Hice esta pregunta primero a unas colegas mientras disfrutamos la sobremesa y después pregunté lo mismo en un grupo de Whatsapp, también de periodistas.

En ambos casos no hubo una respuesta contundente.

“No gana lo suficiente”, “No tiene por qué acompañar a su hijo, que ya es mayor de edad”, “odia a los españoles”, “¡está huyendo con dinero de nosotros!”. Todos estos argumentos guangos, (holgados, aguados, flojos y por ende, sin firmeza o fundamento) no responden con precisión el porqué la esposa del ex presidente López Obrador no podría, o no debería vivir en España (o donde le diera la gana).

Quizá lo interesante es que una noticia no verificada, un simple rumor, trascendió y creció como una bola de nieve.

Me refiero a la sesuda investigación publicada el pasado fin de semana por el diario español ABC.

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En el medio se leía: “parece seguro” que la señora Beatriz Gutiérrez se mudará a España, y vivirá en zona de lujo conocida como La Moraleja. En la nota se leía que además la escritora viviría con Jesús Ernesto, su hijo.

De entrada la información tiene un tufo de falsedad e incluso de contradicción: nada “puede parecer seguro”. Lo que “parece” no es “seguro”. Así de simple. Un médico, por ejemplo, no te puede hacer una cirugía por “parecerle” que tienes dañado el hígado o los riñones y que es “casi seguro” que si no te opera, morirás.

La nota firmada por Joan Guirado y David Yagüe es un revoltijo de verdades y falsedades. De la famosa y controvertida carta enviada en 2019 por el entonces presidente López Obrador al gobierno español, que provocó “un tensionamiento en las relaciones diplomáticas entre ambos países”, los autores se van “al posible” distanciamiento entre la doctora Beatriz con la presidenta Sheinbaum y hasta con su esposo, Andrés Manuel, a quien le dicen “ex mandatario norteamericano” (sic).

También nos dicen, respecto a los estudios de Jesús Ernesto, que “probablemente” estudiaría en la Complutense de Madrid.

Las palabras “probable”, “posible”, “parece seguro” nos reafirman a lo largo de la nota que todo es simple especulación, rumor o chisme vulgar.

No me sorprende la poca capacidad lectora de un amplio sector de la población; como docente me topo con este problema en las aulas todos los días, pero sí me deja atónita que personas cultas, tremendamente informadas e hiperconectadas se vayan con la finta y hagan eco de una nota que a, todas luces, es chafa, un chisme vulgar, como dije.

Es bien fácil caer en el chisme, sobre todo en sociedades desinformadas y divididas como la nuestra, que encontramos la forma de atacar a quien nos cae mal, nomás por eso, porque nos “choca”.

El importante y famoso psicólogo Jack Schafer, dijo atinadamente: “Algunos chismean para buscar venganza. Las personas a las que no les agrada alguien en particular generalmente buscan a otra persona con quien compartir ese desagrado mutuo y las charlas se centran en esas evaluaciones negativas”.

“Ahí les dejo mi reputación, para que la hagan pedazos”, decía a menudo una prima mía cuando se retiraba de la reunión. Y es que es bien fácil creer una mentira y bien difícil debatir una verdad. Lo grave es cuando el chisme escala a medios informativos y los líderes de opinión replican una noticia falsa.

La desinformación no es un fenómeno nuevo; algunos expertos la sitúan en la Segunda Guerra Mundial, con Joseph Goebbels, estratega de Hitler, promoviendo la culpabilización de opositores como “verdad” repetida. Así, los bulos o noticias falsas que se propagan para que los ingenuos las repliquen, han existido siempre, pero internet y las redes sociales han provocado una explosión de éstos, también llamados fake news.

Ya sabemos que internet facilita la propagación de noticias falsas mediante bots, pero estos robots, creados para colocar tendencias en redes sociales, son superados a veces por columnistas, opinadores o comunicadores que aprovechan cualquier oportunidad para hablar de lo que no saben, ni les consta.

¿Beatriz tiene malquerientes entre ellos o entre los internautas? Seguramente sí y cada quien sabrá sus motivos, pero qué deshonesto es hablar a tontas y locas.

Es evidente la necesidad de alfabetización digital para que la sociedad discierna información de calidad en esta era digital, donde un trending topic no verificado puede surgir en cualquier momento. Parece pedirle peras al olmo, pero ya de pasadita, urge mejorar la capacidad lectora, si no de toda la población, al menos de los líderes de opinión.

Y que viva el amor…

No puedo concluir estas líneas sin mencionar algo que me emocionó: “Estoy enamorada de ese hombre”, dijo Beatriz, refiriéndose al amor que tiene por su esposo, Andrés Manuel y desmintiendo los rumores de una ruptura entre ellos.

Lo ama, al igual que a su hijo y estaría dispuesta a defenderlos con su propia vida.

Una mujer honesta y sensible como ella, no dirá públicamente algo así de no ser cierto.

Hay quienes hablan con el corazón. Hay quienes escriben o comentan desde el odio y la mentira. Son diferencias importantes. Mil planas, hasta que se entienda.