El sistema financiero mexicano está en el ojo público. En cuestión de semanas vimos la intervención de Intercam, CIBanco y Vector, la degradación de Metrofinanciera a default, el megafraude de Trínitas, y al mismo tiempo, la espectacular narrativa de crecimiento de Kapital Bank y Bankaool. Todo ello bajo el relevo de la CNBV, con un nuevo presidente avalado por la Secretaría de Hacienda.

La pregunta de fondo es simple: ¿tenemos un sistema financiero sólido o solo un espejismo sostenido por networking y boletines oficiales?

Desbandada en Intercam, CIBanco y Vector

La sanción del Tesoro estadounidense bajo la Ley FEND Off Fentanyl marcó un antes y un después. Las entidades señaladas como primary concern —Intercam, CIBanco y Vector— sufrieron una fuga de recursos inmediata.

CIBanco perdió 11.3% de sus activos y 25% de su captación en un mes.

Intercam redujo 8.3 % su captación.

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Vector cayó 19.3 % en activos, con más de mil cuentas de inversión menos.

El desenlace fue previsible: Intercam terminó en manos de Kapital Bank y CIBanco en Multiva. Vector sigue bajo intervención, a la espera de una posible venta. El patrón es claro: las licencias son su atractivo de negocio pero a valor de descuento. O bien vender parte de sus portafolios de negocio. El tema es que no ha sido ni transparente ni público pese a estar intervenidos. Lo importante era resolver el problema para SHCP y no tener una crisis de insolvencia con los clientes.

Metrofinanciera y Trínitas: defaults y fraudes

No todo está en la banca regulada. El sector de intermediarios financieros no bancarios (IFNB) exhibe vulnerabilidades profundas.

Metrofinanciera cayó en default: Fitch la degradó a D(mex), con capital regulatorio negativo y morosidad del 50%. Aquí hay participación de recursos públicos, por lo que debe haber mayor exposición de motivos y posibles soluciones.

Trínitas, encabezada por Jorge Olvera Rodarte, enfrenta denuncias por un megafraude de hasta 2,500 millones de pesos, con cientos de inversionistas —principalmente adultos mayores— afectados. Hay órdenes de aprehensión en curso.

Ambos casos prueban lo mismo: instituciones rescatadas o levantadas con redes de confianza personal y promesas espectaculares, pero sin bases sólidas.

Kapital y Bankaool: espuma de networking

Mientras tanto, Kapital y Bankaool presumen cifras que parecen sacadas de Silicon Valley.

Kapital: en 5 años pasó de MXN 9,289 millones en cartera a 34,630 millones; de 18,552 millones en captación a 56,152 millones. Tras absorber Intercam, tiene activos por 115,364 millones, cerca del tamaño de Bank of America México. Sus directivos son millennials con menos de una década en el sector.

Bankaool: con fuerte marketing digital, promete inclusión financiera y planea salir a bolsa en EE. UU. en 2026. Ha recibido calificaciones estables, pero enfrenta dudas sobre fondeo concentrado y cuestionamientos sobre la opacidad del origen de capital.

Ambos comparten la misma fórmula: juventud ejecutiva, roadshows, narrativas de innovación y crecimiento acelerado, pero sin haber pasado la prueba de un ciclo completo de riesgo PyME.

El crédito empresarial se mide en años, no en trimestres. Si esto fuera fácil, cualquiera lo haría. ¿Qué tiempo se requiere para saber si se es un buen agricultor o ganadero? O ¿que tiempo se requiere para saber si se es un buen constructor o desarrollador de vivienda? ¿Un industrial?, pues con más razón el sector financiero. Por ello aquí no pudieron los neo banqueros de los 90’s, en estos últimos 30 años han pasado por el sector empresarios exitosos en el sector bursátil, en otros ámbitos y no pudieron consolidar o superar las crisis posteriores al 2008 o la pandemia del COVID que rompieron los ciclos de flujo de los negocios.

Bancos regionales: la otra cara del trabajo serio

En contraste, bancos como Banregio, BanBajío y Afirme han construido reputación con base a ciclos superados: crisis de 1995, de 2008 y de 2020. Su crecimiento es menos espectacular, pero más sólido. Conocen a su cliente, ajustan con prudencia, y no necesitan roadshows para convencer. Su fortaleza está en la resiliencia y confianza, no en la espuma mediática.

La CNBV: cambios sin arquitectura institucional

La CNBV también vive su propia transición. Ángel Cabrera Mendoza, funcionario de carrera en Hacienda, asumirá la presidencia en septiembre. Se le reconoce honestidad y mérito regulatorio, pero nunca ha dirigido una empresa privada ni un banco.

El presidente saliente, un hombre de 80 años, deja el cargo por la puerta trasera, rebasado por la magnitud de la crisis. El mensaje es que basta con que el gobierno diga que alguien “es honesto y con experiencia” para que el sector lo acepte como garante de estabilidad.

En contraste, reguladores en EE.UU. como Mary Jo White (exfiscal federal), Gary Gensler (exbanquero de Goldman Sachs y académico del MIT) o Paul Atkins (experto regulador con trayectoria en el mercado) llegaron con experiencia probada en mercados financieros, fraudes y enforcement real. No boletines de confianza, sino resultados.

Conclusión: mercado salvado, confianza erosionada

México enfrenta una disyuntiva crítica: rescatar operaciones o reconstruir confianza.

Kapital y Multiva compran mercado, no confianza.

Metrofinanciera y Trínitas muestran el costo de redes sin cimientos.

La CNBV mueve piezas sin experiencia de campo.

Lo que está en juego no es quién compra o quién vende bancos y SOFOMES en problemas. Es si realmente tenemos un sistema financiero que resista la próxima tormenta.

Networking de capital o trabajo serio: ahí se juega el futuro de la banca mexicana.