Derechos de autor de vacunas contra el Covid-19

La señora Merkel está condenando a la aniquilación a millones de personas pobres, en su obcecación por defender los “derechos de autor”.

Quién sabe por qué Angela Merkel, canciller de Alemania por un partido de derecha, se convirtió en un referente para la progresía mexicana.

Quizás porque sus corazones “woke” laten más a la derecha que a la izquierda y en realidad son unos conservadores disfrazados en piel de oveja.

Sin embargo, otro de sus “referentes” para criticar un día sí y otro también a AMLO y a la 4T se cae, al unirse a personajes nefandos como Bill Gates en su negativa de liberar las patentes de las vacunas contra el Covid-19.

En forma inhumana y contraria a la de personajes entrañables como el Doctor Jonas Salk, quien descubrió la vacuna contra la polio y la regaló a la humanidad sin exigir patentes, Merkel y su gobierno apoyan a las corporaciones por encima de los seres humanos.

En la década de los cincuenta, respecto al tema de las patentes, Salk señaló “La gente (es la dueña), diría yo. No hay patente”.

Sin embargo, la derechista Merkel -cuyo país, pese a ser “rico” y “desarrollado” ha fracasado en contener la pandemia-, señala que el plan de Joe Biden para liberar las patentes causaría “complicaciones severas” para la producción de las vacunas, lo cual es falso.

La India, uno de los países más severamente afectados por la pandemia y uno de los principales impulsores de la liberación de las patentes, es la principal potencia para la manufactura de las vacunas, gracias a su Serum Institute. Muy seguramente otros países serían capaces de hacer lo mismo, teniendo a la disposición patentes e insumos para salvar decenas o cientos de millones de vidas humanas que están en juego.

La verdadera motivación de Merkel puede entenderse con el desplome en el precio de las acciones de empresas “Big Pharma” como BioNTech, Moderna y otras. El dinero es lo que les importa, no las vidas, no la humanidad.

Es duro, pero tiene que decirse: en caso de continuar obstaculizando la liberación de las patentes ante a Organización Mundial de Comercio y otras instancias, Merkel y su gobierno serán responsables de un genocidio que podría rivalizar con el cometido por la propia Alemania Fascista hace 8 décadas.