En una nota firmada por Marck Hernández a las 5 de la mañana con 11 minutos de este miércoles 13 de marzo de 2024, el diario El Informador de Guadalajara –que es el medio de comunicación más importante de Jalisco– informó que el periodista Jaime Barrera fue rescatado con vida tras un operativo realizado por la Guardia Nacional.

El Informador cita un mensaje de la hija del periodista, difundido en la plataforma X: “Mi papá, ya está con nosotros. Mi corazón sabía que siempre regresa a casa. Gracias a todas y a todos. Gracias, gracias”.

Me alegra el desenlace de esta historia que había sacudido fuertemente a la opinión pública mexicana. Me alegra todavía más lo confirmado por la fiscalía jalisciense: que el periodista Jaime Barrera está en buen estado de salud.

La noticia, lo mismo que el mensaje de Itzul Barrera, hija del colaborador de Televisa Guadalajara y de El Informador, es lo mejor que a nuestra nación le pudo haber pasado en un momento de altísima tensión social por la violencia —digamos las cosas como son— originada hace algunos años; en efecto, cuando un fraude electoral llevó a Felipe Calderón a declarar una fallida guerra contra las mafias del narcotráfico.

Ahora mismo se manipula la percepción de la violencia. Objetivamente sigue siendo muy elevada, pero artificialmente la han inflado, por así decirlo, políticos ambiciosos convencidos de que volverán al poder si culpan al actual gobierno de izquierda, el de López Obrador, de lo que hizo la derecha mexicana en 2006.

Estamos como estamos —digamos la verdad sin fariseísmo— porque un fraude electoral quiso ser borrado de la conciencia de la sociedad mexicana con una absolutamente perdida guerra contra las mafias, que además encabezaron cómplices del narco, entre ellos Genaro García Luna, el principal colaborador de Calderón hoy encarcelado en Estados Unidos.

Después de demasiado tiempo de sufrimiento, sobre todo con la creación de la Guardia Nacional —que ha rescatado al periodista Barrera— las cosas avanzan en la dirección correcta para lograr en el mediano plazo pacificar a nuestra nación.

No se vale que, por politiquería, la candidata presidencial que no ha logrado disminuir su desventaja en las encuestas, permita a sus estrategas intentar recuperar terreno con la más inmoral estrategia de propaganda: la del miedo.

Así, sembrando terror, con diagnósticos desmesurados acerca del problema de la inseguridad —en los que lamentablemente participa hasta la Iglesia católica—, no va a conseguir Xóchitl Gálvez acercarse a Claudia Sheinbaum en las mediciones de preferencias electorales. Lo que sí logrará es enrarecer todavía más un ambiente político bastante agitado.

Celebremos la liberación de Jaime Barrera, acompañemos a su Itzul en su alegría. Ella nos ha dado las gracias a todos y a todas. En realidad es México quien debe agradecer a la familia Barrera por el sobresaliente trabajo periodístico del padre y por la entereza de su hija para enfrentar una crisis que afortunadamente no terminó en la tragedia que buena parte de la comentocracia carroñera esperaba.