Durante décadas, los políticos del pasado se dedicaron a gobernar desde la comodidad de sus oficinas, alejados de los problemas de las comunidades e insensibles a las condiciones de atraso y abandono en las que se encontraban la mayoría de nuestros municipios. Esa forma de gobernar provocó y agudizó los problemas que se viven en Oaxaca, condenando a la pobreza, el atraso y la corrupción a todo un pueblo.

Por esa razón, era urgente establecer una nueva forma de gobernar e impulsar un proyecto que comenzara a transformar la realidad que se vivía en las comunidades oaxaqueñas. Es así como a partir de 2022, el pueblo eligió y dio su confianza al proyecto de la Primavera Oaxaqueña, para que floreciera el bienestar, la justicia y el desarrollo para todas y todos, comenzando el camino de la transformación que ya había iniciado en México desde 2018 con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La complejidad del estado con la mayor diversidad étnica, social y política de México, con una larga tradición de lucha, demandaba un gobierno sensible, comprometido y cercano, que trabajara desde las comunidades para atender sus demandas y construir juntos las soluciones que el pueblo demandaba; un gobierno surgido del pueblo, de su historia de lucha, que conociera y entendiera la realidad que se vive en las comunidades. Eso es lo que define al gobierno de la Primavera Oaxaqueña y eso explica en parte por qué ha sido posible comenzar la transformación que Oaxaca merece.

Entendimos que la única manera de darle un nuevo rumbo a la historia era dejar las oficinas desde el primer día y comenzar a trabajar en el territorio, dialogando y decidiendo con el pueblo la ruta para la reparación histórica con nuestras comunidades a través de las políticas de bienestar, construir el nuevo pacto social para la convivencia pacífica e impulsar el desarrollo integral y sustentable de las ocho regiones del estado.

En otras palabras, era necesario un giro de 180º en la forma de gobernar, dejando atrás la vieja política e instaurar un estilo fundado en los valores del movimiento de transformación que combinara los principios comunitarios heredados por los pueblos originarios de nuestra tierra, un modelo propio de la Cuarta Transformación, el modelo de la Primavera Oaxaqueña.

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No ha sido un proceso sencillo. Son tres años de trabajo en los que hemos recorrido dos veces los 570 municipios, en los que hemos logrado importantes avances llevando obras y acciones que poco a poco transforman la realidad de las familias oaxaqueñas, que abren un futuro de oportunidades y esperanza para todas y todos.

Sin duda, trabajar desde el territorio ha sido la clave para avanzar en el camino de la transformación y lograr que florezca la Primavera Oaxaqueña.