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Los expresidentes de México, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón Hinojosa, reaparecieron en la vida pública y lo hicieron para lanzarse en contra del actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

La reaparición de los exmandatarios que ahora son empleados de trasnacionales que favorecieron en sus sexenios, se hizo durante el Foro Iberoamericano de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) desarrollado en Madrid, España, y es presidido por el premio nobel hispano-peruano Mario Vargas Llosa. En sus mensajes los políticos no tuvieron empacho en criticar al jefe del ejecutivo mexicano, esto sin ninguna autocritica a sus gobiernos, y lo hicieron con una total falta de ética.

En el evento Zedillo aseguró que el crecimiento económico que se tendrá en América Latina entre 2015 y 2025 será “mediocre”, además de que se verá aún más afectado por la inflación y alertó que el populismo es la mayor amenaza que enfrentan los países de Iberoamérica.

Por su parte el empleado de Iberdrola, reconoció que cuando fue presidente del Partido Acción Nacional (PAN) en la década de los noventa del siglo pasado, llegó a un acuerdo con el entonces presidente Zedillo para la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) no sin antes mencionar con gran satisfacción que también se habían puesto de acuerdo en convertir los adeudos de los bancos en deuda pública lo que se conoció como el Fobaproa.

El expresidente Calderón alerto que el Gobierno de la Cuarta Transformación quiere acabar con la democracia en México y desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE), y se quejó de que el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó traidores a la patria a los legisladores que votaron en contra de la “monstruosa” iniciativa de Reforma a la Ley Eléctrica y agrego el mal manejo de la pandemia de Covid-19 por parte de la actual administración federal y la falta de capacidad para enfrentar el crimen organizado.

Llama la atención que el empleado de Citigroup y de Union Pacific, afirme que habrá un crecimiento mediocre en los países de América Latina del 2015 al 2025 por culpa del populismo; cuando el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México tuvo un alza por demás mediocre, de 1995-2018 esto aunado a una gran inflación, depreciación de la moneda y aumento de la pobreza.

El crecimiento del PIB de México de 1995 – 2018 fue de apenas 2.38%. El crecimiento económico anual promedio registrado en el sexenio de Enrique Peña Nieto resultó de 2.5%, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mayor al registrado con Felipe Calderón y Fox de 1.7% y 2%, respectivamente. La expansión de la economía observado en el sexenio de Ernesto Zedillo, fue de 3.3%.

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En el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo, la depreciación del peso frente al dólar fue del orden del 174.5% el priista recibió la divisa mexicana 3.41 por la moneda estadounidense y terminando su mandato con 9.36 pesos por un dólar.

La inflación acumulada en el sexenio zedillista fue del orden del 225.12% junto con un deterioro del salario mínimo y aumento de la economía informal lo que provocó un brutal aumento de la pobreza.

El rescate bancario que hizo el gobierno federal en 1998 dejó una gran deuda a varias generaciones de mexicanos, al convertir perdidas de Bancos privados en adeudos públicos. La Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tiene contemplado en el presupuesto del 2022 asignar tan solo para el pago de los intereses derivados de lo que se conoció como Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), 38 mil 683 millones de pesos.

El Fobaproa fue creado en 1990 por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Después, en 1994 llega la crisis económica más grave de la historia moderna de México, se disparan las tasas de interés y el tipo de cambio y la mayoría de los créditos se hicieron impagables. Esto puso en riesgo la liquidez de los bancos y es cuando el expresidente de México Ernesto Zedillo, decidió activar este fondo en 1995. Para marzo de 1998, Zedillo Ponce de León notificó al Congreso de la Unión la existencia de un pasivo por 552 mil millones de pesos resultado del rescate bancario, y propuso convertirlo en deuda pública.

En 1999 entra en vigor la Ley de Protección al Ahorro Bancario, y se crea el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) que es el organismo que desde esa fecha administra los pasivos derivados de los apoyos que en su momento otorgó el Gobierno Federal al sistema bancario.

El IPAB asumió la deuda derivada de los apoyos otorgados por el Gobierno Federal al sistema bancario. Al 31 de diciembre de 1999, dicha deuda ya sumaba 688 mil millones de pesos que equivalían al 11.29% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese año.

El rescate bancario que hoy nos enteramos que tuvo la colaboración de Felipe Calderón como presidente del PAN estuvo plagado de corrupción al descubrirse que algunos de los bancos que se verían beneficiados por el Fobaproa estaban involucrados en casos de fraude, evasión fiscal y malas prácticas bancarias por parte de algunos empresarios. Los casos más sonados fueron los de Carlos Cabal Peniche, propietario de Banca Cremi y Banco Unión; el fallecido Jorge Lankenau, dueño de Banca Confía y Ángel Rodríguez “El Divino”, propietario de Banpaís.

Los 552 mil millones de pesos que costó originalmente el Fobaproa fue cinco veces más que la ganancia que había obtenido el gobierno de privatizar a 18 bancos apenas unos años antes. La deuda total terminó costándole al pueblo de México el 14.5% de su PIB. Y esto no termina aquí. La deuda todavía no se liquida por completo, y sigue generando intereses que hay que pagar. Hasta la fecha, se han pagado más de 2 billones de pesos, y todavía debemos 901 mil 700 millones de pesos. En 1999, se estimó que la deuda se pagaría en 30 años, pero en 2006 un pronóstico de algunos economistas reveló que serían 70 años si México crecía a tasas del 4% anual.

Para julio de este año, el saldo de los pasivos del IPAB, sumaron 975 mil 892 millones de pesos, a esta suma hay que añadir 45 mil 579 millones de pesos para el programa de apoyo a deudores.

En 1995 en el apogeo de las políticas económicas neoliberales en México, el presidente Ernesto Zedillo inició el proceso de privatización de los ferrocarriles mexicanos mediante la figura jurídica de la concesión.

La privatización de la red ferroviaria del país, no representó para México un buen negocio ya que estas concesiones fueron otorgadas a muy bajo precio, por muchos años y dejo al país casi sin ofertas para el transporte de pasajeros, ya que estas empresas concesionarias solo se dedican al transporte de mercancías, además de que, si bien se acabó con el monopolio del Estado, pero esto se convirtió en un mercado oligopólico privado y dominado por empresas extranjeras.

El Gobierno del presidente Vicente Fox, pagó en 2005 casi 13 mil millones de pesos por concepto de devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) más intereses moratorios a Kansas City Southern.

Al revisar la cuenta pública de 2005, la Auditoría Superior de la Federación llegó a la conclusión que el gobierno no debió haberle devuelto nada a TFM, pues ésta nunca acreditó haber pagado ningún monto de IVA cuando le compró al gobierno mexicano, en 1996, el 80 por ciento de las acciones del Ferrocarril del Noreste Según el artículo 9, fracción séptima de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, la venta de acciones no causa IVA ni tampoco el título de concesión ni el arrendamiento financiero, según el artículo 1 de la misma ley Aun así, TFM solicitó desde 1997 la devolución de 2 mil 111 millones 111 mil 800 pesos que, tras un largo litigio con los gobiernos de Zedillo y de Fox, para 2005 ya ascendían, por recargos, intereses y actualizaciones, a 12 mil 965 millones 742 mil 200 pesos.

El expresidente Ernesto Zedillo, quien fue el que llevó a cabo la privatización de los ferrocarriles ahora es socio de la empresa ferroviaria estadunidense Kansas City Southern, e integrante del consejo de administración de la empresa ferroviaria Union Pacific.

Por la privatización del ferrocarril el Estado Mexicano obtuvo aproximadamente 1,400 millones de dólares, pero solamente el pago a la empresa ferrocarrilera estadounidense por el pago del IVA fue del orden de 1,100 millones de dólares, además de que el país se quedó sin trenes para pasajeros.

El gobierno de Felipe Calderón también fue un desastre en lo económico y llama la atención que quiera dar consejos y vanagloriarse en el extranjero como si de verdad fuera un líder de los mexicanos.

Mañana tendremos la segunda parte de esta columna.