Ciudad de México.- Lizzet Carachure es una víctima más del acoso al que se enfrentan las mujeres diariamente en el transporte público de la Ciudad de México; la última vez que experimentó una terrible situación fue el pasado 23 de marzo, cuando un hombre se masturbó atrás de ella y eyaculó en su pantalón.

Además de que todos los días recibe miradas lascivas e intentos de tocar su cuerpo, esta vez ni siquiera tuvo oportunidad de defenderse, pues cuando se dio cuenta de que el responsable había eyaculado, ella había bajado en la estación Culhuacán del Metro, y este ya tenía las puertas cerradas.

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La responsabilizaron y normalizaron el acoso

A pesar de que otros usuarios notaron lo que ocurrió a sus espaldas, ninguno se atrevió a pedirle al agresor que se detuviera. La víctima, "llena de asco e impotencia", sólo pudo dirigirse a un baño para quitar los residuos de semen y denunciar el acoso en redes sociales, donde recibió el apoyo de miles de personas mientras que otras la convirtieron en responsable, sugiriéndole que se vistiera con ropa holgada.

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Ante tal situación, la joven también aprovechó el post para expresar su descontento ante los testigos que ignoran y normalizan situaciones como estas: "¿Cómo puede existir gente tan enferma para hacer estas acciones y aún peor, personas que vean y no hagan nada para detenerlas. ¿Quién les ha hecho pensar que si tomo un transporte público, mi cuerpo también lo es?"