Lo logrado esta noche en el MGM  Grand Arena de Las Vegas por “Juanma” Márquez es una verdadera hazaña deportiva. Un nocaut fulminante, a escasos segundos de finalizar el sexto round, puso a dormir al filipino “Manny” Pacquiao en el cuarto de sus ya legendarios enfrentamientos boxísticos, asegurando para el mexicano un lugar en la historia del boxeo mundial.

Sin embargo, la dedicatoria que Márquez hizo de su triunfo al presidente Enrique Peña Nieto abarata la extraordinaria victoria del mexicano, convirtiéndola en automático en un vulgar acto propagandístico del PRI (solo faltaron las matracas y el confeti).

Márquez jamás ha ocultado su condición de priísta. Empero, sus grandes cualidades como boxeador y atleta únicamente son superadas por su mal tacto y lambisconería hacia todo lo que tenga que ver con el PRI.

Pocos aficionados se tragaron de buena gana esta acción de “Juanma”. Basta darse una vuelta en este momento por las redes sociales para darse cuenta de lo que los ciudadanos opinan de su “desinteresada” dedicatoria.

Juan Manuel Márquez ha asegurado ya su futuro como parte de la maquinaria corrupta del PRI-gobierno, problemas económicos no lo tendrá con las bolsas millonarias que bien se ha merecido, pero ha renunciado irremediablemente a ese lugar especial e histórico que se ganan los deportistas que como Alí o Cruyff, jamás se doblaron ni lambisconearon con los poderosos.

Lástima.