La oposición, mermada ante las circunstancias, aún se opone a que los programas sociales no solamente sean un derecho constitucional, sino que se fortalezcan. Basta con escuchar algunas entrevistas que se realizan a personajes del conservadurismo que, de pronto, buscan cargar con ese liderazgo que no han encontrado todavía para ser un contrapeso de verdad. Lo peor de todo es que el PRIAN, pese a las derrotas que ha ido acarreando, juzga en lugar de reconocer que esa política de Estado, por mucho, ha hecho la enorme diferencia. Y no solo eso, honrar y cumplir las promesas de campaña, partiendo de las necesidades que aquejan, son también elementos que suman a favor. Si hay algo que trasciende en una administración, queda claro, es la labor que plasmas.

En los tiempos de la Cuarta Transformación, desde luego, la política de Estado se centra en varios rubros fundamentales que, a la par de su prioridad, genera una estructura de trabajo en temas como seguridad, educación, medio ambiente, desarrollo, campo, salud, ciencia y deporte, sin olvidarnos de los programas de asistencia que requieren del fortalecimiento a través de leyes y reformas constitucionales. Lo más importante de todo, esa es la expresión de la presidenta de México, es que eso continuará y, por ende, seguirá cerrando la brecha de la desigualdad. Todo esto, comparado con los tiempos del otrora todo poderoso PRI, marca un antes y un después. En lo que concierne a ello, queda claro, la esencia, al final de cuentas, es atender el llamado del pueblo.

La oposición, en torno a ello, se ha equivocado en la forma tan despectiva que ha propagado su narrativa. Del “a trabajar huevones”, de Vicente Fox, al voto en contra de los programas sociales, nos damos cuenta del grado de pensamiento tan ruin que tiene el conservadurismo. Por eso mucho tiene que ver el resultado que aconteció hace más de un año. La propia Xóchitl Gálvez, que muchas veces quiso recomponer los tropiezos que tuvo al esgrimir esa misma lingüística de segregación, terminó cobrando factura en las urnas. Conscientes de que eso les costó perder terreno, van que vuelan para ser aplastados en las elecciones intermedias del 2027. No han asumido todavía el clamor de la sociedad. Verán como Morena les arrebata enclaves importantes como Querétaro, Aguascalientes y Chihuahua.

Al respecto, la oposición sigue sin hacer nada para remediar los males que los aquejan. Lo que proponen es muy poco comparado con los cambios sustanciales que vive el país en la actualidad. No hay punto de comparación: la Cuarta Transformación ha forjado un camino de hechos y realidades tangibles. Quienes son responsables de llevar progreso y prosperidad, sin duda, están asumiendo el papel que les toca con autoridad. Si hay algo que distingue es, desde luego, los programas y las acciones que han aterrizado. Una de las grandes virtudes, que fue herencia de López Obrador, fue maniobrar un esquema de ayuda para los ad de vida. Es eso: la derecha repudia todo aquello que tenga que ver con asistencia, principalmente a los pobres, de quienes tanto se aprovecharon cuando quedaron al descubierto los grandes desfalcos, la corrupción y la opulencia.

Seguramente, es muy probable que sí, la derecha ha quedado atónita ante la impotencia de ver cómo nuestro país avanza para cerrar la brecha de la desigualdad. Hoy, de acuerdo con datos del INEGI, más de 13 millones de mexicanos han salido de la pobreza extrema. Y sí, aunque resulte incómodo para el PRIAN, la cuarta transformación está cumpliendo a la gente. Hay obra e infraestructura, pero también proyectos de educación, salud y seguridad. Se acabó aquella palabrería y discursos banales. Hoy se actúa en consecuencia. Poner por encima de cualquier interés a todos los sectores que tienen muchas necesidades, habla de la enorme sensibilidad y empatía del gobierno de Claudia Sheinbaum.

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La cobertura de los programas sociales, por supuesto, permite que la sociedad se alimente mejor y, por ende, tenga acceso a cosas que son fundamentales para el óptimo desarrollo, máxime si estás frente algún reto. Y sí, la cuarta transformación ha puesto de manifiesto que primero son los pobres. En efecto, el gobierno de Claudia Sheinbaum está saldando una gran deuda que existía para esos sectores de la población civil, sobre todo por el grado de segregación que padecieron con el PRIAN. Seguramente eso, como muchas otras cosas más, tiene paralizada y convulsionada a la oposición. De hecho, al darse a conocer los pormenores de las cifras que divulgó el INEGI, que son estupendas, son un balde de agua fría para el conservadurismo que, por cierto, se ha ido a desahogar al programa de Atypical, sin darse cuenta de que eso, de forma rápida, los hunde más en la mediocridad.

Notas finales

Frente a las calumnias y la ignominia, toda nuestra solidaridad con Beatriz Gutiérrez Müller, doctora destacada y académica sobresaliente en distintas materias. Ella, como en su momento lo vivió en carne propia el mismo Andrés Manuel López Obrador, ha sido blanco de la infamia y la calumnia de los grupos conservadores que, ante la enorme crisis que viven, han inventado cosas como la que circuló en España. Aunque, independientemente de la maquinación, el pueblo de México le ha refrendado el cariño y el respaldo. Ellos, como nosotros, reconocemos su labor en la investigación y la docencia. De hecho, vale la pena revisar cada una de las palabras de aliento. Una de ella, desde luego, la del Dr. Giuseppe Lo Brutto, Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades ‘Alfonso Vélez Pliego’ (ICSyH) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).