El Gobierno del Distrito Federal, a través del Instituto de la Juventud de la Ciudad de México, encabezado por María Fernanda Cabrera, reconoció a las y los jóvenes que día con día realizan acciones que aportan positivamente a la comunidad capitalina.

En el marco del día internacional de la juventud, el 12 de agosto se entregaron los Premios Juventud de la Ciudad de México en una gala de frescura y ejecutividad realizada en el Teatro de la Ciudad ?Esperanza Iris?. Dentro de los premios, se reconocieron a las asociaciones civiles que han tenido una trayectoria admirable en la promoción de los derechos de los jóvenes, en donde se galardonó con la mención honorífica a organizaciones como Espolea, en materia de drogas y derechos sexuales; Clóset de Sor Juana en derechos de género; Cauce Ciudadano con promoción de paz y el Ateneo Nacional de la Juventud por su labor en promover, difundir y fortalecer los derechos humanos de jóvenes.

Sin embargo, el Ateneo no es una agrupación que pase desapercibida, pues combina la frescura de su composición generacional con los ideales intelectuales y revolucionarios del primer Ateneo de la Juventud. Vale la pena darle un vistazo breve a la historia:

El Ateneo de la Juventud mexicana fue una asociación civil que tenía como propósito erradicar la vieja forma de ver y pensar la cultura para entender como esencia la educación; buscaban un cambio en la política desde una perspectiva intelectual y creían en la transformación de México a través del fortalecimiento y difusión del conocimiento. En tiempos porfiristas, buscaron el desarrollo del país tomando como semillas de cambio a personajes grandes como Antonio Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Diego Rivera, por mencionar algunos.

Fueron jóvenes con apenas un número reducido de publicaciones de artículos científicos, periodísticos, poemas o ensayos que tomaron la batuta intelectual de un México y comenzaron a sembrar nuevos ideales en temas como la educación, las artes y lo más importante, la cultura y hasta la transformación política.

Con aquella idea, que aunque sea de hace ya algunos años, pareciera más vigente que nunca, un grupo de jóvenes inicia el proyecto que busca empoderar a más jóvenes, sin importar origen, sexo, preferencias ni militancias partidistas, en todos los ámbitos: cultural, político, económico y social.

El fundador y representante legal, José Luis Gallegos Quezada, recibió de manos del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, el reconocimiento por la labor que la Asociación Civil ha realizado a lo largo de sus cuatro años de existencia: desde el Proyecto de difusión Cultural, ?Filosofía a las Calles?, hasta el Observatorio de Derechos Juveniles de la Ciudad de México, cuya Segunda Edición está en vigencia y que, en coadyuvancia de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ha evaluado durante dos años consecutivos la legislación y políticas públicas implementadas en materia de Juventud.

Es así, que este día no sólo dejó con un buen sabor de boca a las autoridades del Gobierno del Distrito Federal, que por cierto, el día de hoy promulgaron la Ley de los Derechos de las Personas Jóvenes en la Ciudad de México, incorporando nuevos mecanismos para que las y los jóvenes exijan derechos sexuales y reproductivos, así como de participación juvenil; sino que se deja un precedente de esperanza y oportunidad para las juventudes, ya que gracias a este impulso, el Ateneo podrá sumar a más agentes de cambio en la lucha por los derechos juveniles y seguir rompiendo paradigmas, construyendo puentes y creciendo por el México que todas y todos queremos.

En el SEMILLERO DE IDEAS:

Don Federico Arreola habla en su columna de que los jóvenes a los que les interesa la política son <>, y de cierta manera, tiene razón. Los jóvenes que formaron parte del movimiento ?Yo soy 132? se han caracterizado por criticar, cuestionar y protestar ? a veces con causa, otras con una gran causa, y otras más, sin causa-. Sin embargo, difiero en que los candidatos con menor aceptación ante la raza joven ? como Manlio Fabio Beltrones - deban acercarse a este sector. Serían linchados. Debería más bien, abrir las puertas a los grupos de jóvenes que buscan generar un cambio positivo y constructivo para el país desde la razón y no sólo desde la emoción, desde la propuesta más que de la protesta.

Y claro que los hay, el grupo del que hoy hablo es ejemplo de ello.