La discriminación hacia niños con autismo es una realidad que continúa afectando a miles de familias en todo el mundo. Pese a los avances en la concienciación y los esfuerzos por fomentar la inclusión, muchas barreras sociales y educativas persisten, dificultando el desarrollo pleno de estos niños y el bienestar de sus familias.
Los trastornos del desarrollo neurológico se han convertido en la nueva peste de las personas que tienen poco o nulo conocimiento del tema. Me ha tocado vivir casos de cerca donde niños con este trastorno son discriminados por sus compañeros de escuela. Pero hay algo todavía peor, muchas veces esa discriminación viene de los padres de los niños, al pensar que este tipo de comportamientos pueden influenciar en la conducta de un niño neurotípico, es decir, un niño que no tiene este tipo de trastorno diagnosticado.
Es bastante curioso que en pleno siglo XXI el sistema educativo no haya desarrollado algo de integración entre los niños que tienen TEA (Trastorno del Espectro Autista). Muchas veces no lo hacen para “no batallar”, otras porque piensan que es una batalla titánica.
Como espectro, el TEA tiene muchísimos grados desde personas que realmente no se les nota, hasta personas que no pueden ser funcionales. Seguramente usted conoce a una persona que está dentro de este espectro y no lo sabe o usted puede estar dentro del espectro sin saberlo y al concientizarlo podría entender muchas cosas.
Conozco del caso de una persona que es bastante funcional que está dentro del espectro y que decidió hacer las pruebas porque sentía algo diferente. Esta persona es bastante funcional y costaría mucho trabajo hacer el análisis si está dentro del espectro autista. Es miembro de MENSA que es una sociedad de personas que tienen un IQ superior. No fue discriminado y es alguien bastante normal.
El problema fuerte radica en la sociedad que muchas veces es ignorante, y clasifica en grandes grupos a personas que podrían formarse por grado de TEA haciendo una unifila, pues cada caso es diferente.
Volviendo al tema de los niños, en edad temprana es complicado diagnosticar a un niño o niña con TEA y más porque a muchos niños les toco nacer en plena pandemia y empezar la edad escolar con maestras que utilizaban un cubre bocas en la etapa que todos los niños necesitan ver como mueven la boca para entender cómo funciona la articulación de cada palabra.
En las escuelas hay muchos casos donde los padres de niños neurotípicos empiezan con la discriminación de niños con TEA prohibiéndoles que sus hijos se junten con los niños que tienen TEA. Una gran estupidez pues no conoce la historia completa del niño y mucho menos si estuvo bien diagnosticado o no. He oído padres de niños supuestamente neurotípicos que empiezan con ciertos comportamientos de niños con TEA y donde los padres dicen que imitan al niño con autismo. El autismo no es roña, no se pega con contacto, y si un niño empieza con ese tipo de comportamiento no necesariamente quiere decir que imita.
En una sociedad tan supuestamente inclusiva me resulta complicado pensar que hay gente que acepta un montón de cosas que están pasando en la sociedad y no entienden a una persona con TEA.
No todas las personas dentro del espectro autista son como los de la película de Rain Man o The Good Doctor, como le digo hay tantísimos casos que sería difícil clasificarlos a todos.
Hay que ser considerados y conscientes además de informarnos, pero lo más importante es no segregar pues al momento de hacerlo no sabemos la historia de niño, niña o persona discriminada.
#ConlosNiñosNo por favor.