Muerta la reforma eléctrica, la modificación constitucional más importante del sexenio del presidente López Obrador será —si se aprueba en el poder legislativo— la reforma electoral.

Habrá tiempo de sobra para analizar lo anunciado en la mañanera de este jueves 28 de abril por tres importantes personajes de la 4T: Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación; Horacio Duarte Olivares, director de la Agencia Nacional de Aduanas de México de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y Pablo Gómez Álvarez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la misma SHCP

Resulta natural que el secretario de Gobernación encabece la reforma electoral, pero ¿los titulares de Aduanas y la UIF? No es lo normal que dos funcionarios que colaboran en Hacienda se metan en temas políticos, pero tampoco es ilegal ni nada les impide hacerlo, sobre todo si ambos conocen muy bien la legislación relacionada con las elecciones, como es el caso.

Por lo pronto, podemos llegar a algunas conclusiones políticas derivadas de adivinar las intenciones de Andrés Manuel al dejar la reforma en manos de Adán Augusto, Duarte y Pablo:

√ La primera conclusión política: AMLO ha fortalecido las aspiraciones del secretario de Gobernación al haberlo puesto al frente de la reforma más importante del sexenio. Ya estaba López Hernández compitiendo —no en las encuestas, o todavía no en las encuestas— con la líder Claudia Sheinbaum y el otro precandidato bien posicionado, Marcelo Ebrard. A partir de su nueva responsabilidad, Adán Augusto se empareja —políticamente hablando— con Claudia y Marcelo. Lo que le falta es crecer en los estudios de opinión, algo en lo que podrá ayudarle participar activamente en los debates sobre la reforma electoral.

√ La segunda conclusión política: AMLO ha entendido que está condenada al fracaso la candidatura de Delfina Gómez a la gubernatura del Estado de México, así que pedirá a los liderazgos de Morena que se la jueguen con Horacio Duarte, cuyo perfil es más adecuado —y especialmente más limpio— que el de la secretaria de Educación Pública. Es lo mejor que el morenismo mexiquense podría hacer.

√ La tercera conclusión política: Incluir entre los operadores de la reforma electoral al titular de la UIF, quien según ha trascendido ya investiga las finanzas de cien políticos priistas y panistas —gobernadores y legisladores incluidos—, envía el mensaje de que ya no se les va a acusar del irrelevante cargo, en términos prácticos, de traición a la patria, sino que se les podría exhibir como lo que muchos y muchas sí son: lavadores de dinero que se han enriquecido de manera más que explicable mediante la corrupción. Si Pablo hace bien su trabajo, a pesar de su edad —75 años— podría sumarse de última hora al grupo de corcholatas y corcholatos que buscan la candidatura presidencial de Morena para el 2024. Tendría muy poco tiempo para emparejarse con Sheinbaum y Ebrard, pero la política, sobre todo en México, es el arte de hacer lo impensable, y muy bien podría el presidente AMLO convencer a su partido de que se necesita como sucesor a alguien con una larga trayectoria en la izquierda. ¿Popularidad de Pablo Gómez? Alguna tiene y podría incrementarla. Anteriores experiencias electorales lo avalan, al menos eso dice Wikipedia: “En 2006 es elegido senador de la república por la Ciudad de México, siendo el segundo candidato de izquierda más votado, sólo por debajo de Andrés Manuel López Obrador”. No es poca cosa.

En fin, AMLO el estratega sigue sorprendiendo a la clase política, sobre todo a la oposición que no termina de cohesionarse para verdaderamente retar a la 4T.