De los mayores retos de Claudia Sheinbaum, vinculado a sus principios desde su etapa como estudiante, fue sostener el proyecto nacional. Por supuesto, nos referimos a numerosos desafíos que siempre son difíciles de asumir, dada la importancia de nuestro país, en particular mantener relaciones diplomáticas y comerciales con un socio como Estados Unidos. Ahí está la gran distinción que ha hecho la jefa de Estado al abordar el asunto de los aranceles que ocurrió en el último año. Ella, al lado de los trabajos eficaces de numerosas secretarías de Estado, muestra su carácter, que provoca la ira y el rencor de una oposición que, a este punto, atraviesa su peor momento. Esta crisis viene acompañada por disparates y circos mediáticos en los que participan los líderes de la derecha. En efecto, ellos ya solo realizan entrevistas con comunicadores que han perdido toda credibilidad, como el caso de Carlos Alazraki, quien no atrae al público en general con un lenguaje tan vulgar y grosero.

Para Claudia Sheinbaum, en cambio, eso ha sido uno de los asuntos que más firmeza ha tenido que mostrar. Estoy hablando de la capacidad para comunicarse. Por ejemplo, en la esfera de las políticas públicas ha cumplido rigurosamente los compromisos. Con conocimiento de lo que era necesario fortalecer, inició un andamiaje de tácticas de desarrollo y, lo más significativo, las sugerencias para reformar la Constitución, particularmente en cuanto a la ampliación de los programas sociales. Estos siguen siendo el eje central para establecer una conexión con todos los sectores sociales, especialmente con aquellos que se encuentran en condiciones de fragilidad extrema. Al igual que estas acciones están dando resultados, las calificadoras también han analizado su gestión —sin sobrevalorar— como un número histórico al cumplir el primer año de trabajo en Palacio Nacional.

El proceso de continuidad era, sin lugar a dudas, lo que México necesitaba. Para millones de mexicanos, tomar la decisión de elegir a Claudia fue muy atinada. Andrés Manuel, que organizó todo este ejercicio de sucesión con las llamadas corcholatas, siempre tuvo claro quién sería la persona a quien le dejaría su puesto. Al fin y al cabo, ese mismo resultado fue legitimado con la victoria aplastante que tuvo sobre una oposición que, por cierto, se está desmoronando en todo el país. No obstante, lo más sobresaliente es el 82% de apoyo que tiene la presidenta constitucional. Todo es favorable, incluyendo la guerra sucia que difunden los columnistas conservadores y la propia oposición. La conclusión a todo esto es sencilla: la mandataria, como lo hizo AMLO, tiene un dominio absoluto de los asuntos públicos en la agenda nacional.

Y a medida que la oposición se queda inmersa en tinieblas, continúa perdiendo mucho terreno. Dado que es comienzo de mes, me sorprendió bastante que la mayoría de las encuestadoras dieran a conocer la aprobación de Claudia hasta ahora. Todas, en realidad, concuerdan con los datos tan altos que, debido a su proporción cuantitativa, podemos referirnos a ellos como cifras históricas por la labor persistente que ha dado resultados. Del otro lado, la derecha sigue cayendo en detrimento y empeorando cada día. En las entidades federativas, por ejemplo, Sheinbaum cuenta con un apoyo masivo, incluso de aquellas que están bajo la dirección del conservadurismo. Eso, por supuesto, ha causado una molestia, pero lo que más ha hecho es activar las alarmas en el PRIAN. No nos sorprenderá si Morena obtiene el triunfo total en las elecciones intermedias de 2027; lo he dicho repetidamente.

Hoy vemos, por ejemplo, que el panismo pierde presencia y apoyo en uno de sus bastiones más importantes, Chihuahua. Para ser más exactos, Claudia Sheinbaum cuenta con un 65% de aprobación en ese lugar. Esta es una definición que nos permite tener una interpretación muy clara de lo que puede suceder. En realidad, el PAN ha hecho más fácil o, para ser más precisos, ha abierto las puertas para que Morena obtenga la victoria en esa zona. El lopezobradorismo ha crecido y despegado tanto que, en términos concretos, existen datos demoscópicos que colocan a la coalición Seguimos Haciendo Historia en Chihuahua por encima. Eso ha obligado a que el panismo responda con esa guerra sucia que, de forma paradójica, contribuye más a esa deseada alternancia que se perfila con gran intensidad. Hasta donde tenemos conocimiento, la defensa del voto será coordinada por un hombre. Pronto lo comprobaremos, ya que la lógica, de hecho, apunta hacia la alcaldía de Ciudad Juárez.

Por eso el PRIAN está nervioso. Muchos decían que era imposible que el PRI no ganara en el Estado de México. Esto causó que algunos se opusieran y otros renunciaran, sobre todo de la calamidad que ha causado Alejandro Moreno. En efecto, la derrota en ese momento crucial, tan dolorosa, no fue una sorpresa para aquellos que creyeron que era un gran logro. Fue, en términos generales, un triunfo bien merecido de Morena por ser la opción más adecuada en las boletas y, además, el mensaje más contundente del cansancio que hay sobre el priismo. Eso mismo, por supuesto, ocurrirá en Chihuahua. Según las encuestas, es el momento del cambio, ya que los datos muestran una mayor identificación y empatía con los colores guindas que se aproximan a coronar un aspecto histórico que nadie podrá frenar, ni siquiera la gobernadora actual.