Cuando los medios de comunicación de Monterrey iniciaron su campaña de odio contra Diego Cocca, comenzó la gran crisis de Tigres. El entrenador argentino fue nombrado seleccionador nacional y no se esperaron ni un segundo para iniciar una operación mediática contra él, argumentando que habían traicionado a Tigres, que era un personaje non grato en Monterrey e incluso amenazando que no volviera a la ciudad porque la pasaría mal.
Campaña que afectó a las mentes directivas de Tigres. No aguantaron la presión, se dejaron llevar por los medios de comunicación locales, de los que no se debe ser Sherlock Holmes para darse cuenta que no existe objetividad cuando se trata de hablar y analizar a los equipos de la ciudad.
Ese odio que sembraron llevó a los directivos a despedir a Diego Cocca, cuando el primer plan era que fuera a la Selección Mexicana y siguiera dirigiendo durante este torneo Clausura 2023, ya que el tricolor solamente tendría tres partidos en ese periodo. Y claro, con tiempo poder elegir al sucesor y llevar a casa a un entrenador de prestigio y calidad probada. Pero no, no fue así. Influenciados por los medios, lo echaron, cuando ya había un acuerdo que sería de otra forma, porque por más que digan lo contrario en Monterrey, la directiva de Tigres sí sabía que Rodrigo Ares de Parga y Jaime Ordiales habían hablado con Diego Cocca y que era una seria opción para ser entrenador nacional.
Precipitados fueron por Marco Antonio Ruíz, el menos culpable de todo esto, porque simplemente era el que estaba a la mano. No pudieron encontrar a nadie más y ahí inició la debacle universitaria.
Directivos de Pachuca, Tigres y Toluca sabían que, si su entrenador sería el elegido, podría dirigir el torneo y meterse de lleno con la Selección en junio, ya acabado el Clausura 2023. Avisados y consensuados, por eso el capricho y berrinche de los medios agresivos de Monterrey contra Cocca, dio al traste a todo el plan.
Les ha salido el tiro por la culata.