El senador Adán Augusto López es un hombre bastante controversial e impresentable. A lo largo de su carrera política, muy poco o nada ha contribuido a la nación.

Por el contrario, el legislador ha sido protagonista de escándalos políticos que han puesto en evidencia la podredumbre del régimen, la existencia de un narco Estado, la paupérrima calidad moral de la autoproclamada 4T y la inmundicia que rodea a la clase política tabasqueña.

Se recordará que Adán Augusto ha sido uno de los alfiles más destacados del obradorismo. Fue, en tiempos de AMLO, el secretario de Gobernación. En tanto que responsable de la gobernabilidad interna del país, tuvo en sus manos, conjuntamente con la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas, la implementación de la fallida política conocida como “abrazos no balazos”, que se tradujo en los hechos, en la libertad otorgada al crimen organizado para que actuaran a sus anchas y se convirtieran en amos y señores del país.

Durante el último mes de gobierno de AMLO, en aquel septiembre ominoso de 2024, fue el responsable de la operación mafiosa dirigida a cooptar a los Yunes para que traicionaran a los veracruzanos y se sumaran a la nefasta reforma judicial.

No contento con estos actos asaz vergonzosos y perjudiciales en la vida pública del país, Adán Augusto López ha sido señalado como cómplice u operador de una red de crimen organizado en Tabasco. Si bien el senador ha esgrimido argumentos ridículos como decir que no conocía lo que hacía Bermúdez Requena, la evidencia apunta a una responsabilidad política, o tal vez penal, ineludible.

Las columnas más leídas de hoy

Sumado a ello, tras su declaración de la semana pasada, el senador ha añadido a su desprestigio el ser un evasor fiscal, si se consideran las diferencias entre sus ingresos, la tasa impositiva y sus pagos a las arcas del Estado; amén de un sinnúmero de irregularidades que rodean su patrimonio.

Adán Augusto es incómodo para la presidenta Claudia Sheinbaum in extremis. Por un lado, representa un núcleo de poder en el Senado. Por lo tanto, y para desgracia de Palacio Nacional, cualquier reforma o ley debe pasar por el jefe de la bancada morenista. Y, por el otro, el tabasqueño es un hombre sobremanera poderoso, tanto por su relación con los López (AMLO y sus hijos), como por sus vínculos forjados con la élite morenista, desde gobernadores hasta alcaldes… Y tal vez, alguna organización criminal.