Hombres armados con uniformes militares detuvieron el martes un convoy de cuatro autobuses en el norte de Pakistán, seleccionaron a un grupo de pasajeros y le ordenaron descender del vehículo y mataron a 16 de ellos en un aparente ataque sectario, dijeron la policía y un legislador.

Las víctimas eran todas musulmanes chiítas, un minoría que con frecuencia es objeto de ataques en Pakistán por parte de extremistas de una mayoritaria comunidad sunita, dijo el legislador Abdul Sattar.

Un vocero de una facción de los talibanes paquistaníes, un grupo miliciano sunita se adjudicó la responsabilidad de los asesinatos.

Otras 27 personas que iban en el autobús, de Rawalpindi a Gilgit, salvaron la vida.

El incidente ocurrió el martes en el remoto poblado montañoso de Harban Nala, en el distrito de Kohistán, a unos 340 kilómetros (211 millas) al norte de la capital, Islamabad.

Se desconoce el motivo del ataque, pero en el pasado extremistas suníes han matado a musulmanes chiíes en esa región de Pakistán.

Extremistas suníes aliados con al-Qaida o el Talibán o inspirados por ambas organizaciones atacan de manera rutinaria objetivos del gobierno y de las fuerzas de seguridad, así como a minorías religiosas y otras sectas musulmanas por considerarlas infieles. La mayoría de los actos de violencia ocurren en el noroeste, cerca de Afganistán.

Miles de personas fueron asesinadas en los últimos cinco años y los ataques contra los chiíes —sólo por su secta— figuran entre los más sangrientos.

Sattar, el legislador, dijo que ocho hombres armados estuvieron involucrados en la emboscada y todos portaban uniformes militares, presumiblemente para que fuera más sencillo detener el autobús.

Agregó que los atacantes ordenaron a los pasajeros que sacaran sus identificaciones antes de ordenarles que bajaran del autobús y les dispararan.

Haji Abdul Ghafoor, propietario de un restaurante en Mansehra donde el autobús se detuvo para la comida en lunes por la noche, dijo que había unas 45 personas a bordo.

La facción Jandulá del Talibán paquistaní —una de los grupos milicianos más peligrosos y mejor organizados del país— se adjudicó la autoría del ataque.

"Ellos eran infieles chiíes y nuestro muyahidín les disparó de muerte uno por uno luego de bajarlos del autobús", dijo Ahmed Marwat, un supuesto comandante que llamó a un reportero de The Associated Press desde un sitio no identificado.