Ciudad del Vaticano, 28 Feb (Notimex).- La publicación hoy de cartas reservadas exhibieron la pulseada entre dos cardenales por el control de un poderoso instituto universitario y revivieron el ?Vatileaks?, la crisis por la filtración de documentos confidenciales de la Sede Apostólica.

Las misivas dejaron al descubierto las diferencias, registradas en marzo de 2011, del ?número dos? y secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, con el entonces arzobispo de Milán (norte italiano), Dionigi Tettamanzi.

En la primera carta (del 24 de ese mes) Bertone informa a Tettamanzi que, por decisión del Papa Benedicto XVI, debe renunciar al puesto de presidente del Instituto Giuseppe Toniolo de Estudios Superiores, cargo que aceptó en 2002 supuestamente para un lapso de dos años.

En un tono de reproche el purpurado reclamó al arzobispo haber permanecido por más de ocho años al frente de la institución que controla ?entre otras cosas- a la Universidad del Sagrado Corazón, el centro católico de estudios más grande de Italia, y el Hospital Gemelli de Roma.

Acto seguido conminó a Tettamanzi a evitar cualquier cambio en el Instituto y a convocar una reunión de su Comité Permanente antes del 10 de abril siguiente, en cuya oportunidad debía designar como su sucesor en la presidencia a Giovanni Maria Flick.

La carta reservada de Bertone fue difundida por el diario ?Il Fatto Quotidiano? en su edición de este día, en la cual también se incluyó un escrito de respuesta enviado el 28 de marzo de 2011 por el arzobispo de Milán directamente al Papa Benedicto XVI.

Tettamanzi contradijo varias de las afirmaciones de Tarcisio Bertone, asegurando que no existen pruebas del vencimiento de dos años a su puesto de presidente del Toniolo y haciendo referencia a las ?no pocas perplejidades? que gravarían sobre la figura de Flick.

El arzobispo puso en duda que las instrucciones de Bertone hayan sido dadas por el mismo Papa y advirtió que el instituto fue objeto de ?ataques calumniosos? a causa de ?presuntas y no demostradas? ineficiencias administrativas.

En la carta dejó al pontífice la última palabra sobre su confirmación al frente del Toniolo, no sin antes aclarar que no respondían a la verdad los ?ataques mediáticos? sobre una supuesta mala gestión.

El resultado de aquel intercambio epistolar fue que Joseph Ratzinger echó para atrás las indicaciones de su secretario de Estado y dejó a Tettamanzi temporalmente en su cargo.

Esto porque el tiempo del cardenal como arzobispo milanés era limitado ya que dos años antes, en 2009, había presentado su renuncia tras cumplir los 75 años, la edad establecida por la Iglesia católica para la jubilación obligatoria de todos los prelados.

Al final el pontífice aceptó esa dimisión el 28 de junio siguiente y designó como nuevo pastor de Milán a Angelo Scola.

En su momento este conflicto fue reflejado por la prensa, inscribiéndolo en el contexto de la lucha por la sucesión episcopal en esa arquidiócesis italiana.

La publicación de las cartas reservadas revivió el llamado ?Vatileaks?, bautizado así por el portavoz de la Sede Apostólica Federico Lombardi tras la difusión, en enero, de varios documentos confidenciales que denunciaban supuesta corrupción y tráfico de influencias en la Curia Romana.

?Hoy debemos tener todos nervios de acero porque ninguno se puede sorprender de nada?, indicó el sacerdote en una nota del 13 de febrero con la cual comentó las fugas de noticias.

?La administración estadunidense tuvo wikileaks, El Vaticano tiene ahora sus leaks, sus fugas de documentos que tienden a crear desconcierto y a facilitar una mala imagen del Vaticano, del gobierno de la Iglesia y más ampliamente de la Iglesia misma?, agregó.

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