Muchos sabrán que “Don Goyo”, como suelen llamarle cariñosamente al volcán Popocatépetl, desde el sábado pasado sufrió de una fuerte “indigestión” que lo hizo exhalar ceniza y material incandescente; por supuesto, puso de cabeza a la aviación del país.

Durante ya bastante tiempo he registrado y documentado el malestar de los pasajeros que exigen el cumplimiento de sus boletos de avión; Aeroméxico es la línea que más problemas presenta; aunque no lo parezca, la respuesta no tiene que ver con que Aeroméxico tiene un mayor número de operaciones, pero hay un hecho innegable: la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es un hervidero de gente muy molesta por el tema de las cancelaciones y demoras.

Entiendo perfectamente, no es nada agradable que demoren, o peor aún, que cancelen vuelos, pero en esta ocasión estamos enfrentando un fenómeno de la naturaleza, impredecible e incontrolable.

La actividad de un volcán, es solo uno de los muchos fenómenos naturales que afectan a la aviación; están las tormentas, huracanes, terremotos, y en este caso, la caída de ceniza volcánica. Platicando con algunos amigos pilotos -que saben mucho más de tema- me comentan lo trágico que puede ser volar con ceniza, y hasta me compartieron fotografías de motores de aviones que habían sido expuestos a ceniza volcánica, y quedaron totalmente inservibles.

Es sumamente complicado que un pasajero molesto, irritable y frustrado logre comprender que aunque el AICM anunció la reanudación de las operaciones a las 10:00 de la mañana del sábado 20 de mayo, todavía al día de hoy sigan las consecuencias de un evento natural sobre el que no se tiene control alguno.

Tuve la oportunidad de ver algunos videos que usuarios compartieron el mismo sábado, registrando su estancia en la T2, para “comprobar” que ya pasaban de las 10:00 de la mañana y que solo estaban aterrizando aviones, pero no despegando. Dicho pasajero cuestionaba esta acción, y llegó a la conclusión (según su propia narración) que se debía a que no hay un protocolo para este tipo de incidentes.

Al igual que en muchas comunidades y gremios, los colegas suelen compartir memes para pasar el rato, y los de la industria aeronáutica no se hicieron esperar; más tardó en despegar un avión de Cargolux (aerolínea de carga luxemburguesa con más de 85 oficinas en unos 50 países) que en lo que el meme ya estaba circulando en redes sociales, con comentarios como:

“y cuando aterrice va a tener los motores agrietados”, “esa aeronave va a quedar fuera de servicio”, “el primer valiente de la mañana”, “ahí te encargo los motores”, “literal, piensan que volar es como andar en bici”, “nos limpió la 05D”, “el Capitán de la vieja escuela, pelo en pecho, lomo plateado, sin miedo al éxito”, “fue el que limpio la pista”. Y es que los motores del avión no “desplazan” la ceniza, sino que la absorben.

Volar con ceniza volcánica es un peligro, y sí existe un protocolo para esos casos: detener todo hasta que no haya cenizas en el ambiente, y entonces sea segura la operación, porque la ceniza tiene la particularidad de “acabar con la vida útil” de los motores, por lo que un avión sería vulnerable y pudiera sufrir un accidente. No debemos olvidar que la aviación es el transporte de pasajeros más seguro en el mundo.

Ahora, desde el sábado que el AICM cerró operaciones, y posteriormente el AIFA también, las demoras y por ende las cancelaciones no se hicieron esperar. Más tarde, y ante una presión mediática muy fuerte, las autoridades aeroportuarias salieron a decir que se reanudaban las operaciones con normalidad a las 10:00, y esto la mayoría de los pasajeros lo entiende como “ya pueden tomar sus vuelos”, de la manera que tenían programada… pero no es así.

Dentro de la industria, tras un evento de estas dimensiones las aerolíneas tienen que “recuperar la demora”, y buscar la manera de minimizar las cancelaciones, para que no tengan un impacto negativo en sus finanzas. No importa la línea aérea por la que se pretende viajar; incluso independientemente de la tarifa que se haya pagado, cuando los vuelos se demoran o cancelan por fenómenos meteorológicos, las líneas aéreas no tienen responsabilidad con el pasajero.

Suena cruel, sí, pero esto no solo sucede en México, ni tampoco pasa solo con las aerolíneas nacionales; esto es un principio que se aplica en la aviación mundial. Una aerolínea no es responsable de factores externos, como son los ocasionados por fenómenos meteorológicos, naturales, e incluso en caso de una revuelta social. Los que no me crean, lean las letras chiquitas de su boleto.

¿Cómo se recupera la demora? En redes sociales he visto que muchos pasajeros quedan estupefactos: “pero si salió el vuelo de la otra compañía aérea, ¿por qué el mío no?”; existe una explicación: la operación no es sencilla y debe contemplar y coordinar diferentes factores, como el personal que va a operar la aeronave; y es que si los trabajadores ya venían de otro servicio (algo totalmente normal y recurrente) con una demora lo más probable es que “se le venza la jornada” (rebasar el número de horas de vuelo permitido por la ley), y entonces habrá que reprogramar a otra tripulación, y créanme, los trabajadores “no se dan en los árboles, ni se encuentra debajo de las piedras”; las compañías aéreas tienen un cierto número de tripulantes disponibles durante el mes, y deben contemplarse casos fortuitos como las incapacidades; porque un tripulante no dice “me voy a enfermar el domingo”; también existen incapacidades fuera de base, es decir, mientras se está de pernocta, ya sea por enfermedades o accidentes.

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Una ocasión, una tripulación completa de Mexicana de Aviación se accidentó en la carretera de Morelia mientras iban rumbo al hotel de pernocta; con todo este tipo de variables tiene que jugar el área de operaciones de las aerolíneas. Muchos me preguntan ¿por qué está siendo Aeroméxico la más afectada? Todo se reduce a “seguridad”; hemos visto las protestas de tripulantes y trabajadores de líneas de bajo costo, como Volaris, ya que ni a su sindicato (el STIA) ni a la empresa les importa sobreexplotar a su personal; no solo es la violación a la ley, sino que además ponen en riesgo la seguridad de la operación del vuelo.

En cambio Aeroméxico tiene que lidiar con dos sindicatos democráticos que defienden a sus trabajadores, y exigen que se cumpla lo establecido en el Contrato Colectivo de Trabajo. Por lo tanto le es más complicado recuperar la demora, pues mientras en Volaris mandan a la tripulación a que saque el vuelo con la jornada vencida, Aeroméxico no lo puede hacer, aunque quisiera.

No solo se trata de una defensa irracional de un texto legal, al final lo que importa es la seguridad del pasajero. Yo comentaba en mis redes sociales que más vale llegar vivo al destino, que no llegar, y en eso se basa la gran diferencia de por qué Aeroméxico se está “tardando tanto” en recuperar las demoras y cancelaciones, en comparación con sus competidores.

Este tipo de eventos no son exclusivos en el país. Como si se hubieran puesto de acuerdo, el volcán Etna, en Italia, hizo de las suyas el domingo 21 de mayo, provocando el cierre del aeropuerto de Catania.

Ya en abril del 2010 la erupción de un volcán en Islandia puso de cabeza a Europa, al grado de que fue necesario afectar entre 5 y 6 mil vuelos, además de que se tuvieron que cerrar espacios aéreos europeos por dicho fenómeno natural: España, Francia, Bélgica, Alemania, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Reino Unido y Suecia.

Ahora imaginen a nuestro país, que está ubicado dentro del cinturón de fuego con cerca de 12 volcanes activos; el más conocido, el Popocatépetl, pero también tenemos el Volcán de Colima, Tres Vírgenes en Baja California, el Nevado de Toluca, el Citlaltépetl o Pico de Orizaba, Bárcena en Colima, el Chichón en Chiapas o el Paricutín en Michoacán, por mencionar algunos de los que están “activos”.

En aviación lo que debe primar es la seguridad aérea. Y no lo digo yo, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en conjunto con el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), la Organización de servicios de navegación aérea civil (CANSO), la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA), el Consejo Coordinador Internacional de Asociaciones de Industrias Aeroespaciales (ICCAIA), la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA) y la Federación Internacional de Asociaciones de Controladores de Tránsito Aéreo (IFATCA) publicaron el documento titulado “La seguridad de vuelo y las cenizas volcánicas Organización de Aviación Civil Internacional. Gestión de riesgos de las operaciones de vuelo en que se sabe o se pronostica que habrá contaminación por cenizas volcánicas”.

La OACI tiene la finalidad de que la aviación sea cada vez más segura, por eso constantemente han implementado mejoras tanto al monitoreo de cenizas volcánicas como a los procedimientos que las aerolíneas, aeropuertos y autoridades aéreas deben acatar.

Si les interesa conocer más a profundidad el tema, les comparto la liga al PDF “EL IMPACTO DE LA ACTIVIDAD VOLCÁNICA EN LA AVIACIÓN, SISTEMA DE AVISO Y ALERTA DE CENIZA VOLCÁNICA PARA LA AVIACIÓN”, de Guillermo Vega Gowrzong, especialista de la Oficina Regional de Meteorología Aeronáutica (NACC) de la OACI; es una presentación que hizo los días 15 y16 de agosto de 2013, en la Ciudad de México.

Y para terminar, a los usuarios de la industria aeronáutica les comparto “derechos de los Pasajeros y Políticas de Compensación de Aerolíneas” emitido por la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), y que desglosa, a qué tienen derecho los usuarios según las políticas de cada línea aérea: