Jim Preston despierta de su hibernación 90 años antes de lo programado, coincidiendo con otra pasajera, ahora ambos deben de salvar al resto de la tripulación del desastre total.
Digamos desde este momento que el sistema de estrellas de Hollywood ha caído al punto más bajo desde Rodolfo Valentino, esta vez en forma de Sci-fi y Romance (ambos tan populares).
Desde hace más de medio año nos han bombardeado con trailers de “Pasajeros”, filme que se sostiene con adelantos "falsos", cuyos promocionales te prometen un misterio del por qué dos pasajeros despiertan noventa años antes de su invención a un nuevo mundo, nos presentan a un encantador Chris Pratt cortejando a la enigmática Jennifer Lawrence, todo pinta bien hasta que caes en cuenta que la realidad es otra, ambos actores parecen dos gatos encerrados en una jaula pequeña, la química es nula.
La regla dice que si pasa algo sobresaliente en la cinta que se está comentando en los primeros treinta minutos no es spoiler, aún así quedan advertidos, aunque dudamos que la vayan a ver una vez que se enteren de esto.
En camino a su nuevo hogar, un planeta que parece está a 130 años de distancia de la tierra, una lluvia de asteroides hacen mágicamente que la invención de Jim Preston quede interrumpida por un mal funcionamiento técnico y a 90 años de distancia de su objetivo. Jim ha aceptado su destino (morir vagabundeando en la nave, su nuevo hogar) esto hasta que el robot cantinero le dice a nuestro protagonista que “disfrute la vida que le queda”, así que él decide hacer un sinfín de locuras por un año ininterrumpido hasta que se da cuenta que morirá solo y sin una mujer que lo acompañe en esta situación, pero Jim es un hombre de armas tomar y decide despertar a otra pasajera para su placer (emocional y carnal), ahí es donde entra Aurora (Jennifer Lawrence).
Analicemos esto, la sociedad moderna ha categorizado que es aceptable el síndrome de Estocolmo, corromper a alguien a un punto de que hagan lo que su captor quiera, pero..¡hey! es Chris Platt y Jennifer Lawrence ellos venden boletos, no importa el mensaje que mandemos, esto agregado de una subtrama floja -por llamarla de alguna forma- donde el peor enemigo que tienen (además de ser ellos mismos) es una lluvia de asteroides.
El elenco es extraño, además de la pareja, está un cantinero robot encarnado por Michael Sheen y tenemos a Laurence Fishburne por unos cortos minutos , a un Andy García que encarna al Capitán, este último tiene dos diálogos en todo la cinta, el único acierto de toda la producción.
Pasajeros no merecen su atención amable lector. Es una película hecha exclusivamente para vender boletos de forma cínica y sobre todo torpe. Aléjate de inmediato de las salas que la exhiban.