Palabra de siete letras, de un significado enorme.
Bien se dice el respeto se gana, lamento que en la actualidad cada día se pierde más, lamento que con el paso del tiempo algo tan preciado como el respeto a la palabra dada sea una especie en extinción.
Cada día vemos mas abuso de padres a hijos, de hijos a padres, de alumnos a maestros, de padres a maestros, de autoridades a ciudadanos, de “hombres” a mujeres e incluso de mujeres a hombres, de ciudadanos a autoridades.
Si en el seno familiar esta palabra de siete letras, no la adaptamos y luchamos por preservarla y utilizarla, será muy probable que en nuestras relaciones a futuro no la manifestemos y mucho menos utilicemos, todo inicia en la familia sin duda y prosigue con lo aprendido en sociedad, algo tan importante como el respeto no debería estar perdiendo su significado al interior de nuestro mundo.
El respeto inicia para con nosotros mismos y de ahí parte a considerar a los demás, a reconocer la importancia de respetar su individualidad.
No puedes ser indiferente de los demás seres humanos, es esencial y urgente llevar a nuestros hijos por la vía del respeto; respeto al ser humano, respeto a los animales, respeto a la naturaleza, por la falta de estas siete palabras estamos destruyendo cuantas cosas buenas tenemos en la vida, creando conflictos donde no los hay o más bien dicho donde no se hubiesen creado de haber sido respetuosos.
No es coincidencia que cada día vemos mas desastres a nivel mundial, pérdidas de vidas humanas, animales en extinción por nuestra tremenda voracidad de destruir y de no respetar.
Respeto es la base del entendimiento entre los seres humanos y para con los demás sistemas que nos rodean, animales, naturaleza, universo.
Veamos, si en la familia no existe el respeto sucede que el niño o niña que ahí se crían al momento de crecer, se les hace fácil lastimar animales, lastimar a la naturaleza, y posteriormente dañar la autoestima de otros seres humanos, el tan afamado bullying por ejemplo, posteriormente en su adolescencia se les hace, aun mas fácil, no respetar las normas establecidas, y aclaro soy participe y fomento que cuestionen las normas, que todo lo cuestionen, sin embargo no de que el respeto se pierda o transgreda.
Se imaginan, respetar al vecino, respetar el no tirar basura en las calles, respetar arboles y animales, respetar las reglas para conducir y esto es mucho que decir ni siquiera las respetamos por seguridad propia o de los nuestros.
Pero insisto todo inicia en el hogar, con la familia, con la tolerancia y el respeto a lo establecido en nuestro núcleo principal de ahí se depara el destino de cada uno de nosotros, para la toma de decisiones y para contribuir en una forma positiva a nuestra comunidad, comunidad que nos remunerara con la misma contribución de respeto al entender que esto es cíclico.
Es urgente e inaplazable el inicio de programas para la familia, en las escuelas, incluso, en nuestros trabajos sobre el respeto a todo lo que nos rodea, nosotros como adultos dar ese paso para que nuestros hijos cambien, exigir a las autoridades que hagan lo propio y no solo sea un discurso más, existe la imperiosa necesidad de saber respetar y de exigir respeto, de no ser indiferentes, de actuar en forma positiva para el bien de nuestras generaciones futuras, por el bien de nuestra sociedad y el bien común hay que entender y estar consientes que cada día serán mayores los problemas que estaremos enfrentando por la falta de respeto y tolerancia.
Que pretendemos heredar a nuestros hijos, mas allá de dinero y posesiones, retomemos el camino del respeto, de la cultura, la educación, al final del día esto, esto será lo que determine un cambio positivo en nuestras relaciones humanas con nuestros semejantes y determinara el cuidado y respeto que demos a nuestro mundo, nuestra naturaleza, nuestros animales, si es necesario aplicar leyes y reglamentos para dar este primer paso e iniciar con un cambio hay que hacerlo, al final entenderemos, pero lo principal es que la razón lo asimile y nuestro actuar lo refleje.
“La bondad es el principio del tacto,
y el respeto por los otros es la primera
Condición para saber vivir.”
Henry F. Amiel.
(1821-1881)
Escritor Suizo.