Pasada ya la etapa más intensa de la sucesión presidencial que llevó a Luis Donaldo Colosio a la candidatura del PRI a la presidencia de la República, decisión de la que el fallecido y talentoso Manuel Camacho Solís fue opositor hasta el final, incluso ya cuando estaba como comisionado para la paz en Chiapas, me hicieron llegar a la oficina que tenía yo en ese entonces en la calle de Río Lerma en la colonia Cuauhtémoc, un documento que supuestamente eran las memorias que estaba escribiendo el mencionado Manuel Camacho.
Colosio había sido asesinado en Lomas Taurinas, estaba en marcha la campaña de Ernesto Zedillo y Camacho había dejado el cargo de comisionado en medio de recriminaciones como aquella de que “los que fallaron, que se vayan”.
Las memorias consignaban hechos y nombres.
Yo conocía varios de esos hechos. Y como también conocía a la mayoría de los nombres mencionados, supuestamente, por Manuel Camacho en sus memorias, decidí cruzar con algunos de ellos la información que los involucraba.
Por las respuestas que obtuve mi impresión fue de que ese documento o lo estaba escribiendo efectivamente Manuel, o alguien de sus más cercanos colaboradores, que conocía al detalle tanto la agenda como los proyectos políticos del malogrado precandidato.
Hoy Colosio y Camacho están lamentablemente muertos y no hay, lógico, manera de que desmientan el contenido de ese documento.
Se lo llevé al siempre creativo e ingenioso de Luis Enrique Mercado, entonces director de El Economista, donde yo escribía la columna política diaria con el seudónimo de Alejo Garmendia, y con una reacción rápida Mercado me dijo: Mañana se publican.
¿Y quién las firma si eran una filtración y no un envío del presunto autor? Le cuestioné a Luis Enrique.
Y como siempre poseído de un olfato periodístico singular, muy parecido al que tiene Federico Arreola, Mercado reaccionó y su respuesta fue “son un material periodístico y las voy a firmar yo.”
Y así ocurrió y la publicación seriada de las memorias fue un éxito editorial de El Economista de Luis Enrique Mercado.
Hace unos días, como en aquellos tiempos de los inicios de los 90, me hicieron llegar un análisis FODA de fecha muy reciente, 27 de julio del presente año.
Metodológicamente el trabajo estaba bien realizado. Pero las lecturas políticas del resultado del documento eran para mí más interesantes que sus conclusiones.
Mis fuentes me dijeron que inicialmente había 10 nombres propuestos para analizar como precandidatos del PRI a la presidencia de la república para competir en las elecciones del 2018.
- Luis Videgaray.
- Miguel Ángel Osorio Chong.
- José Antonio Meade.
- José Narro.
- Aurelio Nuño.
- Enrique de la Madrid.
- José Calzada.
- Ivonne Ortega.
- Manlio Fabio Beltrones.
- Eruviel Ávila.
Y que al FODA final llegaron solamente cuatro después de haber pasado el riguroso filtro de Los Pinos:
- José Antonio Meade.
- José Narro.
- Aurelio Nuño.
- Enrique de la Madrid.
Llevé el documento a Federico Arreola, y con su irrenunciable y certero instinto periodístico, me dijo que la primera lectura política importante que contenía el documento era dar a conocer la lista de quienes supuestamente ya no están en la competencia interna del PRI por la candidatura. Y que eso es lo que debía claro en una columna. Columna que de inmediato decidió escribir él mismo.
La columna se publicó y hasta el momento de escribir estas notas, a unas horas de que el PRI inicie su XXII Asamblea Nacional, sigue causando reacciones de muy diversa naturaleza.
Al parecer los excluidos, a pesar de que Federico apuntó en su columna que la lista podría cambiar de acuerdo a la dinámica tan peculiar de la sucesión presidencial en México, se empezaron a mover.
Quieren llegar a la presidencia del PRI en sustitución de Enrique Ochoa que saldría después de la Asamblea, hecho que yo considero muy improbable, excluidos como José Calzada, Eruviel Ávila o Miguel Ángel Osorio.
Luis Videgaray es el único que abiertamente ha dicho que él se descarta como precandidato.
Beltrones ya fue presidente del comité nacional del PRI y su mira está puesta en la próxima legislatura.
Las posibilidades de Eruviel, quien dice a todo el que quiera escucharlo que él ni se encarta ni se descarta, así como las de Ivonne Ortega son tan difusas como confusas, igual para ser dirigentes de su partido o candidatos presidenciales.
La segunda lectura política del FODA que observó Arreola y la que suscribo totalmente, es que la decisión la tomará Peña Nieto dándose el mayor plazo que le sea posible.
Y en ese escenario, pasados los días y los meses que lo curan todo, los resultados de la Asamblea dejarán de ser factor para definir al candidato presidencial del PRI y Peña se afianzará como el único factor de decisión dentro de su partido.
En resumen, por lo que se infiere del FODA comentado por Federico Arreola, hasta la fecha no hay nada para nadie y el candidato presidencial del PRI estará a la vista hasta noviembre o diciembre del presente año, si es que no se prolonga hasta las primeras semanas de enero del 2018.
Así que todos tranquilos ya que todavía no ha pronunciado las palabras mayores el único que dentro del PRI puede decretarlas.