El próximo llamado a las urnas en México será el 6 de junio de 2027. Elegiremos 17 gobernadores, 680 presidentes municipales, 500 diputados federales y 1,088 diputados locales. Desde ahora debemos pensar en nuevas ideas para iniciar la reconstrucción de los gobiernos.
En un mundo cada vez más complejo, la eficacia de un gobierno depende de su capacidad para atraer y retener a los mejores talentos. Sin embargo, los sectores públicos a nivel mundial enfrentan desafíos significativos para reclutar profesionales más jóvenes. Esto tiene como consecuencia una fuerza laboral envejecida y posibles brechas de conocimiento.
En algunos países, los programas de becas de prestigio del sector público surgen como una solución a este dilema. Sirven como canales esenciales para incorporar a jóvenes brillantes y motivados a los gobiernos. Cuando estos programas son sólidos, y cuentan con el apoyo necesario, crean vías claras para el reclutamiento de talento. Cuando no los hay, las personas calificadas buscan oportunidades en otros lugares.
Creo que sería bueno analizar casos exitosos de programas de becas de prestigio que podrían llegar a transformar gobiernos estatales y municipales de nuestro país.
La investigación de Elizabeth Linos, Brenda Sciepura y Alec Wall, “Getting Your Foot in the Door: The Impact of Public Sector Fellowships on Career Trajectories”, proporciona evidencia convincente de la eficacia de estos programas. Su estudio siguió a más de 2,000 becarios del sector público estadounidense durante 19 años, y revela un hallazgo interesante: los becarios tienen 30 puntos porcentuales más de probabilidades de trabajar en el gobierno una vez finalizada la beca, en comparación con personas con una motivación similar que no participaron. Este significativo efecto en el empleo persiste durante al menos ocho años, lo que subraya el impacto a largo plazo de estas iniciativas.
Las becas de prestigio no son meras colocaciones temporales, sino poderosos catalizadores para carreras sostenidas en el servicio público. La importancia de estos programas radica en varias características clave que abordan las barreras tradicionales para el empleo en el gobierno.
La contratación en el sector público suele ser criticada por ser opaca, lenta y confusa. Los procesos de contratación del gobierno federal de Estados Unidos duran un promedio de 98 días, más del doble que en el sector privado. Los programas de becas ofrecen un proceso ágil, accesible y centralizado, simplificando lo que de otro modo podría ser un laberinto burocrático abrumador.
Esta accesibilidad es crucial para atraer a un grupo diverso de solicitantes que, de otro modo, podrían verse desanimados por los métodos de reclutamiento tradicionales.
Además de simplificar el ingreso, las becas fomentan un sentido de pertenencia y desarrollo profesional que facilita la retención. Hay apoyo entre pares y un fuerte sentido de comunidad entre los becarios. Esta camaradería, combinada con una mentoría estructurada y oportunidades para trabajar en proyectos de alta prioridad, mejora significativamente la experiencia de los jóvenes profesionales.
Estos programas no sólo dotan de habilidades esenciales, sino que también fomentan una profunda comprensión de las políticas públicas y la gobernanza. Las experiencias inmersivas proporcionan habilidades prácticas invaluables, amplían las redes profesionales y refuerzan la motivación que atrae a los jóvenes al servicio público.
El prestigio asociado a estas becas también transmite un mensaje contundente: los empleos en el sector público son valorados, contrarrestando los estereotipos negativos sobre el trabajo gubernamental.
Cuando estos programas se reducen o eliminan, el efecto inmediato es una reducción en el número de personas altamente calificadas, incluyendo aquéllas con experiencia en ciencia de datos, políticas públicas y ciberseguridad, que se hubieran incorporado al gobierno.
Como advierte Elizabeth Linos: “Sin una vía clara y competitiva para acceder al gobierno, muchos jóvenes talentosos podrían simplemente optar por otros sectores. Con el tiempo, esto podría conducir a una escasez de personal y a una disminución de la calidad de los futuros líderes del sector público”.
La percepción de falta de fiabilidad o infravaloración del servicio público resultante de los recortes presupuestales o la reducción de sueldos puede desanimar a los posibles solicitantes. Esto genera una fuga de talentos, donde mentes brillantes se pierden en el sector privado o sin fines de lucro. Esto no sólo agrava la escasez de personal existente, sino que también socava la capacidad del gobierno para abordar eficazmente desafíos sociales apremiantes.
¿Por qué creo que sería importante pensar en un programa de becas de prestigio para los gobiernos estatales y municipales? El núcleo del problema reside en una pregunta fundamental: ¿Cómo podríamos lograr que los mejores de las nuevas generaciones se incorporen al servicio público?
- El reclutamiento gubernamental tradicional plantea barreras de entrada para los jóvenes, incluyendo largos procesos de contratación, falta de visibilidad en los puestos del sector público y un problema de imagen en comparación con las dinámicas oportunidades del sector privado.
- Los programas de becas de prestigio ofrecerían una vía de acceso ágil y especializada al gobierno, reduciendo estas barreras y proporcionando un punto de acceso estructurado y de apoyo.
- La participación en estas becas generaría un aumento sostenido del empleo público. Los becarios tendrían una probabilidad mucho mayor de desarrollar una carrera profesional en el gobierno, en lugar de ocupar puestos transitorios o realizar sólo prácticas.
- Los becarios adquieren experiencia con desafíos gubernamentales reales, mentoría, acceso a redes y una comprensión profunda del funcionamiento de las políticas y la administración en la práctica.
- Los gobiernos se benefician de la afluencia de trabajadores dinámicos, capacitados y diversos, mientras que los becarios se benefician del desarrollo profesional, un sentido de propósito y la capacidad de ver el impacto tangible de su trabajo.
- Las empresas del sector privado y el mundo académico siguen buscando activamente a los mejores talentos, ofreciendo mejores salarios, beneficios y prestigio percibido.
- Sin vías de acceso claras y recursos suficientes para acceder a becas, el gobierno pierde su capacidad de competir eficazmente por jóvenes profesionales con una misión clara. Se pierde una oportunidad para revitalizar una fuerza laboral en proceso de envejecimiento.
- Mantener y ampliar las becas del sector público es esencial para abordar la brecha demográfica y de habilidades. La inversión dirigida a estos programas genera un alto rendimiento en la modernización de la fuerza laboral y la capacidad cívica.
- El reclutamiento de becarios debe centrarse en atraer diversidad, que refleje las poblaciones a las que sirve el gobierno y cierren las brechas de representación y perspectiva.
¿Qué se puede hacer?
- Los gobiernos estatales y municipales deben considerar las becas de prestigio no como iniciativas puntuales, sino como estrategias institucionalizadas para el talento, con procesos de solicitud simplificados y vías garantizadas para pasar de la beca a puestos permanentes.
- Los responsables políticos deberían invertir en becas del sector público con la misma seriedad con la que invierten en las becas de “jóvenes construyendo el futuro”.
- Gobiernos estatales y municipales deberían colaborar con las universidades y la sociedad civil para crear nuevas becas específicas para cada área, como política climática, tecnología cívica, innovación gubernamental, inteligencia artificial.
- Los programas de becas de prestigio deben centrarse en la equidad, corregir sesgos sistémicos en la contratación y el ascenso. Los criterios de selección deben priorizar la diversidad de experiencias vividas, el potencial de liderazgo y el compromiso público.
En una época en que la confianza en el gobierno es frágil y la capacidad institucional se encuentra al límite, invertir en programas de becas de prestigio del sector público es una de las decisiones más inteligentes y de mayor impacto que podemos tomar. No solo cubren puestos de trabajo, sino que también forman a los servidores públicos. No solo capacitan a los trabajadores, sino que también forman líderes. Y quizás lo más importante, transmiten a una nueva generación que sus habilidades, valores y ambiciones pueden potenciarse en un gobierno.
Un programa de becas de prestigio del sector público sería mucho más que un simple punto de acceso; yo creo que sería una inversión estratégica en el futuro de la gobernanza. Al ofrecer un acceso simplificado, fomentar el desarrollo profesional, construir comunidades de apoyo y otorgar prestigio, estos programas atraen y retienen con éxito a jóvenes talentos, garantizando una fuerza laboral pública sólida y competente.
Los gobiernos necesitan agilidad, innovación y cercanía con los ciudadanos. Invertir en estas becas sería invertir en el futuro de la nación. Como bien lo expresa Elizabeth Linos: “El futuro del gobierno depende de a quién dejemos entrar”. La puerta no debe cerrarse para la próxima generación de creadores de cambios.
Javier Treviño en X: @javier_trevino