“¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”.

Mario Moreno “Cantinflas”

The Economist, una de las publicaciones más serias a nivel mundial, publicó este fin de semana que AMLO es un remedo de Cantinflas. Sí, de aquel gran actor que, para decir algo, tenía que dar maromas tipo 4T, aunque en su caso eran divertidas y muchas veces dejaban alguna enseñanza.

El medio inglés señala que la consulta sobre juzgar o no a los expresidentes es “una parodia del Estado de Derecho”, además de que la pregunta es una cantinflesca forma de no decir nada a pesar de que contenga muchas palabras. Creo que tiene toda la razón.

Me parece, además, —y habría que aceptarlo— Cantinflas tenía más cultura y gracia que Andrés Manuel.

Mario Moreno logró hacer de su forma de hablar un verbo que logró entrar por mérito propio en todos los diccionarios de habla castellana. La definición del verbo “cantinflear” es el hablar de forma disparatada e incongruente o sin decir nada. También puede significar actuar de esta manera, por lo que se entiende la comparación realizada por la revista londinense.

Pero mientras AMLO presume saber mucho de historia y demostrar lo contrario, el cómico sacó una pequeña serie de libros de biografías para niños, los cuales acercaban de forma rápida y divertida a que los más pequeños tuvieran una idea de la vida de muchos personajes históricos. La documentación para dicha publicación siempre recayó en estudiosos del tema y la forma de presentarlo en pedagogos especializados.

Cantinflas ganó con su participación en la película “80 días alrededor del mundo” un globo de oro, como mejor actor de comedia o musical. AMLO ni siquiera por visitar cada fonda del país en sus habituales recorridos, merece una mención gastronómica.

Andrés Manuel presume que ganó en 2006 y en 2018, y armó borlote cuando no le dieron el triunfo en el primero de los por su parte, Cantinflas ganó muchas elecciones y nunca repeló porque no le validaran sus votos.

La forma en que definió la democracia es seguida casi al pie de la letra por la familia de AMLO:

“Democracia según la lengua española traducida al castellano, quiere decir demo, como quien dice Dimo y Dimo con qué nos quedamos”.

Lo mismo aplica cuando se reparten los negocios del gobierno, ya sea con la familia o que más del 80% de las adjudicaciones gubernamentales se hacen de forma directa. Siguen la máxima cantinflesca: “Y como decía Napoleón: el que parte y reparte, le toca su Bona-parte”.

La familia también cumple con la máxima: “si se necesita un sacrificio, renuncio a mi parte y agarro la suya”. De hecho, la han modernizado, pues sacrifican a todos menos los sobres con dinero...

En la mañanera pone en práctica esta frase: “El que esté libre de pecado que arroje la primera teja, ¿era teja? No, no, no… bueno, pero de todas formas descalabra.” López Obrador logra minar y erosionar a todos a los que les tira.

También reivindica lo de “O actuamos como caballeros, o como lo que somos”. Cada vez que dice “no quiero exponer la investidura presidencial”, actúa como muchas cosas, menos como caballero o presidente.

La frase de “abrazos no balazos”, tiene su origen en: “yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, ustedes aman, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sin realidad”. Lo mismo sucede con la versión 4T, ojalá fuese realidad pero todos sabemos que los criminales responden al verdadero ejercicio de la ley y la fuerza del Estado, no a los abrazos propuestos.

Andrés Manuel toma un poco al revés la frase de “El mundo debería reírse más, pero después de haber comido”. Pues en su caso, primero hace su show en la mañanera y después lo vemos desayunando en Palacio Nacional. Aunque eso sí, en realidad más que causar risa, ocasiona enojos y pena ajena.

Mientras Cantinflas tenía claro que: “a pesar de ser tan pollo, tengo más plumas que un gallo y sobre todo, tengo ganas de hacer justicia y darle al pueblo lo que el pueblo necesita” (y por eso nunca fue político y solo cómico), Andrés Manuel se confundió con un ganso, se quedó dormido y sigue sin entender lo que es hacer justicia y tampoco lo que todo el pueblo de México necesita.

Cantinflas consideraba que “hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos”. AMLO tiene un momento que le sigue llenando de resentimiento, como si el tiempo se hubiera quedado estacionado.

La mañanera se ha convertido en un reflejo de “Estoy aquí porque no estoy en ninguna parte”, y esa ausencia de gobierno tristemente se percibe en todo el territorio nacional.

Donde sí desprecia al cómico es en aquello de guardar silencio pues poco se parece al “como dijo ese gran poeta que no dijo nada pues porque no le dieron tiempo”; de André Manuel ya conocemos sus largos monólogos que no llegan a nada.

Jamás escucharemos (ni veremos) a López Obrador o a alguien de la 4T aceptar una falta, un error.

Diametralmente opuesto a: “aquel que mete la pata y reconoce su falta, da prueba de su valor, reconociendo su falta”. Ni modo, nos quedaremos sin conocer el valor de López Obrador…

El famoso “yo tengo otros datos” abreva en dos frases cantinflescas únicas: “no estoy para que ustedes me digan, ni yo para decírselos” y en “¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”.

Cantinflas decía “los países subdesarrollados tienden a desarrollarse dentro de un desenrollamiento natural porque si no, nos enrollamos”. AMLO lo que procura es que nos enrollemos más en peleas vacuas, divisiones innecesarias y nunca desarrollando nuestro potencial.

Sobre la sentencia “la primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda es hacer feliz a los demás”, sin lugar a dudas sabemos que la primera parte la lleva a pie juntillas, la segunda con su eterna beligerancia en contra de todos y de nadie, hace lo contrario a lo recomendado por el histrión.

AMLO apoya “estamos en una era, en la que el hombre, científica y tecnológicamente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo”. El problema es que en lugar de tratar de llevar la moral a tamaños gigantes, logra llevar la ciencia y la tecnología en nuestro país no solo a tamaño pigmeo; vaya, procura desaparecerlas.

Cantinflas decía: “algo malo debe tener el trabajo, o los ricos ya lo habrían acaparado”, Andrés Manuel debe considerar que tiene todo de malo, pues solo lo vemos en la mañanera, macaneando, echando bravatas y comiendo.

Mientras más se acerque el 2024, los candidatos y las campañas, más se apropiará López Orador de la frase: “no sospecho de nadie, pero desconfío de todos”. Cierto, no solo él, ha ocurrido con todos los presidentes.

Cantinflas nos hizo reír, olvidarnos de nuestros problemas o burlarnos. Andrés Manuel nos consigue más problemas y se burla de los mismos. El artista nos hacía reír al cantinflear, el presidente nos hace sufrir en su diario cantinfleo. Porque aunque ambos cantinflean, uno era chistoso, el otro es hasta deplorable.

Tiene razón The Economist, Andrés Manuel cantinflea, y mientras se cumplan sus ocurrencias e ideotas, nos seguirá espetando “no que no, chato…”