Vi por ahí esta frase: “Hoy es un mal día para ser Chairo”, y reflexionando en ello, no me queda duda que encierra bastante sentido. De hecho, me temo que ya hace varios meses que vienen padeciendo ese paradigma aunque evidentemente se agudizó desde el domingo 1 de agosto cuando los votantes decidieron no hacerse presentes en las mesas receptoras que se instalaron para la tan anunciada consulta ciudadana, derivando en un severo fracaso, que ciertamente ya se esperaba porque desde hace tiempo que Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación han venido perdiendo adeptos a raudales, algo así como 23 millones, para ser exactos.

¿Qué significa la palabra “chairo”?

Como lo registra el Diccionario del español de México (DEM), de El Colegio de México, “chairo” es una persona que defiende causas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, pero a la que se atribuye falta de compromiso verdadero con lo que dice defender. Y luego entonces refiere que se llama así a los simpatizantes de López Obrador, podemos deducir que efectivamente no lo deben estar pasando muy bien.

Primero, porque les vendieron la idea de que había que salir a votar el 1 de agosto con el fin de que se hiciese justicia y se encarcelara a cinco ex presidentes de México “por rateros, por corruptos, y por todo el daño que hicieron al país”.

Pero después, les cambiaron la pregunta que vendría en la boleta para quedar de la siguiente manera:

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.

Sin embargo, les dijeron que no había problema, que esa pregunta todavía seguía inquiriendo si querían que se encarcelara a los ex presidentes corruptos, y entonces los chairos la defendieron con uñas y dientes porque si tachaban de alguna forma el “sí” en la boleta, estarían aniquilando la impunidad campeante y entonces habría finalmente justicia en nuestro país al encerrar tras las rejas a los malos presidentes.

¿Un capricho de AMLO?

En las discusiones en redes sociales les reiteraron una y otra vez lo que dicta el artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual establece que si la votación en una consulta es igual o superior al 40% del padrón electoral, será vinculante únicamente para los poderes Ejecutivo y Legislativo, en ningún caso para el poder Judicial, por lo que dicha consulta era solo una farsa mandada a hacer al INE por capricho del presidente.

Pero no hubo poder humano que lograra cambiarles el chip de lo que ya habían dado por cierto. Y entonces promovieron por todas las vías a su alcance la mentada consulta, criticando incluso de malos patriotas a quienes advertían que no serían artífices del circo que ya se montaba.

Llegó el domingo 1 de agosto y los ciudadanos no mostraron interés alguno por salir a votar.

Las mesas receptoras que se instalaron por todo el país lucieron solas, a pesar de los llamados chairos avisando que acabaría pronto la jornada y cerrarían las mesas de votación no encontraron eco.

La consulta fracasó, así comenzó a correr la información en los diversas plataformas digitales y medios de comunicación la tarde-noche del domingo.

Solo un 7 por ciento (6 millones 474,708) se hizo presente en las urnas. De los 93 millones de mexicanos registrados en el padrón del INE, más de 86 millones rechazaron participar en la polémica consulta. Un mal día para ser chairo.

Ya entrada la noche, encontraron al INE culpable, “su culpable” (porque había que tener uno), y decidieron que el Instituto era el responsable por sabotaje, lo acusaron de “esconder las casillas, de cambiarlas (decían que no eran las mismas que el 6 de junio), de no instalar mesas especiales (la queja de la esposa del presidente Beatriz Gutiérrez Müller), entre otras “maldades” para impedir el éxito de la consulta.

El propio consejero Ciro Murayama, -vía Twitter- contestó así a uno de los más férreos críticos.

“Es incorrecta la información que maneja Villamil. Se cambiaron de ubicación sólo 145 de 57 mil 070 mesas instaladas por el @INEMexico en la #ConsultaPopular

Se está confundiendo con el lugar de las casillas del 6 de junio.

Ahora sí que no a la infodemia”.

“Un mal día para ser chairo”, porque aparecieron por lo menos un par de videos en los que se observa a los funcionarios de casilla “embarazando urnas”, y ante la evidencia poco pudieron argumentar cuando les recriminaron que eran iguales a lo que criticaban del pasado.

“Un mal día para ser chairo”, porque después de haber dado la pelea antes, durante y después de la consulta, de haber admitido que se fracasó y haber arremetido contra el INE por ello, al día siguiente, la mañana del lunes, AMLO declaró que la consulta había sido un éxito.

El propio presidente admitió en pocas palabras, que no era necesaria la consulta al señalar que con los resultados:

“No descartan la posibilidad de que haya juicios, la autoridad tiene en todo momento el derecho de actuar cuando se trata de asuntos judiciales siempre y cuando haya pruebas y elementos, esto queda abierto, la consulta más que nada era para iniciar procesos, siempre y cuando se lograra que fuese con una participación del 40% y de esa manera vinculatoria, pero de todas maneras es importante”, aseguró. “Un mal día para ser chairo”.

El intento del presidente por legitimar su discurso nos costó más de 528 millones de pesos en una consulta en la que la pregunta no correspondía con lo que se pretendía preguntar, y que a la postre el mismo Andrés Manuel admitió no era necesaria para iniciar juicios siempre y cuando haya pruebas.

Fueron pocos los ciudadanos que interpretaron este ejercicio como un paso adelante para la democracia y en ese sentido acudieron a votar; los soñadores, que esperan contar a sus hijos y nietos que participaron en la primera consulta ciudadana que se organizó en el país, pensando en que era un hecho histórico, y muy seguramente lo habría sido si no se hubiese usado con fines propagandísticos, o como un capricho para validar la retórica del actual régimen.

La consulta popular es un ejercicio de democracia directa; valioso cuando se usa en favor de los ciudadanos como se aplica en otras latitudes, en donde tiene un peso específico por ser una herramienta de poder ciudadano, no como se ha pretendido utilizar en nuestro país.

“Un mal día para ser chairo”, porque este 1 de agosto ganó la democracia; el INE; los ciudadanos; y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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@salvadorcosio1