En el proyecto original de la Fase 3 del MCU, figuraba la película de Inhumans, que abordaría a dichos personajes y afianzaría el panorama cósmico del proyecto (además de servir de reemplazo de los X-Men, según los rumores). Sin embargo, Disney decidió dar marcha atrás con esto; en su lugar decidieron dejar que la gente de ABC produjera un show para televisión, que al mismo tiempo se relacionara en cierta forma con su obra cinematográfica.

Después de todo este accidentado proceso, por fin se pueden ver en pantallas IMAX los primeros dos episodios de Inhumans. Lamentablemente, el resultado final es pésimo; rebajando a los personajes a una parodia de sí mismos y que poco o nada aporta a lo que nos ha dado la editorial en medios audiovisuales.

Vayamos por partes. La historia nos pone en la Luna, en medio de la ciudad secreta de Attilan, donde viven los Inhumans, seres humanos que poseen una genética especial que los hace susceptibles a metamorfosis cuando entran en contacto con el Terrigen, un material de origen espacial. Esta raza es gobernada por Black Bolt y su familia, estableciendo un sistema de castas basado en un Darwinismo social y un poco racista, donde los que tienen transformaciones más estéticas y poderosas, son tratados de mejor manera que aquellos que sufren cambios más rústicos (o nulos, en algunos casos).

Esto desata un malestar social encarnado en Maximus, hermano de Black Bolt, quien es un “simple” humano; y quien desea acabar con esta forma de gobierno. En parte por una verdadera conciencia social; pero principalmente motivado por la envidia y odio que le tiene a Bolt y todo lo que representa.

Aunque en el papel luce como una premisa interesante, la ejecución acaba con todo esto en cuestión de minutos. Los dilemas sociales presentados rápidamente se diluyen en un programa lleno de clichés, situaciones inverosímiles y malas actuaciones, con momentos propios de una telenovela que de una serie de superhéroes.

El 90% de los actores y actrices no acaban de entrar en tono, exagerando su participación que a leguas se ve forzada por un guión mal pensado.  Siendo Iwan Rheon, en el papel de Maximus, y Anson Mount como Black Bolt (que tuvo el reto de interpretar a un personaje que no puede hablar), quienes salen mejor parados y tratan por todos sus medios de rescatar la obra, cosa que les resulta imposible.

Asimismo la ambientación y los efectos especiales no llegan a lucir, cosa que ese hace más patente debido al formato IMAX, el cual no fue aprovechado en lo más mínimo y que sólo resalta lo mala que es la puesta en escena.

Por ejemplo, más que presentar una ciudad altamente tecnológica y digna de una monarquía, como se supone es Attilan, su diseño para la serie asemeja más a un conjunto habitacional abandonado; con una tonalidad gris que nunca la hace lucir. Del lado de los efectos, estos lucen un tanto precarios y poco trabajados, muestra de ello es el pelo de Medusa, que jamás se nota creíble.

Ese es tal vez el más grande problema de Inhumans, no es creíble, carece de total verosimilitud; algo primordial en una obra de ficción. No te crees nada de lo que está pasando en pantalla, de ahí que no se pueda generar un verdadero interés por los personajes y lo que les sucede, reduciéndolo todo al absurdo.

Todo esto hace a los “Inhumanos”, la peor propuesta que nos ha entregado Marvel en televisión y el punto más bajo de su universo audiovisual. Una pena, pues esta propuesta tenía un gran potencial e incluso se llegó a promocionar como el Game of Thrones de los superhéroes, nada más alejado de la realidad.