A principios del siglo XIX, Humboldt advertía sobre una riqueza desaprovechada en la Nueva España, atrapada en una lógica centralista y extractiva. Hoy, esa riqueza se expresa en cifras:

En 2024, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos, con exportaciones a ese país por más de $505,850 millones de USD, un aumento del 6.4 % respecto al año anterior. Estados Unidos le vendió a México $334 000 millones de USD, resultando en un superávit mexicano récord de $171,800 millones de dólares.

-El comercio bilateral alcanzó $839,900 millones, la cifra más alta que Estados Unidos ha registrado con un solo país.

Estas cifras no solo reflejan interdependencia, también exigen una visión avanzada: no basta exportar, hay que formar talento preparado para producir bajo el esquema del T-MEC y aprovechar al máximo el nearshoring. Es ahí donde entra la propuesta de gobierno del partido en construcción México Republicano:

1. Modelo educativo técnico vinculado a la industria T-MEC, con formación dual (empresas y escuelas) en sectores como electrónica, automotriz, semiconductores y agroindustria.

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2. Paso previo legal al empleo en Estados Unidos vía visa TN (visa de trabajo temporal que permite a ciudadanos no americanos, trabajar en profesiones y actividades específicas), como sucede con Canadá. Profesionales técnicos y especialistas mexicanos podrían trabajar hasta tres años renovables sin lidiar con el H‑1B o trámites migratorios complejos. Así, fomentamos la movilidad profesional, la transferencia de habilidades y los ingresos por remesas.

3. Programa de trabajo legal en EE.UU., inspirado en el modelo TN, que se amplía con certificaciones conjuntas y una ruta clara hacia la aplicación presencial/virtual en empresas norteamericanas. Esto fortalece la mano de obra y estrecha lazos productivos.

Este plan estratégico, contenido en el programa de gobierno de México Republicano, rompe con el ciclo debilitador del centralismo borbónico y su continuación oligárquica por varias razones:

- Descentraliza la capacitación: en lugar de concentrar becas y recursos en una Ciudad de México, se promueven y financian hubs educativos en zonas fronterizas de alta producción y del Bajío, alineados con clusters industriales.

- Otorga crédito educativo vinculado al trabajo, donde el beneficio no depende del burocratismo público, sino del retorno profesional en empresas integradas al T-MEC.

- Fomenta una clase media técnica emergente, propietaria de su conocimiento, con acceso real al empleo formal en EE.UU., reduciendo la presión migratoria irregular y fortaleciendo el tejido doméstico.

Este enfoque refuerza la ruptura con el modelo oligárquico nacional, y consolida una república auténtica: división efectiva de poderes (sector privado y ciudadanía no subordinados al clamor burocrático), propiedad ciudadana del talento, y un ejercicio de la soberanía fundado en la integración productiva, no en la retórica centralista.

Con estas cifras y programas concretos, el programa de gobierno de México Republicano deja de ser sueño para convertirse en un ejercicio estratégico de soberanía: activa, productiva y en transformación real.