Desde hace unos años, México experimenta un “boom” en el ámbito de la danza, situación que además de inundar las academias y escuelas profesionales de niños, está logrando el surgimiento de grandes figuras como Isaac Hernández o Elisa Carrillo, premiados en 2018 y 2019 respectivamente con el Benois de la Danse, el galardón más relevante a nivel mundial.

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Isaac Hernández y Elisa Carrillo, impulsores del auge dancístico

Debido a la proyección y a su recorrido en distintos ballets del mundo, Hernández y Carrillo, así como muchos otros ejecutantes, han llevado a México a coreógrafos, maestros y bailarines de alto nivel tanto para ofrecer muestras de danza como para dar clases magistrales en la CND y en la ENDCC.

El 22 de junio, la compañía mexicana estrenará una función de Carmina Burana del compositor alemán Carl Orff, coreografiada por Nellie Happee, precedida por Barba azul, en versión del ruso Vasily Medvedev, y el estreno mundial de concierto para violín, de la coreógrafa mexicana Yazmín Barragán.

Con esta representación los bailarines, junto a la orquesta y el coro del Palacio de Bellas Artes, expondrá el nivel técnico, estilístico e interpretativo que se puede alcanzar en México, trasladando al espectador a un espectáculo digno de los mejores ballets del mundo.

El Jarabe Tapatío, de Jalisco, la Danza del Venado o la Polka Norteña, son solo una pequeñísima parte de la tradición artística mexicana, en la que actualmente también hay cabida para el ballet profesional.

Muchos bailarines salen del país, pero mantienen un pie en México

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A los bailarines más talentosos y trabajadores en ocasiones se les presenta la posibilidad de estudiar en algún otro país como Rusia, Cuba o Alemania, país que le brindó la oportunidad a Elisa Carrillo, y donde pueden perfeccionar su técnica o conocer el funcionamiento de grandes compañías.

Su estadía en el extranjero, a veces se convierte en una prolífica carrera lejos de casa, lo que se vuelve difícil en muchas ocasiones y casi siempre los lleva a mantener siempre un pie en México.

"Estamos agradecidos como maestros y como público de que compartan su trabajo y de que sean representantes del país. Siempre hay un vínculo, no sé si por ser mexicanos, la patria nos hace que regresemos", comentó la profesora Irma Morales, quien también fue primera bailarina en la CND, después de haberse ido a Cuba con una beca.

Sin embargo, el éxito no significa lo mismo para todos y muchos prefieren desarrollar su carrera en su propio país a pesar de las dificultades que encuentra el ballet en México y en toda Latinoamérica.

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Se enfocan en las satisfacciones de su profesión

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La pasión por las artes unida a este círculo de aprendizaje que está consiguiendo prender el interés en muchos niños, han colocado a la danza clásica de México en un lugar privilegiado y para ello el sudor y las lágrimas de muchos bailarines y maestros han caído por el camino.

Sin embargo, tanto maestros como aprendices prefieren dejar a un lado el dolor de pies, el agotamiento mental y el cuidado extremo de la condición física para destacar lo satisfactorio de ejercer su pasión.

"Hay dosis fuertes de sacrificio pero no se siente así. La satisfacción es enorme, se convierte prácticamente en una droga: quieres seguir en los salones, en el escenario y cuando terminas tu carrera quieres enseñar a los demás", explicó desde la pasión la maestra de la CND Natasha Lagunas, quien bailó en esta la compañía durante 12 años.

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Con información de EFE.