Washington, 29 feb (EFE).- El secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, ha ordenado que funcionarios del Pentágono se reúnan con las familias de las víctimas de los atentados del 11S, tras conocerse que parte de los restos de algunas de ellas fueron arrojados a un vertedero, informó hoy un portavoz.

El secretario de prensa del Pentágono, George Little, indicó que funcionarios del Departamento de Defensa continúan recopilando información sobre lo que se hizo con los restos de algunas víctimas, para dar respuestas a las familias.

La reacción del secretario de Defensa se produce después de que el martes un panel independiente publicara un informe sobre la gestión del depósito de cadáveres de la Base de la Fuerza Aérea de Dover, en Delaware, donde suelen llegar los fallecidos en las guerras de Irak y Afganistán.

El propio Panetta encargó ese informe en noviembre del año pasado después de que saliera a la luz el extravío y manipulación indebida de algunos restos de cadáveres de soldados muertos en Afganistán e Irak, noticia que causó la indignación entre los familiares de los militares.

El informe, realizado por una comisión encabezada por el general retirado John Abizaid, reveló además que partes de los restos de los cuerpos de víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 que perecieron en el Pentágono y en el avión que se estrelló en un campo de Shanksville (Pensilvania) fueron incinerados y trasladados a un vertedero donde se suelen depositar otro tipo de desechos sanitarios.

Sin embargo, el Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EE.UU., el general Norton Schwartz, rebatió hoy este informe y señaló que los restos incinerados en Dover que fueron a parar a un vertedero no incluyen los del campo de Shanksville (Pensilvania), sino únicamente los de algunas víctimas del Pentágono.

Schwartz señaló que, según la información de la que dispone, el depósito de cadáveres de Dover "se ocupó de los caídos en el Pentágono y no de los otros", como indicaba el informe.

Asimismo, explicó que el personal de la base de Dover siguió las políticas en vigor en el momento en que se gestionó el tratamiento de los fragmentos de restos de algunas de las víctimas del ataque terrorista.

Según el informe, que no especificó el número de restos humanos que fueron eliminados de esta manera, se trata de restos que no pudieron ser identificados porque eran demasiado pequeños o estaban carbonizados y no se les pudo hacer análisis de ADN.

El general explicó que desde 2008, todos los restos humanos no identificados e incinerados se colocan en una urna de sal y son depositados en el mar.

Anteriormente los fragmentos que no se podían identificar eran incinerados y entregados a un contratista especializado en desechos médicos para depositarlos en un vertedero.

"Desde 2008 nos hemos esforzado en asegurar el tratamiento de los caídos con la dignidad y respeto (...) que ellos y sus familias merecen", señaló Schwartz.

El portavoz del Pentágono señaló que funcionarios del Departamento de Defensa continúan reuniendo información sobre las prácticas que se empleaban antes de esa fecha y el secretario de Defensa ha ordenado que funcionarios del Pentágono se reúnan con las familias en las próximas semanas para darles información.

"Queremos responder a las preguntas que las familias podrían tener sobre la política de disposición (de restos) anterior, que terminó en 2008", dijo Little.