Gesto de sable pájaro, ademán de orgullo cuando con los días contados finges, te creces, injurias con la voz que va derecha.<br>Fugaces cortesías de los mares se disputan tu honor y cierto género de noticias o silencios muy elocuentes, espías del recuerdo las estrellas evocadoras, oleajes de postrimerías, bendiciones, cuando bajo la advocación del holandés te desposas con el aparejo y el viento oficiante murmura sobre el podrido tálamo de lona mientras que la madera entona el réquiem.<br>

Blanca Andreu

• 30 médicos infectados en el IMSS de Tlalnepantla; 50 más en observación.

• 42 trabajadores (médicos, enfermeras, administrativos) del IMSS Cabo San Lucas fueron diagnosticados con COVID.

• Tres trabajadores del IMSS Monclova han fallecido por el virus. 

• Cuatro trabajadores del IMSS Cuernavaca infectados.

Podrá decir Zoé Robledo que la infección no inició dentro del hospital en Tlalnepantla o darse el lujo de desdecir un reportaje al respecto, pero es irrefutable un hecho: el número de doctores infectados de esa adscripción aumenta. También el del personal administrativo y médico en otras instalaciones del IMSS. La declaratoria del director general del instituto también fue refutada en las redes sociales por diversos galenos y enfermeras que laboran en distintos hospitales de la dependencia.

Aun antes de la llegada del COVID-19 se sabía del abandono del sistema de salud en nuestro país. No, no empezó en la actual administración, pero los problemas se hicieron más agudos. El desabasto de medicinas y el despido de doctores/doctoras y enfermeras/enfermeros capaces han sido una bofetada a quienes han hecho de su servicio la razón de vivir.

Del 2018 al 2019, las quejas de los derechohabientes del IMSS se dispararon en más de un 50% (particularmente relativas a el desabasto de medicinas y a un considerable incremento en los tiempos de espera para ver a algún especialista).

Pero no solo han sido quejas en relación al IMSS. A partir de la desaparición del Seguro Popular, y teniendo como sustituto el INSABI, lo que ya se consideraba una situación desesperada se tornó en un verdadero desastre. Así, mientras el sistema de salud en México pasaba por una crisis real, el azote del coronavirus inició su recorrer en el mundo. Aunque López Gatell y su tocayo de apellido nos dijeron que no nos preocupáramos y que estaban tomando providencias desde enero, ahora sabemos que ello fue una mentira. Al momento no hay respiradores suficientes porque no se habían comprado y los que se han comprado ya fue al doble del precio de mercado. Obvio, una compra directa de 2,500 ventiladores a Baldemar Pérez Ríos, empresario ligado a un fraude en Estados Unidos y vinculado a un intento de defraudación a Pemex.

Las historias de terror continúan, también por medio de las redes, otra vez, doctores con nombre y apellido acusan de maquillaje de cifras para aparentar un menor número de infectados de COVID y muertos por la misma causa.

El sistema de salud está haciendo agua. Se están infectando profesionales de la medicina a un paso veloz por falta de material de protección para ellos. El colmo fue cuando el mismo López Gatell aceptó que México había vendido todo el equipo de protección a China y no se había quedado con un resguardo para nuestro personal médico. El equipo llegó de regreso de China apenas el martes en la noche y obviamente se tuvo que pagar por este un precio mayor al que se vendió.

El gobierno federal mintió a los ciudadanos en general, a los derechohabientes y personal del IMSS en particular, al decir que estábamos preparados para afrontar el coronavirus. Su mentira ha significado mandar al matadero a toda una generación de médicos, enfermeras y personal de salud pública en nuestro país. La mejor defensa contra el virus no solo fue desaprovechada por la 4T, además tampoco se le cuidó.

Eso sí, el anuncio con bombo y platillos del arribo de un contingente de médicos cubanos a México, cuando hay doctores mexicanos que podrían realizar esos trabajos. Nada se dice de que en Italia los regresaron por su desconocimiento de cómo tratar a los enfermos de COVID.

Como si todo lo anterior no fuese suficiente, en el informe diario del COVID dado ayer por López Gatell se conoció finalmente que el número de enfermos en México, resultado del modelo “Centinela” que usa la Secretaría de Salud, estima que la epidemia del coronavirus es ocho veces más grande a lo reportado. Esto es, algo así como 30 mil casos en el país. ¿Cuántas veces sugerimos en este mismo espacio hacer público dicho cálculo?

Una vez más la mentira ha quedado expuesta por la propia autoridad, misma que recurrió a ella para salvar cara. 

Si se hubiese informado antes, las personas se habrían cuidado más y tomado mayores precauciones. La negligencia por no informar, es también negligencia médica y debería ser penada como tal.

El desdén en ocultar información, el no estar preparados y mentir sobre ello, el deleznable modo de no proteger al personal médico administrativo de instancias gubernamentales, son la sumatoria de que estamos asistiendo al entierro del sistema de salud.

El réquiem son los acordes de la necedad y mentira por ocultar la verdad. El desabasto y la nula preparación para enfrentar el COVID, llevan sobre sus culpables hombros el ataúd del sistema de salud y de miles de mexicanos dentro de este. Miles de mexicanos que pierden así el derecho a la salud y con ello su vida.

El réquiem por el sistema y por miles de personas apenas inicia. El dolor por las pérdidas humanas que se fueron y las que vienen no es una cifra más; pudieron ser evitadas. Todo ello es inadmisible.