Con la pena, pero AMLO no entiende de pandemias. Hace dos días, con un manojo de estados en semáforo rojo, el Presidente se puso melancólico: habló de su legado cuando deje la Presidencia, de que se ira con la satisfacción del deber cumplido, de las nuevas generaciones que tomarán la antorcha de su relevo. ¡Patrañas!

Queremos no un mandatario nostálgico, sino un ejecutivo que tome las riendas del potro desbocado, que negocie recursos para la urgente reactivación económica, que subsidie a los pequeños comercios.

Empresas y comercios en quiebra 

No hay legado que valga en medio del cataclismo comercial; miles de restaurantes, estéticas, talleres, salones de fiesta en quiebra, empleados arrojados a la calle, la inseguridad a la alza y el miedo generalizado al futuro.

Se supone que las mañaneras servirían como medio de comunicación oficial. De contacto sin intermediaciones con la gente. Ese era su sentido ante crisis pandémicas de magnitudes inconcebibles. Pero las mañaneras son en la práctica la sustitución vulgar de políticas públicas: no son fuente de convergencia sino ring de boxeo; plazuela de pugnas y vertedero de apodos, riñas y coscorrones. Son las apariciones matutinas de un alcalde de pueblo, no de un mandatario.

Ya se sabe que la comunicación política es deslinde y escándalo, show mediático; así son las cosas en la vida real. Pero uno esperaría un viraje radical de la actitud presidencial ante retos descomunales como el que nos agobia. Gobernar es ser flexible, dar un quiebre, innovar sobre la marcha, afrontar los cisnes negros, no montarse en su macho.

Eso no lo sabe hacer AMLO y por lo visto es la línea oficial para todos los candidatos de Morena (militantes o externos), que busquen ser gobernadores en los 15 estados en disputa el próximo 6 de junio. 

En los discursos de estos suspirantes, el Covid-19 es un problema de salud, no de crisis para las pequeñas empresas y comercios. ¡Que se salven solos!, parece decir AMLO. 

Total, los dueños de changarros quebrados podrán recibir un pequeño apoyo del gobierno si son jóvenes o son gente de la tercera edad. 

Esta indiferencia cruel e insensible le estallará al gobierno tarde o temprano entre las manos.

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