Los resultados de la ENIGH 2024 confirman que la desigualdad en México sigue siendo brutal. El 10 % más rico del país gana 14 veces más que el 10 % más pobre y, aunque para este segmento aumentaron los ingresos, vía transferencias directas, la pobreza estructural prevalece.
La pregunta es obligada: ¿distribuir más o transformar más?
La desigualdad es alarmante
Según López Obrador para lograr justicia social, solo se necesitaba un “benefactor” en el poder. Sin embargo, los resultados de la Encuesta Nacional del Ingreso y Gasto de los hogares (ENIGH) reflejan una realidad mucho más compleja: los pobres siguen siendo muy pobres y la desigualdad sigue siendo muy alta.
Si bien, existen visibles mejorías en los niveles de pobreza y desigualdad, esto se debe a reformas laborales que incrementaron el ingreso mínimo y atacaron la informalidad, la evasión de impuestos y las cuotas de seguridad social que permitía el outsourcing.
Estas reformas cumplieron con el objetivo de evitar quiebra masiva de empresas y una repartición más equitativa del valor agregado entre patrones y empleados. Hasta que se acabo.
Pero, por otro lado, la “varita mágica” populista de las transferencias directas, ha tenido un efecto tan modesto que parece no justificar su costo social.
A estas alturas se nota que la pobreza y desigualdad se combaten con instituciones y Estado de derecho, no con limosnas populistas
Lamentablemente, la continuidad que representa Claudia Sheinbaum no augura cambios en esa lógica, por el contrario, se prevé una profundización del sistema de transferencias sin reformas en el mediano plazo.
Pobreza y vulnerabilidad
A finales de 2024, 36.3 % de la población, equivalente a más de 46 millones de personas, se encontraban en situación de vulnerabilidad económica, según el Coneval y, aunque el coeficiente de Gini, indicador clave de desigualdad, se situó en 0.391, el nivel más bajo en dos décadas, la desigualdad persiste.
En cifras: el decil más rico recibió ingresos mensuales de 78, 698 pesos, mientras el más pobre apenas alcanzó 5,598.
Pese al discurso oficial, las brechas de género y territoriales se agrandan. La ENIGH documenta que los hombres ganan en promedio 4,111 pesos más que las mujeres y es peor cuando se trata de madres trabajadoras.
En el plano geográfico, mientras en Nuevo León y Ciudad de México los ingresos por hogar superan los 36 mil pesos mensuales, en el Guerrero o Chiapas apenas alcanzan entre 13 y 16 mil.
Además, factores como el tono de piel, el origen étnico y el género siguen determinando las oportunidades de vida: el 57 % de las personas con piel oscura viven en pobreza, frente al 34 % de piel clara; entre mujeres indígenas, la cifra se eleva al 62 %. La realidad contradice el discurso oficial: México perpetúa una estructura de privilegios profundamente arraigada.
Pobreza laboral
A final de 2024, 46 millones de personas, un 35.4% de la población no alcanzaba a cubrir con sus ingresos la canasta básica alimentaria. Mientras el gobierno presume logros, en los hechos impulsa una economía paralela con base en la informalidad, el ambulantaje y hasta el comercio ilegal.
Esta tolerancia debilita el empleo formal, afecta la recaudación fiscal y refuerza la dependencia clientelar de millones de personas.
El ingreso laboral promedio mensual alcanzó 7,397 pesos (8,067 para hombres y 6, 433 para mujeres) una brecha salarial del 30 %.
En promedio, los trabajadores formales ganaron 10,583 pesos mensuales, más del doble que quienes laboran en la informalidad. Pese a ello, la informalidad domina: en el primer trimestre de 2024, el 54.3% de los ocupados, más de 32 millones, trabajaban fuera de la economía formal.
Aunque el IMSS reportó un récord de 22.6 millones de afiliados, apenas se crearon 295 mil empleos en la primera mitad del año.
La precariedad como ventaja
Para el oficialismo no es una falla: alimenta el resentimiento social, la frustración y la polarización que tan buenos dividendos electorales les ha dado. La pobreza no se combate: se administra.
Ejemplo de ello, la contrarreforma educativa que entregó el control a la CNTE. Millones de estudiantes asisten a planteles sin recursos y sin infraestructura, los profesores ausentes y los programas politizados.
Eso sí, la élite de la 4T educa a sus hijos en colegios privados: el secretario de Educación, Mario Delgado, en el Colegio Alemán; Martí Batres, en el Liceo Francés y el hijo menor de AMLO, que pasó de escuelas privadas alextranjero: la cúpula abandona un sistema fallido.
Las casi 10 millones de personas que se estima salieron de la pobreza entre 2018 a 2024, obedecen a las transferencias directas, mismas que no aportan crecimiento económico, inversión sostenida ni formalización laboral, es decir la pobreza estructural se mantiene.
La falta de certeza jurídica, la discrecionalidad del gobierno, la politización del poder judicial y un Estado que quiere controlar cada sector, amenaza con cerrar las puertas a la inversión y al desarrollo.
Con un Congreso afín la 4T puede consolidar un modelo autoritario con disfraz de bienestar. Sin certeza jurídica, sin igualdad de oportunidades, sin educación pública de calidad y sin empleos bien remunerados, México camina hacia el abismo.
Los datos están ahí, la propaganda y sus voceros, también, falta voluntad de reconocerlos y cambiar el rumbo.
X: @diaz_manuel