Ciudad de México, que otorgan una ventaja injusta a Delta y Aeroméxico como dos competidores predominantes, y generan un daño inaceptable, real y potencial para las partes interesadas, incluidos los consumidores. Estos efectos anticompetitivos tienen implicaciones más amplias más allá de la Ciudad de México, afectando la competencia por los pasajeros y las operaciones de carga en otros mercados entre Estados Unidos y México”.

Más adelante, en el texto esgrimen otros argumentos para oponerse a que la alianza entre Delta y Aeroméxico continúe:

“El Departamento ya está observando algunos de estos impactos en el mercado estadounidense-mexicano y los impactos anticompetitivos se ven exacerbados por la empresa conjunta. Un marco regulatorio internacional abierto, consistente con los principios de Cielos Abiertos, tanto en la ley como en la práctica, sigue siendo esencial, de conformidad con el Título 49 del Código de los Estados Unidos (USC). §§ 41309 y 41308, para obtener aprobaciones y mantener concesiones de inmunidad antimonopolio para empresas conjuntas de fijación de precios y capacidad”.

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Y es que para entender esto último tenemos que ir a los antecedentes: Estados Unidos desde hace varios años quiere que México tenga una política de cielos abiertos, esto significa que las aerolíneas norteamericanas puedan hacer cabotaje en nuestro territorio. Me parece pertinente aclarar que no solo el gobierno, sino también la industria mexicana aeronáutica y quienes trabajamos en ella, nos hemos opuesto a la apertura de los cielos, porque nuestro mercado aéreo es muy pequeño comparado con el de Estados Unidos.

Para que se den una idea -y hablo a grandes rasgos para poder seguir analizando el documento en cuestión–, la aviación comercial gringa tiene poco más de 7 mil aeronaves; en nuestro país toda la aviación comercial no supera los 450 aviones.

Resulta por demás absurdo asegurar que tanto Aeroméxico como Delta “están haciendo un daño irreparable”; de verdad, ya en otra columna, con datos duros analizamos que eso es falso. Incluso, dentro del documento citan al sindicato de pilotos de la siguiente manera:

“La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, que representa a los pilotos de Aeroméxico, se opone a la medida propuesta por el Departamento, destacando que las actividades actuales del mercado laboral generan importantes beneficios laborales, económicos y públicos tanto para estadounidenses como para mexicanos”.

Parte de la respuesta del DOT insiste en que como país debemos abrir los cielos si es que queremos tener “Joint Venture”, y se refieren al caso de Allegiant Air y Viva Aerobus, diciendo: “Allegiant y Viva, que también tienen una solicitud de ATI pendiente, entienden que toda solicitud de aprobación y ATI para una empresa conjunta debe evaluarse con base en los hechos específicos y coinciden con el Departamento en que la efectividad de la relación de Cielos Abiertos es un factor importante en el análisis competitivo legal”.

No hay más ciego que el que no quiere ver; el DOT del vecino país tiene que echar mano de la queja que hacen dos aerolíneas estadounidenses, American Airlines y United, y justifica su decisión diciendo: “American afirma que, en ausencia de un acuerdo de Cielos Abiertos que funcione correctamente, las aerolíneas estadounidenses podrían verse sistemáticamente en desventaja y obligadas a competir en condiciones desfavorables, lo que las sometería a mayores costos y distorsionaría la competencia, y esto está ocurriendo actualmente en el mercado entre Estados Unidos y México”.

¿Me estás diciendo que American Airlines con sus más de 900 aeronaves cree que Delta en conjunto con Aeroméxico son “competencia desleal”? Y ojo, Delta tiene una flota similar a American, en tanto que Aeroméxico tiene apenas 150 aviones. Y hay que decirlo, United Airlines tiene más de mil aeronaves en operación.

Más adelante, dentro de los alegatos que hace el DOT, quiero resaltar el siguiente:

“La participación predominante de Delta y Aeroméxico (“casi el 60 por ciento”) en MEX, la cuarta puerta de entrada más grande a Estados Unidos, crea la posibilidad de resultados anticompetitivos y que reduzcan la eficiencia, como un menor crecimiento, una menor capacidad para el tráfico de conexión de menor rendimiento y una conducta excluyente”.

Según el DOT esta alianza está “acaparando” el mercado en México, lo cual deja fuera a aerolíneas como American y United, lo cual se considera –desde su óptica– una “competencia desleal”. La respuesta de Delta y Aeroméxico deja muy en claro que el problema real es otro “Delta y Aeroméxico argumentan que aun aceptando la propia política de Cielos Abiertos del Departamento, el Departamento la tiene al revés”.

Así es, la administración de Donald Trump tiene miras muy cortas o más bien tiene otro tipo de intenciones con la terminación de esta alianza y su resolución no se debe ni a competencia desleal ni a la negativa de México a abrir los cielos.

Dentro del documento podemos ver la respuesta de Aeroméxico ante esto: “Realizan una interpretación estatutaria elaborada que no se ajusta a una lectura clara de la ley". Por ejemplo, Delta y Aeroméxico argumentan que “debido a que el Departamento no aplicó correctamente el Paso 1 del análisis estatutario al JCA, incluso aceptando la validez de la política de Cielos Abiertos del Departamento, el Departamento debe rehacer dicho análisis antes de poder concluir que el JCA ya no cumple con la prueba de ATI en el Paso 2 del análisis estatutario”. Continúan: “Incluso si el predicado de Cielos Abiertos fuera apropiado en el Paso 2 del análisis estatutario, el Departamento solo podría aplicarlo aquí abordando cada uno de los 11 factores de Cielos Abiertos y determinando cuál de ellos presuntamente ha violado el Gobierno de México.”

Ante tal respuesta, el DOT se aferra como clavo ardiente a su único argumento “DeltaAeromexico joint venture is adverse to the public interest and substantially reduces competition” (la empresa conjunta Delta y Aeroméxico es adversa al interés público y reduce sustancialmente la competencia). Aquí hagamos caso a un dato interesante: para defenderse del DOT, Delta y Aeroméxico argumentaron que es falsa la afirmación que hacen, diciendo que “ninguna aerolínea ha ingresado al mercado norteamericano desde el 2016”, siendo que Viva entró en 2017 y tiene el 8% del mercado entre México y Estados Unidos.

Otro dato para tomar en cuenta: la defensa de Delta y Aeroméxico también se basa en que aeropuertos como el de Tokio, Londres y Lisboa están congestionados, y ahí no se ha dispuesto quitar alianzas de empresas que operan desde esas terminales aéreas hacia los Estados Unidos.

Por cierto, sí hay una queja sobre la reducción de slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), y uno de sus argumentos principales sobre el traslado de la carga al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA) es sobre:

“El Gobierno de México no cumple con numerosas disposiciones del Acuerdo de Transporte Aéreo entre Estados Unidos y México y, por lo tanto, no actúa de manera consistente con todos los elementos de un acuerdo de Cielos Abiertos liberalizado. Estas violaciones tienen implicaciones perjudiciales para la competencia de las aerolíneas en el mercado entre Estados Unidos y México”.

Y me parece necesario que alguien le avise a Sean Duffy que, hasta el día de hoy, México no tiene una política de cielos abiertos en el país. Por eso, el Frente por la Defensa de la Aviación Nacional (FDAN), declaró el 19 de enero de 2023, para el periódico La Jornada:

“Representantes de 11 organizaciones recalcaron que buscan ‘a toda costa’ que no prospere la política de cielos abiertos en el país. Primero esperan que el Ejecutivo modifique la propuesta que envió al Congreso; si no es así, dialogarán con legisladores para ‘sensibilizarlos’ sobre el tema para que no aprueben la iniciativa; pero de no obtener respuesta, llevarán su causa a la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.

¿Recuerdan que Andrés Manuel López Obrador había mandado una iniciativa para abrir los cielos? Sucedió en el contexto de que la aviación del país había sido degradada a categoría 2. Al final la iniciativa de reforma legal no se presentó, por lo que creo que los vecinos del norte andan medio perdidos.

La realidad es que impedir que continúe la alianza (a partir del 1º de enero de 2026) no los beneficia, al contrario, van a salir perjudicados. Delta les informó que, en caso de concluir la alianza, pondría en riesgo cerca de 4 mil empleos en Estados Unidos.

Al final creo que es un burdo pretexto alegar “competencia desleal”, porque a lo largo de las 34 páginas del documento, el DOT no la logra demostrar, pero ni por asomo. Al contrario, queda muy claro que su intención es romper con la alianza de Aeroméxico y Delta, “porque sí, porque quiere y porque se le pega la gana”, sin más análisis ni argumentación.

Por cierto, debo decirles a los viudos del NAIM, que en ningún lugar de las 34 páginas del documento referido, se hace mención de que esto sea por cancelar el “aeropuerto en Texcoco”. Todo se reduce a invocar que no se aplica una política de cielos abiertos en el país, y que Delta y Aeroméxico acaparan todo el mercado entre Estados Unidos y México, ¡y ya!

Existe la “teoría del TACO”, siglas en inglés de Trump Always Chickens Out, que se podría traducir como “Trump siempre se echa atrás”. No estoy segura de que en este caso eso vaya a suceder. Quiero pensar que los poderosos intereses económicos en el vecino país del norte le hagan ver a Trump que, más allá de hacer a América grande otra vez, este tipo de medidas, a meses de celebrar una copa mundial de la FIFA, es más bien un balazo en el pie, uno más; y lamentablemente, la ola expansiva de esa explosión, sí o sí afectaría a la industria aérea mexicana y, sobre todo, a los trabajadores.

El DOT ordena romper alianza entre Aeroméxico y Delta