Bessie Braddock: “Winston, you are drunk, and what’s more you are disgustingly drunk.”

-Winston Churchill: “Bessie, my dear, you are ugly, and what’s more, you are disgustingly ugly. But tomorrow I shall be sober and you will still be disgustingly ugly.”

ANECDOTA BRITÁNICA (1946)

“Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso.”

DANIEL GOLEMAN

Ahora que está en boga la inteligencia artificial, sería bueno que pusiéramos primero a funcionar las que —se supone— son propias del ser humano. Valga de ejemplo el artículo del New York Times y el enojo de López Obrador.

Siguiendo la práctica internacional del periodismo, el diario pide al aludido su opinión, justificación o negación previa la publicación de un escrito. Y también da un tiempo para que el sujeto en cuestión responda. Bastó eso para que AMLO enfureciera y dijera que lo estaban amenazando.

La inteligencia cognitiva de su equipo (¿lo tiene?) brilló por su ausencia. A menos, claro está, que esto fuera la excusa perfecta para armar un escándalo de algo que no merecía ni siquiera una mención pública. No sería la primera vez…

Aquello de prestar atención, de aprender, de razonar y de tomar decisiones no existió. La inteligencia emocional tampoco.

‘El que se enoja pierde’ y eso ocurre con nuestro mandatario. Lo que sería una nota periodística más y sin mucho peso por parte del NYT, tomó gigantescas proporciones.

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En su encabritamiento, López Obrador reveló públicamente el número telefónico de Natalie Kitroeff, corresponsal del importante diario (el mismo “pasquín” que ayudó con el Washington Post a desenmascarar al presidente norteamericano Richard Nixon).

Luego, al otro día, en lugar de pedir una disculpa, AMLO permitió que su ira actuara con rienda suelta y dijo que violar la ley no había sido un error y que, si ella se sentía amenazada, cambiara de número telefónico. Perdió piso feo con aquello de que su autoridad moral es superior a la norma…

“Señor: su “humildad” se le cayó”; probablemente nunca la tuvo.

Su disgusto se incrementó cuando YouTube bajó su video de la mañanera del 22 de febrero, ese donde él divulgó el número celular de la mencionada reportera. Cual niño chiquito, pataleó. Dijo que la Estatua de la Libertad se ha convertido en un símbolo vacío y cuestionó el emporio que es esa red social/medio de comunicación.

Claro, como todo berrinche, este también fue selectivo. Olvidó puntualizar que el compartir información confidencial, como es un número de celular de una persona, VIOLA la normatividad de YouTube sobre acoso y bullying. El derecho a la privacidad y el derecho a la libertad de expresión —que son universales— fueron pisoteados por López Obrador.

Lejos está el amor que Andrés Manuel mostró por YouTube cuando esta plataforma lo premió —sí, lo premió— por llegar a un millón de suscriptores.

Injustificable falta de inteligencia emocional manifestada en el compartir información confidencial, como es el número celular de quien sea.

Y el que inició con el doxing (revelar públicamente y de forma intencional información personal) fue el primer mandatario mexicano. Toda una vergüenza internacional…

Como sucede cuando falta inteligencia cognitiva, una vez que López Obrador abrió la caja de Pandora (la era del doxing), los números celulares de candidatas y candidatos (de Claudia y Xóchitl, entre varios otros) y demás personalidades políticas comenzaron a inundar las redes (obviamente sin la previa autorización de sus propietarios).

Ya que el obradorismo presume de apertura, ¿qué les cuesta compartir sus números? ¡Ah!, cierto: les gusta compartir, siempre y cuando NO sea lo de ellos.

Así, entre el artículo del NYT, la decisión de YouTube, el doxing telefónico, la inteligencia emocional de Palacio ha brillado por su ausencia. Lo que es más, sobre su enojo con YouTube, a AMLO le faltó lo que se denomina autoconsciencia (entender lo que uno está sintiendo).

Ya había ocurrido muchas veces antes, pero Andrés Manuel hoy vuelve a mostrar su irritabilidad; una persona que le falta capacidad para ser empática. No se diga que no entiende de razones.

Cada vez que López Obrador no atiende a la inteligencia cognitiva, a la emotiva o ni siquiera a la instintiva, Xóchitl Gálvez muestra que ella sí las ejerce y se granjea simpatías.

El mejor ejemplo fue el amparo dado a Xóchitl para que asistiera a la mañanera. La nula empatía hacia cualquier miembro de la oposición hizo que en Presidencia le cerraran las puertas de Palacio y, con ello, sin querer le abrieron las de la candidatura presidencial.

Ante la ausencia de inteligencia cognitiva, emocional y mostrarse como monopolista del poder (¿o prefieren que ponga déspota?), AMLO impulsa a Xóchitl. Entre él más se encierra, ella más y más nuestra su lado amable y su sonrisa.

Y mientras Sheinbaum se queja de que compartieron su teléfono y de que solo le llegan mensajes de odio (¿pues qué ha sembrado?), pidiendo llamar a cuenta a los “culpables” (le informo: este es el que habita Palacio Nacional), Xóchitl se bota de risa, se congratula de que más mexicanos tienen su número y avisa que la línea está saturada, pero de apoyo. En otras palabras, da una cátedra de inteligencia de todo tipo, empezando por la emocional.

Desarma cualquier dejo de tirria hacia su persona. Ella misma señala: “mis kilos de más y mis dientes chuecos, que pueden arreglarse” (lo que hace recordar la anécdota citada como epígrafe de esta columna…).

Y sí, ella mañana —o cuando quiera— podrá arreglar sus dientes y sus kilos de más, pero quienes la critican no podrán arreglar su falta de inteligencia emocional o, de plano, ‘su mala leche’.

Un estadista requiere de empatía, de inteligencia natural; también de la cognitiva y emocional. Ser bribón y “listillo” no basta; y, bueno, ser un miserable sobra.

Giros de la Perinola

1.- Según López Obrador, YouTube está en decadencia. Falso. En 2023 creció en usuarios, en ingresos (7.7% arriba, obteniendo 32 mil millones de dólares de ganancias). Algo bastante superior a los ingresos proyectados de los próximos 10 años para el Tren Maya y del AIFA juntos. ¿Quién está —nació y morirá— en decadencia?

2.- Es una pena que otros en la 4t, poseyendo educación y amplia inteligencia cognitiva; prefieren sacrificarla y volverse los arrastrados, las calcas y los lambiscones de ligas mayores.