I. Arte y arquitectura de la Ciudad de México
Cuando en la adolescencia estuve un par de ocasiones en el centro histórico de la Ciudad de México, vi edificios cuyo estilo arquitectónico me pareció tan antiguo como bello (nunca visto antes); ya fueren afrancesados o art decó, identificado este con la “moderna arquitectura mexicana”. No pocas de esas edificaciones fueron derruidas a consecuencia del temblor de 1985. Dos ejemplos de esos estilos: Hotel Regis y Hotel Del Prado, ambos sobre la avenida Juárez, a corta distancia uno del otro, teniendo como referencia la Alameda Central.
Hacia 1985 había recién llegado a estudiar en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. En ese tiempo igualmente habré ido otro par de ocasiones al centro y pude ver (aunque no a detalle desafortunadamente) el Regis, que siempre me ha impresionado por su historia y por su aparición en películas del cine mexicano de los cuarentas y cincuentas. La extraordinaria película En la palma de tu mano (Roberto Gavaldón, dir., 1951), tiene varias escenas allí filmadas. Alguna confusión me hizo pensar que ahí se había hospedado Marilyn Monroe cuando vino a México en febrero de 1962, pero no, fue en el Hotel Continental Hilton (en Reforma e Insurgentes), donde ofreció una famosa conferencia de prensa en que su pubis desnudo probó que la actriz no era rubia natural; este hotel, con una corta vida, también fue demolido a causa del temblor.

Y muy cerca del Regis estaba el Hotel Del Prado, que también fue destruido por los daños irreparables sufridos durante el temblor y que tenía en su vestíbulo nada menos que el mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, considerada por los críticos como su mejor obra, pues, de manera apacible, aparece ahí Dieguito –aunque ya ojón y panzón– acompañado de alrededor de cien personalidades que recorren la historia de México. Y si era tan apacible, ¿por qué fue tan controversial, por qué el arzobispo se negó a inaugurarlo con agua bendita y fue a la vez atacado por fanáticos religiosos? Porque el muralista decidió escribir la frase inicial de una conferencia ofrecida por Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, en la Academia de Letrán en 1836: “Dios no existe”. Ante la controversia, el autor modificó la frase hacia 1956 (la obra se había inaugurado en 1948): “Conferencia en la Academia de Letrán, 1836”; que con los antecedentes publicitarios alcanzados por el mural, era una clara alusión y una confirmación del objetivo original. Por cierto, otra de las polémicas de Rivera sucedió cuando se negó a sustituir el rostro de Lenin en su mural El hombre controlador del universo, en el Rockefeller Center, de Nueva York, entonces, fue destruido. Poco después lo rehízo completo en los pasillos del Palacio de Bellas Artes.

En 1985 me tocó vivir la destrucción producida por el sismo. En realidad, el impacto tan dramático tuvo que ver con el fuerte sismo de 1957, que había afectado estructuras y aunque algunas fueron reparadas o reforzadas, las edificaciones no soportaron. Fue el caso del Regis, el Del Prado y el Continental Hilton.

Asimismo fue el caso de dos complejos arquitectónicos dañados desde 1957, de los cuales, ese día y noche del 19 de septiembre, presencié su destrucción total o parcial: los Multifamiliares Juárez, un conjunto concebido con mucha modernidad en la colonia Roma, y el de Comunicaciones, en la esquina de Xola y Eje Central. Esa mañana habían salido autobuses desde C.U. para ir a ayudar a los multifamiliares, ahí me alcanzó la tarde noche. Y a partir de aquí auto-cito dos párrafos de un texto anterior:
Después de muchas horas, el cansancio llevó mis pies sobre calles oscuras para tomar un baño en casa y regresar a la desgracia, pensé. No había transporte público, así que caminé al sur sobre Avenida Cuauhtémoc y cuando alcancé Xola, doblé a la izquierda. Al avanzar la avenida, reinaba una oscuridad casi absoluta, un silencio ensordecedor y cierta condición de ruina que acentuaban los relámpagos color violeta brillante que esa noche se prodigaron en el cosmos; como una aurora boreal. Destellos conocidos, me entero hoy, como “luces de terremoto”, que los científicos han explicado como un fenómeno ocasionado por un estrés tectónico o a causa de la liberación de energía electromagnética antes, durante y después de un temblor de fuerte magnitud. Ese fenómeno de 1985 sucedería de nuevo en 2017 –relataron los testigos, testimoniaron los videos y registró la prensa–, en una malhadada coincidencia, un 19 de septiembre también; durante la conmemoración de la desgracia de 1985.
Impresionado por los relámpagos, avancé sobre Xola. Me consternó ver el bello edificio de Comunicaciones derrumbado, dañadas las composiciones muralistas de Juan O’Gorman, José Chávez Morado y las labores de los escultores Francisco Zúñiga y Rodrigo Arenas Betancourt (y vueltas a dañar 32 años después). La edificación en la Roma, desde donde venía caminando, había sido a su vez embellecida con los murales geométricos de Carlos Mérida. En ese momento, me latió el pecho con sobresalto, como un presagio. Pasos más adelante, al llegar donde vivía, atestigüé mi propio infortunio. El edificio de la esquina de Castilla y Xola, de diez pisos, había caído como emparedado sobre el mío, de cuatro. Sí, sin proponérmelo, había salvado la vida al caminar al metro Etiopía a las 6:20 de la mañana ese 19 de septiembre de 1985 para ir a clases. Al estar frente al derrumbe, no lloré, mas sentí tristeza, soledad, quebranto del ánimo. De los otros tres compañeros de vivienda, no sabía nada.

II. Los murales
Los tres murales aquí citados fueron acertada y afortunadamente rescatados de la ruina. Menciono estos porque de alguna manera tuve contacto con ellos, pero seguramente hay otras obras murales, estatuarias y edificaciones antiguas que han sido derruidas por los temblores históricos de la ciudad y tal vez se ha logrado rescatar algo de ellas.
1. El mural de Diego, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, fue trasladado a lo que fue el estacionamiento del Hotel Regis; en lugar de este se construyó la Plaza de la Solidaridad (poco solidaria hoy con la limpieza y sí mucho con el exceso de vendedores ambulantes y el vagabundeo que permiten los gobiernos de la alcaldía Cuauhtémoc y de la Ciudad de México); donde estuvo el Del Prado, se yergue ahora un nuevo Hotel Hilton; (en lugar del Continental Hilton se construyó un edificio de la Comisión Federal de Electricidad y el parque Jesús Reyes Heroles).

2. Los 14 murales creados por Juan O’Gorman, José Chávez Morado, Guillermo Monroy, José Gordillo, Jorge Best Berganzo, Arturo Estrada Hernández, Luis García Robledo y Rosendo Soto, se pudieron restaurar después del terremoto de 1985, no obstante, al ser dañados de nueva cuenta en 2017, se decidió una polémica demolición de los edificios de la antigua secretaría de Comunicaciones. Los murales se rescataron seccionándolos para ser expuestos más adelante, cuando se construya el parque del Muralismo Mexicano (al cual, la jefa de gobierno, Clara Brugada, ha dicho incorporará una “Utopía”).
3. Los murales geométrico-abstractos del artista guatemalteco-mexicano Carlos Mérida, que colorearon y embellecieron los Multifamiliares Juárez (comisionados originalmente a David Alfaro Siqueiros, quien no pudo realizar la obra), fueron parcialmente recuperados y trasladados a Tlalpan, al Parque Nacional Fuentes Brotantes; espacio afectado actualmente por lo que las autoridades llaman eufemísticamente “asentamientos irregulares”, es decir, vil paracaidismo. He podido ver ese fenómeno en una reciente visita a la zona, afectada asimismo de grafitis, basura, contaminación del agua, depredación, descuido, vandalismo; tienen que aplicarse tanto la alcaldesa como la jefa de gobierno.


III. Producción artística
El sismo de 1985 fue a tal grado traumático que dejó huella en la psique de los ciudadanos por mucho tiempo (también el de 2017; y en general, ya sea como temor o incluso broma, todos los septiembres de cada año). Pero también estimuló la creación de monumentos y plazas, producción cinematográfica y documental, en la literatura ha tenido expresiones en novela, ensayo, crónica, poesía, teatro. Sin embargo, en música la creatividad ha sido más bien pobre, algunas canciones. La mejor de ellas en realidad no fue inspirada por el temblor de septiembre de 1985, pero al salir al mercado de manera exitosa en diciembre de ese mismo año, la gente la relacionó de inmediato con el trágico evento. Se trata de “Cuando pase el temblor”, del grupo de rock argentino Soda Stereo, que fue de mucho éxito en México.
“Cuando pase el temblor”, de Gustavo Cerati, con Soda Stereo:


Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo