IRREVERENTE

Parece grande pero no está sano.

Cito a San Agustín en sus palabras, pronunciadas en el año 430 poco antes de morir a la inusitada por longeva edad de aquella época, los 75.

Su nombre de origen africano bereber era Agustín de Hipona, antes de su conversión al cristianismo.

Estas expresiones del “Doctor de la Gracia” encajan perfectamente en el síndrome de grandilocuencia que caracteriza a gobernantes que confunden lo grande con lo hinchado en los tiempos actuales. A saber. Arre!

¿Cabotaje o sabotaje?

López Obrador envió una iniciativa de ley que busca permitir al ejército y a compañías extranjeras contar con “asignaciones o permisos” para operar rutas aéreas comerciales dentro del territorio nacional.

El Frente por la Defensa de la Aviación Nacional sostiene a través de sus voceros, que autorizar esto -el cabotaje- sería desastroso para la industria aérea mexicana.

Este Frente no es cualquier cosa. Lo integran colegios y sindicatos de aviación.

En una reciente plática a la que fui invitado, escuché a un piloto con grado de capitán y más de 20 años de experiencia, decir que el presidente y sus asesores desconocen esta industria.

Dicho de otra manera: son unos soberanos ignorantes en la materia.

Hasta ahora el cabotaje está prohibido por las leyes mexicanas.

Consiste en una ruta aérea entre dos naciones por parte de una aerolínea que no pertenece a ninguno de ese par de países.

Las razones de dicha prohibición es el grave daño que provocaría a la competencia interior y a la afectación que sufriría la industria nacional de la aviación comercial.

El plan del presidente es bien claro -me dijo el citado capitán piloto aviador- darle al ejército una canonjía más: permiso para operar mediante asignaciones directas, líneas aéreas de pasajeros, carga, mensajería y correo.

Y como no tienen equipo suficiente para hacerlo, quieren disponer de aeronaves extranjeras.

“En suma, permitir el cabotaje”, añadió.

Con medidas cómo esta, el presidente quiere seguir haciendo grande al ejército, pero en realidad lo está hinchando y eso -como decía San Agustín- no es sano…

CAJÓN DEL SASTRE DE PANAMÁ.

“Sí muy a duras penas las aerolíneas mexicanas están sobreviviendo, con este sabotaje presidencial recibirían la puntilla”, remata la irreverente de mi Gaby.