Nuevamente y contra todo pronóstico de los agoreros del desastre y odiadores profesionales de México y su soberanía, el gobierno de México encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado librar por los próximos meses la embestida decadente de los aranceles impuestos a todo el planeta por el régimen de Donald Trump.

Mientras que a Canadá le clava un 35% en los productos no contemplados dentro del T-MEC, a la India, una potencia top 10 del mundo, un 25% y a la Unión Europea un 15%, México evade las ya aburridas y cada vez menos efectivas amenazas de Trump y su séquito de virreyes infradotados y degenerados.

Esta es la nueva realidad: la “globalización” y el mundo unipolar están muertos y el imperialismo defiende sus cotos de poder y de expoliación como la bestia acorralada y enferma que es.

Aún así y con la pesada carga de depender en un más de 80% de nuestras exportaciones con nuestros vecinos y “amigos” del norte, además de la desafortunada posición geopolítica de nuestra nación, se logró soportar el vendaval mejor que otros países con mayores ínfulas de importancia e hybris que México.