"Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro."<br>

Georges Clemenceau

Añado una posdata a mi artículo de hace una hora, “Manlio Fabio habló”, para recordar algo ocurrido en el 2016.

Viene al caso porque, en estos días, los partidarios del ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, han sembrado dos fakes news en la redes sociales:

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Que Videgaray está asesorando al actual canciller, Marcelo Ebrard, a organizar la agenda de la reunión AMLO/Trump en Washington.

Eso es absolutamente falso. Si Ebrard está teniendo éxito en el diseño de la cumbre se debe al buen trabajo y al oficio de nuestra embajadora en Estados Unidos, Martha Bárcena.

Que la suerte —inclusive de carácter penal— que correrá Videgaray en México, una vez que llegue a nuestro país Emilio Lozoya, será tema central de las conversaciones entre los presidentes Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador.

Falso también. La agenda solo contempla dialogar sobre el T-Mec, narcotráfico, inversiones energéticas en México y opciones para traer a territorio mexicano las cadenas de valor de las empresas de Estados Unidos que, por razones estratégicas para ambos países, ya no pueden ni deben permanecer en China. El tiempo que les quede libre (como diría la canción), Trump y AMLO lo dedicarán al beis, afición deportiva que ambos comparten.

El derrotado PRI por culpa de Videgaray

La estrepitosa derrota del PRI en 2018, a pesar de contar con un excelente candidato ciudadano —es decir, no formalmente priista—, José Antonio Meade, la escribió Luis Videgaray inmediatamente después de las elecciones de 2016. El gran perdedor, sobre todo porque el priismo no pudo conservar el gobierno de Veracruz, fue el entonces dirigente del partido tricolor, Manlio Fabio Beltrones. Y el gran ganador resultó el entonces joven maravilla de la política nacional, Ricardo Anaya, líder del PAN.

“¡Se acabó el mito Beltrones!”

Se comentó en su momento —una versión nunca desmentida—que antes de ir a un debate en Televisa, a Beltrones sus colaboradores le entregaron la grabación de una plática telefónica que alguien les filtró.

En la grabación, el en ese momento poderoso Videgaray felicitaba a Anaya por su victoria: “¡Se acabó el mito Beltrones!”, dijo el entonces secretario de Hacienda, y vicepresidente de facto, al más que satisfecho dirigente panista.

Fue tan duro el golpe para Manlio, que se desconcentró y, a pesar de su reconocida capacidad para debatir, fue arrasado por Anaya en TV nacional. Ya tenía Beltrones algunas pistas de que al PRI en las elecciones de 2016 se le había boicoteado desde Los Pinos, pero nunca imaginó una traición de ese tamaño.

Mal cálculo hizo Videgaray. Pensó que no pasaría nada si destruía a un rival interno que podía, en aquel tiempo, aspirar a la candidatura presidencial priista. Se equivocó.

Luis Videgaray —apoyado por Osorio Chong, quien era secretario de Gobernación— logró que el gobierno priista apoyara económicamente a varios candidatos a gobernador del PAN que venían de hacerle un servicio en el Senado (el famoso Pacto por México; los contactos con el panismo de LV eran Ricardo Anaya y su creador Gustavo Madero). También con el PAN, Videgaray logró el apoyo necesario para el primer gasolinazo, al que correspondió con el anuncio de llevar a ley general una jurisprudencia de la corte sobre matrimonio y adopción por personas del mismo sexo, lo que perjudicó al PRI, y además mantener en los gobiernos estatales a los aliados del grupo en el poder, los dos Duartes y Borge. Manlio había solicitado que dejaran sus cargos estos gobernadores que dañaban al priismo, y no se le hizo caso.

En ese contexto se dan las elecciones de 2016. Todo ello fue suficiente para que Beltrones le dijera a Peña que renunciaría al PRI porque, de lo contrario, ya no permitiría que sus funcionarios se metieran en las decisiones (venía la contienda para el Edomex). EPN contestó que no estaba de acuerdo y Manlio le mencionó que no lo llevaba a acuerdo. Era una decisión tomada.

Esa derrota a traición sufrida por Manlio, no puede haber la menor duda, terminó por destruir al PRI, que llegó a 2018 dividido y debilitado. El buen prestigio de Meade no pudo levantar a tal partido y AMLO y Morena se quedaron con todo.

Hoy, que Emilio Lozoya ha aceptado volver a México después de un arreglo con el fiscal Alejandro Gertz Manero, las apuestas van en el sentido de que dirá que si recibió dinero en forma indebida fue por órdenes, en primer lugar de Videgaray, y en segundo término de Peña Nieto.

Videgaray pagará de alguna manera aquel “¡se acabó el mito Beltrones!”. Y es que una acusación de ese tamaño, ni la buena relación que tuvo (¿tiene?) con Donald Trump y su yerno Jared Kushner podrá salvarlo.