Quiero agradecer a Federico Arreola por este valioso espacio semanal que me permite compartir con todas y todos ustedes las iniciativas que estoy impulsando desde el Congreso de la Unión para construir un México más justo y respetuoso de la dignidad de las personas.

En esta ocasión, quiero hablarles de una problemática que, aunque parece cotidiana, afecta profundamente la vida de miles de familias mexicanas: el hostigamiento telefónico por parte de bancos y despachos de cobranza.

Una realidad que vulnera la tranquilidad de las familias

Durante años, quienes han tenido un crédito o una deuda han sufrido llamadas constantes, en horarios inapropiados y, en muchos casos, con lenguaje ofensivo y amenazas. Estas prácticas no solo interrumpen la vida laboral y familiar de los ciudadanos, también generan ansiedad, miedo y un desgaste emocional innecesario.

Lo más grave es que estas llamadas se realizan aun cuando la deuda ya está respaldada con una garantía —como una hipoteca, un aval o una prenda—. Es decir, los acreedores ya cuentan con un mecanismo legal para recuperar el adeudo, sin necesidad de recurrir al acoso telefónico.

La respuesta desde el Congreso

Por ello, presenté una iniciativa de reforma a la Ley para Regular las Sociedades de Información Crediticia y a la Ley de Instituciones de Crédito, cuyo objetivo es prohibir el hostigamiento telefónico cuando exista una garantía vigente sobre el crédito.

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Con esta reforma, las instituciones financieras y sus despachos de cobranza deberán limitarse a los mecanismos legales establecidos en los contratos, evitando prácticas que vulneren la privacidad y la tranquilidad de las personas. Además, se establecen controles para que los bancos supervisen directamente a sus despachos de cobranza y sean responsables de que estos no incurran en abusos.

¿Por qué beneficia a México?

Con esta reforma se protege la dignidad, la salud mental y la estabilidad emocional de millones de mexicanos, garantizando que la cobranza de deudas se realice de forma justa, sin presiones psicológicas ni intimidaciones. También se fomenta una relación más equilibrada entre instituciones financieras y usuarios, basada en el respeto y en la legalidad, no en la amenaza.

Legislar no es solo cambiar leyes, es transformar la vida de las personas. Con cada paso que damos, buscamos devolver la tranquilidad a las familias, proteger su dignidad y construir un país donde prevalezcan la justicia y el respeto.

Hoy reafirmo mi compromiso de seguir trabajando con la misma fuerza, cercanía y la determinación que me han caracterizado. Porque sé que aún queda mucho por hacer, pero también sé que con unidad y voluntad, podemos lograrlo.

Sigamos avanzando juntos, porque estoy convencido de que el futuro de México se construye con hechos, con resultados y con pasión por servir.

Y así, paso a paso, vamos a lograr un Querétaro fuerte otra vez.