El equilibrio de poderes no se demuestra con fotografías y mensajes ex profeso, sino con hechos y con apego a la constitucionalidad y legalidad.

Pero los políticos lo entienden al revés (con sus excepciones). Y, al parecer, ni aquellos de la “Cuarta Transformación” escapan de la praxis heredada del priismo, a la cual también fue fiel en PAN. ¿O sí escapan?

Ayer, el titular del Poder Ejecutivo, o sea el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con los líderes de ambas cámaras del Congreso de la Unión, depositario del Poder Legislativo: El senador Ricardo Monreal Ávila y el diputado federal Mario Delgado.

¿El objetivo? Para analizar las reformas avaladas hasta el momento y las pendientes de próxima aprobación. En este tenor, el mandatario dijo: “Con respeto a la independencia de poderes estamos trabajando de manera coordinada por el bien del pueblo y de la nación”.

Mmm…pero cuando se ven imágenes donde aparece el Presidente de México flanqueado por los líderes de Legislativo, queda la duda sobre si realmente existe la citada independencia. Aunque lo de menos es una foto; lo demás es la actuación en sus ámbitos de competencia.

De hecho, en el sistema mexicano predomina el presidencialismo. Sin embargo, en la Constitución Política General se diseñó una colaboración de poderes y contra pesos entre los mismos, precisamente para evitar que uno se supedite al otro.

Incluso, el artículo 49 establece con toda claridad que: “El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. (Y) no podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo…” (Hay salvedades pero únicamente en casos extraordinarios previstos en la misma Carta Magna).

Y, ojo, Supremo Poder no equivale a Presidente de la República; éste solo es depositario de la parte correspondiente al Ejecutivo.

En fin, en hora buena que el Ejecutivo y el Legislativo vengan trabajando de esa “manera coordinada” a la cual hizo referencia AMLO.

¿Queda claro? ¿O se presta a interpretaciones distintas?

Por ejemplo, como ocurría en antaño, que en realidad se trate del trabajo del Legislativo supeditado al presidente López Obrador, independientemente de la debida colaboración para reformar y aprobar leyes necesarias para hacer posible un Proyecto de Nación.

Que en la izquierda suceda lo mismo de las épocas priistas y panistas, cuando los líderes de los órganos de gobierno de ambas cámaras del Congreso de la Unión asistían a las reuniones solo para decir: “Sí señor Presidente, como usted diga señor Presidente, no faltaba más señor Presidente, su palabra es una orden señor Presidente”.

No se atrevían a contradecir al mandatario en lo mínimo aun cuando las reformas o leyes propuestas por éste fuesen equivocadas, riesgosas o contrarias al bien general.

Imagínense a Ricardo Monreal y a Mario Delgado asumiendo tal actitud sumisa, con la cabeza gacha y solo atinando a decir: “Sí señor Presidente”. Ups. ¡Ni Dios lo permita! ¿O ya lo permitió?

Y como en política la forma es fondo. ¿Por qué la reunión se llevó a cabo en el despacho presidencial del Palacio Nacional y no en la sede del Poder Legislativo?

Así ocurría en los tiempos de hegemonía priista, cuando el mandatario citaba al respectivo líder del Senado y de la Cámara de Diputados Federal para darles “línea” sobre reformas y leyes. El Legislativo era tratado como una dependencia más del Ejecutivo, y los legisladores como empleados de éste.

Y obedecían sin chistar porque siempre estaban pensando en el próximo cargo de elección popular, partidista o en la administración pública, o por lo menos cuidaban la curul o el escaño y hasta el pellejo. ¿Pasará lo mismo con Monreal y Delgado?

Ya ven que el nombre de Mario suena para la dirigencia nacional de Morena como la alternativa de la actual presidenta si acaso ella no participa en el proceso electivo interno.

En cuanto a Ricardo, seguramente querrá mantenerse como líder de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República para de ahí saltar a la candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.

Retomando el tema: En la citada reunión, según el comunicado publicado en el sitio web de AMLO, “el presidente expuso” lo siguiente:

“Que las próximas reformas se harán para garantizar el derecho del pueblo a la salud; legislar el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado e instaurar la austeridad republicana; impedir la existencia y proliferación de empresas fantasmas; evitar la condonación de impuestos a grandes contribuyentes; erradicar la expedición de facturas falsas utilizadas para la evasión fiscal, así como retirar el fuero al presidente en funciones. Asimismo, la revocación de mandato es uno de los pendientes en materia legislativa.”

Mmm…¿se harán? ¿Esta frase imperativa es la forma de redactar del equipo de prensa o así lo dijo expresamente el mandatario? No le hagan el flaco favor proyectando haber dado “línea” a Mario Delgado y a Ricardo Monreal, amén del compromiso de ambos como parte de un Proyecto de Nación y como militantes de Morena.

¿ALINEAR AL PODER JUDICIAL?

En ese comunicado, se resalta el siguiente párrafo: “Comentó que el Poder Judicial, ‘está queriendo legislar y no está respetando lo que establece con claridad la Constitución. Los legisladores van a tener que revisar este asunto. Hay que respetar la Constitución y hay que bajar los sueldos de los de arriba para aumentar los sueldos de los de abajo’”.

¿Quién comentó? Se supone que el presidente López Obrador.

Como sea, tales palabras encierran un mensaje para el Poder Judicial, de riesgo para sus facultades. ¿Prevén alguna reforma para acotarlas? ¿O qué se quiso de decir? ¿Qué los legisladores platicarán con todos los integrantes de dicho Poder?

¿Hay el propósito de alinear al Poder Judicial a cómo de lugar? Y si el mensaje fuese hacia la Suprema Corte de Justicia de la Nación, imagínense cuando es el único órgano encargado del control constitucional.