Bien hace la presidenta Claudia Sheinbaum en no haber agendado aún visitas oficiales a Washington en estos momentos. Como muestra, un par de botones: las humillaciones a las que se vieron sometidos los “mandatarios” europeos en el marco del falso acuerdo de paz entre Palestina e Israel y el patético papel de Javier Milei en su visita de sumisión y entrega total a Washington.
Trump, parte dos, no se preocupa por guardar las mínimas formas de decoro ante los lacayos de “su” imperio. Por ejemplo, mientras se jactaba de sus logros en la reunión llevada a cabo en Egipto llamó al estrado al “líder” del Reino Unido (ni siquiera se molestó en nombrar al primer ministro Starmer, quién saltó cual perrito asustado para luego ser rechazado por Trump, quien le dio la espalda y lo ignoró.
En la misma secuencia de video, podemos observar cómo el primer ministro de Canadá se muestra feliz de ya no ser llamado “gobernador” y, posteriormente, hace mofa de la disminuida estatura política del impopular mandatario francés Emmanuel Macron.
En el frente americano las cosas no van mucho mejor para los lacayos, o más bien “socios estratégicos” de Estados Unidos. El caso de un Milei, tembloroso y tartamudo, entregándose y entregando los vastos recursos naturales de todos los argentinos a Trump es más que triste, es patético. Señalando que se sentía “honrado” de estar en el Salón Oval y refugiándose detrás de su folder azul como Linus con su frazada, Milei se deshizo en elogios a su padre putativo Trump, mismos que, como puede observarse en la transmisión oficial, ni siquiera fueron traducidos por los intérpretes.
Eso sí, Trump fue enfático: si Milei y su bodrio “libertario”, La Libertad Avanza, no obtienen un buen resultado en las elecciones de los próximos días, la tabla de salvavidas, un pavoroso “swap” de 40 mil millones de dólares, de acuerdo a lo propuesto por Scott Bessent, Secretario del Tesoro, podría no llegar para Milei y sus cómplices. La depauperización avanza en el país austral. Y las humillaciones también.