Para que la oposición entienda, queda claro, no estamos en el pasado. El PAN y el PRI, que han salido a los medios a calumniar a la presidenta, mienten porque no han logrado su cometido de ser un contrapeso competitivo. Es mucho más compleja su situación, de credibilidad ante la gente, que hacen hasta lo imposible por atraer la atención de la ciudadanía. Ellos mismos, que si están condenados y señalados por la ignominia de sus gobiernos neoliberales, ahora viven la cruda realidad que los aqueja. Siguen refugiándose en situaciones o desgracias de las cuales quieren abanderar para sacarle provecho a su favor. Toda la falsa narrativa, las noticias maquinadas y las decisiones de participar en protestas, son solo una simulación de la derecha, que tiene un apetito inmenso por ver a la presidenta caer.

Pero alterando el orden público, ni destruyendo inmuebles y monumentos históricos lo lograrán. Se ve que, detrás de ello, hay grupos que son contratados para tratar de irrumpir con toda la fuerza y provocar daños. Apreciamos las propias imágenes, de tránsito de la marcha, que jóvenes, desde el anonimato, destruían banquetas, rompían vidrios y se organizaban con artefactos para reaccionar violentamente. Lo vimos en la propia Ciudad de México. Muchos de ellos, que han sido puestos a disposición de jueces por su actuación agresiva, están enfrentando cargos. Eso no es, hay que aclarar, la concepción de una dictadura ni del comunismo, como quieren hacernos creer espacios como Televisión Azteca, o los propios conductores que son afines a Ricardo Salinas Pliego. Sabemos que la oposición cuenta con el apoyo de estos medios de información para tratar de desviar la atención.

Podrán decir lo que quieran; sin embargo, la inmensa mayoría de la población sabe la verdad. El gobierno de la República, de Claudia Sheinbaum, siempre ha actuado con prudencia y respeto a la libre manifestación. Todo lo que sea acorde a la civilidad, desde luego, debe ser respetado en el marco de la ley. Con la mayor evidencia, en efecto, vimos que la marcha, de plano, se desvirtuó porque se infiltraron grupos que tenían una consigna clara: destruir el patrimonio y los inmuebles históricos. No son exageraciones. Las propias imágenes dan cuenta del tránsito de las personas que, a su paso, utilizaban marros y herramientas que hacen posible destruir. Todo eso no puede ser avalado por la oposición bajo el pretexto de la libre expresión. Por eso la mala noticia para ellos, pese a los esfuerzos, es que la mayoría de la ciudadanía no les ha hecho caso.

Me imagino que Sheinbaum muere, literalmente, de ganas por salir a las calles a mostrar músculo. Algo así como una respuesta, que podemos calificar como legítima, pues el pueblo, que apoya incondicionalmente a la presidenta, ha demostrado su capacidad de organización y convocatoria, eso sí, con civilidad en cualquier espacio público donde lo ha realizado. Una expresión colectiva, de la naturaleza que provocó AMLO en su momento, le vendría bien a la mandataria, sobre todo para demostrar que seguirá pugnando porque la justicia social, más allá del tema de partidos, esté en igualdad de condiciones. De hecho, en circunstancias semejantes lo realizó Andrés Manuel López Obrador, cuando la derecha se lanzó con la supuesta Marea rosa, que no fue otra cosa que la oposición personificando las causas ajenas.

Como pudimos ver el pasado sábado, son los mismos personajes del PAN y PRI, pero también del finado PRD. La oposición, tras bambalinas, es la que ha movido todas esas expresiones de México Libre, la Marea rosa y la Generación Z, que son una minoría de jóvenes, que terminaron por quejarse de que les invadieron su espacio de libre manifestación. Los verdaderos actores que están al frente de estas protestas, en definitiva, son líderes del PRIAN. Ellos, desde el anonimato, se hacen pasar por transeúntes y se inmiscuyen en actos vandálicos. De hecho, son muy ingenuos los de la oposición, sobre todo porque desnudan sus propias acciones con jóvenes que se prestan para eso, básicamente esos actores visibles del PAN, que cargan encomiendas juveniles. No pasaron desapercibidos. Con total descaro, a propósito de ello, se hicieron pasar por apartidistas para salir a la calle a intentar provocar eco. Muchos de ellos, inclusive, no tienen ni idea de lo manipulables que son.

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Y la presidenta, erguida, responde con la mayor civilidad. No caerá en provocaciones. De hecho, nunca lo ha hecho. Es una postura clara, desde Palacio Nacional, lo que Claudia Sheinbaum ratificó de que jamás habrá represión. Es verdad, hay contención y respuesta a las agresiones. Eso, desde luego, está en un marco del Estado de derecho. La ley es clara. Por eso la oposición está molesta. Y con un contrapeso prácticamente desconocido e inexistente, el pueblo de México sigue volcado en la imagen de la jefa de Estado.

Muchas encuestadoras, que han salido a medir el respaldo de Claudia en medio de una ola de simulación de la derecha, constataron que, de norte a sur, la presidenta sigue arrasando en simpatías. Más del 73% de la población, en su inmensa mayoría, muestra su afecto y cariño al proyecto de la Cuarta Transformación. No hay manera de desestabilizar ni conspirar contra el gobierno. Hoy, como nunca, vemos un presupuesto completo para aterrizar obra e infraestructura, lo mismo que programas de educación, salud y bienestar. Hay, de igual forma, garantías de seguridad para que los inversionistas vengan a nuestro país a instalar empresas de innovación y tecnología. La gente se alegra de eso porque es, ni más ni menos, un auténtico mandato popular.

A propósito de ello, hace unos días se vivió uno de los puentes más largos. La ciudadanía aprovechó para comprar productos en el buen fin. Otros, de plano, optaron por salir a pasear en familia. De mayor a menor, queda claro, Guerrero sigue acaparando la atención como el principal epicentro turístico. Su belleza inigualable y sus playas hermosas, en efecto, alcanzaron cifras sustanciales que fueron conocidas a nivel nacional. Acapulco, por ejemplo, alcanzó una ocupación general del 91.7%, seguido por Taxco de Alarcón, la ciudad platera, con un 93.7%; mientras que el binomio de playa Ixtapa Zihuatanejo reportó un 93.5% y La Unión, el secreto mejor guardado del Pacífico mexicano, obtuvo un 81.1 por ciento. Todo esto, en definitiva, es producto de la confianza que se ha generado por las condiciones de pacificación que Sheinbaum ha mantenido con estrategias sociales y programas que, entre muchos aspectos más, han reconstruido el tejido social.

El pueblo de México está con la presidenta. Ese patrón colectivo, en cuanto ella lo convoque, se volcará a las principales ciudades a mostrar capacidad y fuerza. Este si es, con pruebas, un movimiento legítimo como la 4T.