La situación lo exige. La característica más relevante de un gobierno legítimo, que se refleja en todos sus actos, es su gran proximidad con la población civil. Si nos referimos específicamente a lo que sucedió en algunas zonas del país, podemos afirmar que es parte de su misión, que el pueblo mexicano le confirió en las urnas, al atender sus necesidades y buscar soluciones para compensar o ayudar a encontrar alternativas. Así, después del vendaval que azotó puntos del país, observamos el nivel de solidaridad. En realidad, los daños han sido ya evaluados. Para que eso ocurriera, lo cual es de suma importancia, fue necesario revisar cada uno de los puntos que causaron daños graves, especialmente, en las áreas más vulnerables. Debido a la magnitud, repito, los gobiernos federales y estatales, que están trabajando en plena cooperación, han hecho un cálculo de las prioridades que necesitan ser atendidas con urgencia.
En primer lugar, por supuesto, cuidar a los cercanos de las personas afectadas. Claro, se les proporcionará toda la ayuda que necesiten, así como la distribución de alimentos y suministros médicos. Además, es muy importante que se utilicen apoyos directos para la reconstrucción de casas y caminos. Ciertamente, la presidenta de México se dirigió a las áreas más afectadas sin perder mucho tiempo. Eso es un buen indicio de ella, ya que está protegiendo la integridad de los ciudadanos por encima de cualquier postura política o ideológica. Claudia Sheinbaum, ciertamente, hizo lo mismo y abrió espacios para que la gente conociera en detalle los pormenores del desastre.
Y ciertamente, nos referimos a los posibles efectos que este fenómeno natural causó. En menos de dos días, en realidad, Sheinbaum visitó zonas donde se calculó que los daños fueron más graves de lo que podemos considerar como severos. La presidenta constitucional, en Puebla, particularmente en la Sierra Norte, recorrió el camino de las afectaciones. Se lograron medir elementos importantes y, por eso, dijo que nadie quedará desprotegido. Como es de vital importancia, no se escatima en tiempo para brindar la cobertura más amplia posible. Efectivamente, todo es relevante y, por lo tanto, los mecanismos de ayuda se están ampliando rápidamente para cumplir con el deber de solidaridad ante las situaciones que afectan.
Eso fue lo que ocurrió en Querétaro, así como en Veracruz y San Luis Potosí. La presidenta de México, al reunirse directamente con la ciudadanía, realiza una acción que tiene un valor humano importante. La hemos estado señalando desde hace días porque es, en última instancia, un asunto de competencia del gobierno, especialmente si se trata de la vida, el bien más sagrado que existe en el universo. Es cierto que hay situaciones que no tienen solución. Sin embargo, otras indican una larga lista de pérdidas humanas que, lamentablemente, ocurrieron debido a los mismos efectos frente a lo impredecible de los fenómenos naturales. Por eso la respuesta rápida. Como es sabido, es necesario habilitar albergues; también es esencial crear una estructura de liderazgo para coordinar brigadas de apoyo; y lo más importante, contar con todo lo que incluye un botiquín de primeros auxilios o, en su defecto, ocupación a tiempo completo que hemos verificado.
La ciudadanía, que trabaja conjuntamente con la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, ha salido a las calles porque la necesidad es urgente. Podemos observar a los ciudadanos llevando palas y cualquier otro instrumento que pueda ser esencial. A pesar del clima actual, hay un buen espíritu para que este episodio se detenga y se resuelva lo antes posible. Es, sin exagerar, un componente de la resistencia que siempre exhibimos frente a las catástrofes naturales que afectan al país. Hemos observado esa solidaridad en Guerrero. Los gobernadores, que conocen las consecuencias de transitar por entradas difíciles y vulnerables ante un desmoronamiento o una caída, siempre aparecen, liderando los contingentes. No obstante, ese momento nos desafía, principalmente aquellos aspectos que se han considerado urgentes y que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, exploró a pie el domingo pasado. Esa responsabilidad ética y social, sin duda, contribuye a crear una sociedad más equitativa y justa, pero principalmente empática. No sabemos lo que pueda suceder en un futuro debido a las condiciones climáticas adversas. Indudablemente, hemos observado que los instrumentos de prevención, que han sido necesarios, son efectivos para prevenir perjuicios graves, principalmente, mediante recursos informativos bien organizados desde las páginas oficiales para actuar lo más pronto posible.
Por lo tanto, la solidaridad, que también es parte intrínseca de la labor de monitoreo, ayuda y asistencia, es fundamental para abordar las circunstancias que afectan. Es evidente que estamos tomando medidas inmediatas frente a la acumulación de agua y los deslizamientos de tierra, lo cual nos llena de orgullo porque sabemos que tenemos el apoyo de las instituciones.
