Bienvenidos amantes de la gastronomía. Sabemos que las más de las veces la comida entra primero por los ojos y nos seduce con sus colores y con sus texturas, por lo que justamente hoy quiero hablarles de un lugar que sabe muy bien cómo lograrlo.
Es una cafetería que lleva por nombre “Petit Gateau”, que podemos traducir como pastelillo o pastel pequeño. Se encuentra en Calle independencia #40, Centro, México, dentro del Mercado Independencia, en su primer piso.
Están a punto de cambiar su carta de temporada; ahora está vigente la de otoño, y algo de lo más llamativo de este lugar es que cada temporada cambian su carta, pero pueden estar seguros de que todos y cada uno de sus postres son espectaculares, tan bonitos que da pena tener que hincarles el diente.
Es sin duda un lugar perfecto para después de dar una vuelta por el Palacio de Bellas Artes o la Alameda, que están justamente a dos cuadras de distancia. Una excelente opción para estas tardes otoñales: un aromático café, maridado con un postre original, al que le darán ganas inmediatamente de tomarle fotos y compartirlas en Instagram.
Empecemos por el “Momiji”, a simple vista vemos un árbol, sí, así como lo leen; la base es un pie de queso, acompañado de una compota de guayaba rosa, el tronco de chocolate, y simulando las hojas de este, algodón de azúcar de color naranja. Este postre va acompañado de una kenel de cempasúchil. Los colores nos evocan al otoño al igual que sus sabores.
De verdad que es una belleza, pero además es un postre sumamente creativo. Este menú estará disponible hasta el primero de diciembre, así que todavía se puede alcanzar a probar.
Tampoco se pueden perder la mousse de calabaza relleno de ponche de frutas sobre un espejo de piloncillo. Si todavía andan en mood de día de muertos, tienen un postre llamado “Ofrenda”, que es un pan de muerto acompañado de una mousse de zapote negro con helado de chocolate de metate sobre una galleta de amaranto, un bombón de mole y todo espolvoreado de pétalos de flor de cempasúchil.
Otro de los postres más bonitos de la temporada otoñal es el que llaman “Saturno”, el cual tiene la apariencia de ese planeta con todo y sus anillos; es un delicioso cremoso de yogurt mezclado con una riquísima compota de durazno y menta, cubierta por un domo de chocolate que debes romper para poder acceder a él.
Sin embargo, la estrella de esta temporada es uno llamado “Salem”; y no les miento cuando les digo que es casi imposible meter la cuchara de lo bello que está, pues es una mousse de chocolate amargo, pero en forma de gatito dormido sobre un espejo de salsa de vino tinto con frutos rojos.
Las bebidas también son una cosa esplendorosa: esta su tradicional café “Dulce lluvia” que se sirve con una nube de algodón de azúcar por encima de la taza; también hay café latte de calabaza, o ¿qué le parece un chocolate caliente?, el cual se sirve de una manera que yo en lo personal nunca antes había visto: con una especie de “fogata miniatura” para asar malvaviscos.
Puntos extras: la ambientación y la decoración del lugar van totalmente en armonía con los postres que ahí se sirven, pues te invitan a sentir que estás dentro de un cuento de hadas. Además de los postres, hay opciones saladas, como croissants de jamón y queso; también tienen tapas de jamón serrano, provolone y de queso ricotta con higos y miel, sin olvidar las ensaladas, ratatouille y muchos otros platillos.
Los precios van desde los $150 a los $300 pesos, pero bien los valen. Eso sí, tomen en cuenta que a partir de las cinco de la tarde el lugar se llena, sobre todo los fines de semana. Abre todos los días a las 9:00 de la mañana y de lunes a sábado cierra a las 8:30 de la noche, y los domingos a las 7:30.
Ya sea por la mañana o por la tarde, vale la pena darse una vuelta, sobre todo aprovechando el fin de semana largo, puede recorrer museos y luego ir a tomarse un café con un postre de otro mundo. Bon appétit!
Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera