Sonora Power
Hoy cumple un año en el cargo de presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, y la verdad es que han sido doce meses espectaculares, en los que lo más significativo es la ejecución de un gobierno que opera bajo principios y criterios de máxima eficacia, lo que permite optimizar los resultados.
Hay obras y proyectos en desarrollo, hay buenos resultados económicos, está en marcha un plan de trabajo y está más que demostrado que Sheinbaum sabe ejercer el poder con un toque de firmeza y con un enfoque femenino.
La visión de que es tiempo de mujeres y como se actúa en los hechos, es algo fundamental. En los primeros meses se puso en marcha el programa de bienestar para mujeres de 64 años y, a partir del mes de noviembre, inicia su dispersión en su totalidad para mayores de 60 años; el compromiso con la reivindicación de las mujeres indigenas es también una realidad y más allá de haber nombrado al 2025 el “Año de la Mujer Indígena”, la presidenta ha cumplido, yendo a ellas, apoyándolas y ahora tiene previsto consolidar este trabajo en el cierre del año con una amplia agenda para hacer visibles a las mujeres de los grupos originarios, sus carencias y sus necesidades.
También en el tema de las mujeres se editó y distribuyó la cartilla de derechos de la mujer, que es mucho más que un simple discurso. Se trata de garantizar a las féminas la posibilidad de acceder a una vida libre de violencia, con acceso a la justicia y con la posibilidad de realizar sus sueños y aspiraciones.
Además se incluyó a heroínas mexicanas en el calendario cívico nacional, lo que ha inducido un cambio total en la narrativa a favor de las mujeres. Esto tiene fuertes implicaciones en la cultura de un país que por siglos se entendió como profundamente machista, en el que el rol de la mujer fue reducido a uno secundario, de acompañante, de soporte, pero en raras ocasiones de protagonismo.
Tener a una mujer como presidenta que fuera consecuente con lo que esto simboliza, resultaba un asunto fundamental, porque pudo pasar, como en algunos estados, que llegase una mujer a gobernar, pero que lo cambios fueran intangibles o nulos. Hoy, el gabinete de gobierno es paritario. Las mujeres han avanzando en política, pero más allá de estos avances, se hacía necesario impulsar cambios de raíz.
El hecho es que se logró una reforma a la Ley Federal del Trabajo para garantizar que a las mujeres no se les pague menos que a sus pares hombres por los mismos roles laborales, y aunque esto ha sido más complicado de reflejar en la práctica, creo que se ha dado un avance sustancial.
El reto para el segundo año es sin duda avanzar en los equilibrios en la economía real, pues de acuerdo con los estudios disponibles, las mujeres perciben todavía un 32% menos que los hombres en términos de ingresos generales.
Es responsabilidad de la primera mujer presidenta acabar con esa injusticia y lograr de una vez por todas romper con la inequidad, y así como se ha procurado hacer justicia para los pueblos indígenas, resulta ahora esencial considerar que el sistema vigente, ha establecido una serie de condiciones estructurales que hacen más complejo para la mujer realizarse plenamente en su vida.
Respecto al trabajo de la presidenta en estos 365 días, no tengo duda alguna de que ha mostrado su capacidad, su buen temple para enfrentar los momentos difíciles y la determinación para tomar decisiones.
Tengo la sensación de que más allá del equipo cercano y el gabinete del gobierno, a la presidenta sí le han fallado personajes que se supone que están ahí para impulsar y consolidar la transformación que ella promueve.
Son lastres políticos, personas que no entienden que deben predicar con el ejemplo o de plano hacerse a un lado para permitir que la misión y visión de la presidenta acaben por consolidarse.
Claro está que hemos llegado a la instancia del primer año y que en todo momento la jefa del Poder Ejecutivo Federal, que también es la jefa del movimiento de transformación, tiene la capacidad de hacer los ajustes y cambios pertinentes, pues su periodo como gobernante apenas inicia.
No olvidemos que una cosa es llegar al poder, otra distinta es consolidarse en él, cosas que ya ha hecho Claudia Sheinbaum; creo sin duda que el paso siguiente es depurar y ajustar para que se pueda avanzar en función de los objetivos de fondo.
Claudia Sheinbaum tiene la misión de consolidar el proceso de transformación del país, de cumplir con la premisa de que lleguen con ella todas las mujeres y al mismo tiempo garantizar el resurgimiento de México.
El único camino es, sin duda, hacer de nuestro país una nación de derechos para sus ciudadanos y no para unos cuantos, y claro, cumplir con el anhelo de que México sea una potencia.
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