Lo niego todo

Aquellos polvos y estos lodos

Lo niego todo

Incluso la verdad

Joaquín Sabina

Que viva la paz en medio de tanto desmadre.

Y es que no podemos negar que en días tan truculentos que hemos vivido los mexicanos con el descabezadero que significa el final del juicio a Genaro García Luna, hablar de unidad y de cordialidad entre dos personajes representativos de la política actual nos pareció un oasis en el desierto.

Me refiero, obvio está, a la reunión que tuvieron ayer Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX y el senador morenista Ricardo Monreal, encuentro definido por ellos mismos como “cordial” y de “unidad”.

Tras dicha reunión, Sheinbaum Pardo, con la cautela y discreción que le caracteriza, evitó dar grandes explicaciones y solo dijo a través de su cuenta de Twitter:

“Con el senador Ricardo Monreal coincidimos en la importancia de la unidad en nuestro movimiento. Gracias, @RicardoMonrealA por la visita. El interés primordial siempre será la transformación de la vida pública de México”.

Claudia Sheinbaum

Monreal, grandilocuente como suele ser, dio más detalles. Dijo primero en su cuenta de Twitter apuntó:

“Una reunión amigable, la que sostuvimos hoy con la jefa de Gobierno @claudiashein. La cortesía política, la diplomacia y las buenas formas son acciones que siempre debemos privilegiar”.

Ricardo Monreal

Después de postear también un video en la misma red social, donde se les ve caminando juntos a los dos “corcholatos” por los pasillos del Palacio de Gobierno de la CDMX, Monreal, quien por cierto dice no ser “corcholata” sino un “aspirante más”, habló con los medios de comunicación y dio más detalles del encuentro,diciendo que se pusieron de acuerdo en temas como la próxima encuesta donde se sabrá quién es el candidato de Morena para la presidencia de la República.

Da lo mismo de lo que hayan hablado. Lo que me parece interesante fue lo oportuno del encuentro.

En tiempos donde la política ha dejado de ser estática, anquilosada y hasta aburrida, pues la esfera del poder se concentraba en un solo personaje y un solo partido, los diferentes actores de la política nos tienen a todos (al menos a los medianamente pensantes e informados), pegados en el celular o en el ordenador atentos a lo que diga el uno o el otro.

Las semanas previas al encuentro de ambos morenistas estuvimos atentos al juicio que se llevaba en el país vecino a un personaje clave: Genaro García Luna, y por supuesto, a lo que los testigos de este caso fueran a declarar.

Las apuestas y los encontrones estaban a la orden del día, que si sería absuelto, que si era culpable, que si se llevaría a uno o a otro entre las patas.Cualquier dato nos tenía a los cibernautas y a los opinadores de café al filo de la silla, pues la caída de ese hombre pondría a temblar a muchos otrora encumbrados e intocables.

Por ello, mientras los panistas hacían berrinche, les temblaban las quijadas o de plano emprendían la “graciosa huida” para salvar su esqueleto, dos morenistas hablan de unidad, de reconciliación, de proyectos. Menuda diferencia, pues.

Los ojos del mundo y los opinadores serios no deben ser ciegos al mensaje contundente que se dio con ese encuentro.

Los panistas, hablo en específico de personajes claves y de antaño poderosos, están en la tónica de negar su asistencia a la “fiesta”, aunque tengan los calzones llenos de confeti.

Antes retratarse con el acusado era un honor, García Luna era “amiguis” de todos, pues tenía un poder incalculable, seductor, irremediablemente atractivo para aquellos que babean ante sumas inmorales de dinero.

Pero como dice el dicho: “En la cárcel y en la enfermedad, se conoce a los verdaderos amigos”. A García Luna lo niegan sus cercanos y de aquí “pa’l real” lo seguirán haciendo, pues con este personaje brotó la pus hasta de las alcantarillas y va a salpicar sobre todo a aquellos que estúpidamente defendieron una guerra contra el narco que, como ha quedado en evidencia, fue una sanguinaria pantomima que enlutó innecesariamente a nuestro país.

Los culpables deben caer, el primero ya está tras las rejas. Esperemos.

Por cierto...

El encuentro entre Monreal y la doctora Sheinbaum fue un ejemplo de civilidad y de unión, no se puede negar.

Algunos “comentólogos” aseguran que fue de dientes para afuera, que Monreal se quiso “colgar” de la popularidad de Claudia para ganar unos puntitos en su muy lejana carrera.

Quizá fue así y quizá no.

Lo cierto es que el tufo a putrefacción no sale en estos momentos del partido guinda: la pestilencia tiene un color azul y será en ese partido donde tendrán que esconder la cabeza como avestruz o dar la cara y pagar el daño que se le hizo al país.

Sin embargo, sabemos de sobra que la oposición (hoy más que nunca derrotada) es cobarde y muy hábil para repartir culpas.

Las opciones para el probable electorado están ahí, a la vista. Usted será el que decidirá de qué lado quiere estar.