En la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor recibimos todos los días solicitudes de ayuda y de asesoría de personas que viven con miedo constante. Al sonar el teléfono o al recibir una notificación, no temen malas noticias, sino el acoso de cobradores por una deuda.
Detrás de esos mensajes, cartas y llamadas están los despachos de cobranza extrajudicial: empresas contratadas por bancos, financieras o apps de préstamo para recuperar dinero pendiente.
En teoría, deberían buscar acuerdos para que el deudor pague esa deuda pendiente. En la práctica, muchos cruzan la línea hacia el abuso, el hostigamiento e incluso la ilegalidad.
Qué es realmente la cobranza extrajudicial
Mucha gente confunde el término “extrajudicial”. Algunos creen que significa un “juicio muy grande”, y otros piensan que toda cobranza extrajudicial es ilegal. Ninguna de las dos cosas es correcta.
La palabra extrajudicial simplemente significa “fuera del juzgado”. Es decir, se trata de gestiones de cobro que no implican una demanda ni la intervención de un juez. Su propósito legítimo es lograr que el deudor pague o llegue a un acuerdo voluntario con el acreedor.
En México, este tipo de cobranza es legal, siempre que se realice con respeto y sin recurrir a amenazas o engaños.
El problema surge cuando algunos despachos usan la intimidación, la mentira o la presión psicológica para asustar al deudor. Ahí es cuando una gestión legítima se convierte en cobranza ilegal.
Recordemos algo fundamental:
Un cobrador no es autoridad judicial. No puede embargar bienes, confiscar pertenencias, entrar a tu domicilio ni amenazarte con cárcel.
Su función legal se limita a informarte sobre tu deuda y ofrecer una alternativa de pago. Nada más.
Cuando el cobrar una deuda se convierte en delito
El artículo 284 Bis del Código Penal Federal es contundente:
“A quien para exigir el pago de una deuda ejerza violencia física o moral se le impondrá de uno a cuatro años de prisión y multa”.
Esto se conoce como cobranza ilegal.
Significa que cualquier cobrador que te grite, te amenace, te humille o te intimide comete un delito que puede llevarlo a prisión.
Y eso es solo el principio. En la ONDD hemos documentado casos en los que los cobradores cometen otros delitos graves:
Allanamiento de morada: ingresar o intentar ingresar a una casa sin autorización.
Robo o hurto: llevarse objetos bajo pretexto de “embargo”.
Usurpación de funciones: hacerse pasar por abogados, actuarios o funcionarios judiciales.
Difamación o extorsión: publicar tus datos, enviar mensajes a tus contactos o condicionar el “silencio” a cambio de pago.
Uso indebido de datos personales: compartir tu información con terceros sin tu consentimiento.
Cada una de estas conductas puede denunciarse penalmente. No son simples “excesos de cobradores”; son delitos con sanciones de cárcel y multa.
El miedo como herramienta de cobro
Los despachos abusivos saben que el miedo es más efectivo que cualquier contrato.
Usan palabras como “embargo”, “demanda”, “visita domiciliaria” o “cárcel” porque generan pánico.
Pero ningún cobrador puede ejecutar una acción judicial: solo un juez, mediante una demanda formal, puede ordenar un embargo. Nadie más.
El problema no es deber dinero.
El problema es que millones de mexicanos no conocen sus derechos, y los cobradores lo aprovechan.
Cómo protegerte del abuso
1. Mantén la calma. Contesta con serenidad y registra lo que te dicen.
2. Exige identificación: nombre completo, empresa y número de registro.
3. Graba llamadas y guarda mensajes como evidencia.
4. Denuncia el acoso ante la autoridad correspondiente, según el caso.
5. Nunca permitas que entren a tu casa. Nadie sin orden judicial puede hacerlo.
6. Si el cobrador es grosero, prepotente o mentiroso, no dialogues para nada con él. Solo bloquéalo. No tiene ningún sentido que te desgastes con un personaje así.
Un cierre necesario
Endeudarte no te convierte en delincuente.
La ley mexicana protege tus derechos, incluso si tienes un adeudo.
La cobranza extrajudicial es legal cuando se ejerce con respeto, pero se vuelve delito cuando se usa la violencia o el engaño.
Sin embargo, también es importante recordar que todas las deudas deben pagarse. Ningún deudor debe ser amenazado, pero sí debe buscar resolver sus compromisos financieros para evitar consecuencias futuras.
No pagar puede afectar tu historial en Buró de Crédito e incluso, dependiendo del tipo y monto de la deuda, derivar en una demanda judicial real que podría concluir en el embargo de bienes por orden de un juez.
Por eso, si enfrentas una situación de cobranza, acércate a la CONDUSEF o a la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor.
Te brindaremos asesoría legal gratuita y apoyo profesional para enfrentar la cobranza abusiva, negociar tus deudas correctamente y recuperar tu tranquilidad financiera.
Porque defender tus derechos también es una forma de saldar tus deudas con dignidad y responsabilidad.
¡Por un pago justo y un trato digno!




