“Sí yo hiciera mi mundo todo sería un disparate. Porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería y lo que no podría ser sí sería. ¿Entiendes?”

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Así como si nada, López Obrador anunció ayer que consideró ‘comprar’ el 51% de Citigroup México para que fuera un banco mixto (público/privado), pero que desistió porque “ya no le daría tiempo de consolidarlo”. No se sabe si su comentario tenía intención de cucar (como él dice), iba en serio o expresó un simple deseo. Tal vez esto último, y acercarse así a su alter ego, José López Portillo, quien hace 40 años (1º de septiembre de 1982) expropió la banca.

La diferencia es que hoy, dadas las circunstancias, eso sería mucho más difícil. Para empezar, no todos los bancos son nacionales como en ese entonces.

Hoy, más allá de los deseos del inquilino de Palacio, debemos recordar lo siguiente: quien decide la venta es Citi y las instituciones gubernamentales de Estados Unidos, pues se trata de un banco estadounidense que venderá 70% de sus negocios en nuestro país.

Pero bueno, aunque suene a disparate, con la 4T lo más inverosímil siempre se pinta posible... Hoy en día —en principio—, AMLO no podría expropiar CitiBanamex para, entre otras cosas, seguir financiando caprichos como son Dos Bocas, Tren Maya, AIFA, CFE, etcétera, pero sí puede meter mucho ruido en una operación que ni siquiera ha comenzado y que no se sabe cuando eche a andar. Y aunque López Obrador dijo facilitará se lleve a cabo la venta de Banamex, “porque ayuda al país”, hay que recordar que el juez septuagésimo primero de lo civil en la Ciudad de México ordenó suspender el proceso de venta hasta que no se resuelva un juicio por el caso de Oceanografía. Va para largo.

En fin, solo decir que qué bueno que a la administración ya no le dio tiempo, pues quién sabe en qué nuevo Fobaproa hubiera terminado esta compra. Particularmente si se toma como base (el propio presidente lo hizo) la operación del Banco del Bienestar que impulsa este régimen. Proyecto del que ni siquiera se han logrado construir, como se prometió, las mini sucursales bancarias en toda la república.

El BdelB registra, además, el mayor nivel de morosidad de entre las instancias existentes de la Banca de Desarrollo. De hecho, esa situación de mayor grado de insolvencia podría obligar al gobierno de la 4T a activar formas de enfrentar la cartera vencida en cualquier momento. En otras palabras, generar una especie de rescate financiero en un intento de inyectarle liquidez a la institución. Dadas las características del Banco del Bienestar, aún no puede evaluarse su rentabilidad. Los expertos consideran necesario generar un convenio con 7,280 corresponsables bancarios, tiendas de conveniencia o una red que le permita una buena cobertura geográfica sin invertir en más sucursales propias.

Desafortunadamente, al comparar el Banco del Bienestar con otros bancos, los resultados son malos. Al cierre del 2021, la captación de los bancos comerciales creció un 4.3% respecto al 2020. La captación del Bienestar disminuyó un 5.6%, esto es, captó menos en el 2021, pues la gente que recibe ahí los apoyos gubernamentales no está ahorrando.

Por lo que respecta a la cartera vencida, en plena pandemia en los bancos comerciales esa aumentó a 2.3% en 2020 y a finales de 2021 regresó al 2% prepandémico. En el Banco del Bienestar, la cartera vencida se duplicó de un 15% (principios 2020) a un 35.5% en diciembre de 2021. En el caso de los créditos al consumo (otro esquema instaurado por este gobierno federal), la cartera vencida llega al 99%. Sí, leyó usted bien.

Esto es muy importante, si los acreedores no cumplen a tiempo con el pago de sus créditos y los procesos de cobranza no son ágiles, el banco tendrá muchas pérdidas. Dependerá del gobierno dejarlo “quebrar” o rescatarlo. Ahora imagínense lo que hubiese sido si la 4T tuviera bajo su control el 51% de CitiBanamex.

Sí, lo anterior viene a cuento porque, si el ejecutivo federal hubiese seguido ese ejemplo para Banamex, el Fobaproa que aún pagamos palidecería ante un “nuevo” Fobaproa.

En todo caso, es nuestro deber como analistas preguntarnos: ¿en qué está pensando AMLO cuando propone que el Estado absorba las funciones de asegurador y banquero?

La historia nacional ha demostrado que el gobierno como dueño de bancos es una pésima propuesta. Sería la crónica de un quiebre anunciado y harto conocido. Con una mala política de créditos, aun el mejor banco del mundo está destinado a la quiebra.

La sombra de la expropiación bancaria, si bien seguro emocionaría a no pocos lopezobradoristas trasnochados, pondría al país ante la posibilidad de un nuevo riesgo sistémico. Por ello me pregunto: ¿cuál era la intención del presidente AMLO de mencionar la posible compra?