Una parte de nuestra historia se quemó durante el fin de semana. En unas cuantas horas la lumbre chamuscó la memoria de un pueblo que, según algunos historiadores, lleva 300 años enclavado a las faldas de la Reserva de la Biosfera Sierra La Laguna. El fuego en Santiago dañó un oasis con alto valor natural social y cultural. Cambió para siempre la vida de la apacible comunidad.

Lo ocurrido, sin duda, es uno de las peores catástrofes ambientales de Baja California Sur. Una devastación que nos pega en las bases de nuestra identidad, si tomamos lo dicho por la doctora Micheline Cariño Olvera (2001), cuando describe la idea de oasisidad como el núcleo de la cultura sudcaliforniana. Sin los oasis no podemos entender nuestra historia.

Oasis de Santiago en Baja California Sur

El de Santiago es uno de los 171 oasis desperdigados por el desértico y aislado territorio sudcaliforniano. Cariño los considera zonas de refugio cultural como biológico: “Ahí, en un tiempo largo y lento, se ha consolidado en la mentalidad colectiva una relación hombre/naturaleza que arraiga tierra adentro a sus habitantes y les impone un amoroso respeto vital por el ambiente (2001, p.67)”.

Los oasis nos enseñaron a vivir bajo sus normas. Para los ocupantes de las rancherías fueron importantes por el agua y vegetación que usaban de manera racional. Sin embargo, la inserción de Baja California Sur a los ritmos devastadores de la economía globalizada provocó la expansión de las urbes y una intensa demanda de agua. “La civilización material ranchera no es sinónimo de sobreexplotación (Cariño, 2001, p. 66)”.

Por eso, no es extraño llamar a esta devastación ambiental como una de las peores. Algunos medios de comunicación hablaban de alrededor de 50 hectáreas siniestradas, convirtiendo en cenizas un palmar y 40 viviendas del pueblo. El equipo de bomberos luchó por varias horas. No pudieron impedir que el paisaje que los agentes de bienes y raíces presumían para vender lotes en el histórico pueblo quedara arruinado. Hay quienes dicen que las calamidades de unos es la ganancia de otros.

La riqueza biocultural de Santiago se redujo, pero como suele pasar en este tipo de desastres, la esperanza de recuperar lo perdido se aviva con la gente de los alrededores que, rápidamente, se organizaron para ayudar a los 120 afectados. El Gobierno de Baja California Sur junto a la 3ra zona militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Secretaría de Marina (Semar) iniciaron las acciones para ayudar a la gente.

Solo queda responder a la pregunta: ¿qué provocó el incendio?