LA POLÍTICA ES DE BRONCE

Pensándolo bien y mirándolo mejor, el verdadero tesoro de las gentrificadas colonias Condesa y Ex Hipódromo, en la alcaldía Cuauhtémoc, no son únicamente sus casas y edificios art déco, mucho menos sus restaurantes y tiendas, sino sus majestuosos árboles: algunos verdaderos gigantes con más de 30 metros de altura y más de cien años de vida en el Parque México, el Parque España, la avenida Ámsterdam, Alfonso Reyes, Mazatlán y Durango.

El mero rey de este ejército de gigantes es el ahuehuete que se encuentra en el Parque España, a unos metros de las avenidas Sonora y Nuevo León. Al pie de su tronco se halla una placa que dice: “El Ayuntamiento de México dedicó este ahuehuete como árbol del Centenario. El 21 de septiembre de 1921, al inaugurarse este parque en celebración del centenario de la consumación de la Independencia de México. El presidente, Herminio Pérez Abreu”.

En el Parque México (llamado formalmente General San Martín), las fuentes coinciden en que alberga una gran variedad de vegetación y árboles centenarios. Un estudio realizado por la UAM identificó 25 especies en este parque, de las cuales solo dos eran mexicanas. Una especie destacada y muy visible es la jacaranda, cuyas flores moradas rodean los caminos del parque y se han vuelto icónicas para la zona.

En guías botánicas de la CDMX se sugiere que en este parque hay especies como fresno (Fraxinus), eucalipto, ahuehuete, colorín, encino, grevillea y palmas.

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Según la página local de WikiCity, citando a la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX, algunas de las especies reportadas en el Parque España son: ahuehuete, álamo plateado, casuarina, cedro, fresno, laurel de la India, olmo chino, pino, trueno, yuca y colorín. Esta lista incluye especies tanto ornamentales (exóticas), como algunas más adaptadas al clima de la ciudad.

Los habitantes y visitantes de estas colonias suelen fijar su atención en los restaurantes y departamentos de lujo; francamente, van cuidando a sus mascotas. Mientras tanto, es común ver a varios grupos de extranjeros fotografiando y mirando hacia las copas de los árboles, maravillados por la variedad y majestuosidad de estos gigantes.

En general, los árboles de estas colonias están en buen estado. Sin embargo, en los últimos años prácticamente todas las palmas se han secado, como ocurrió con la tristemente célebre palma de Reforma y con las que están en la avenida Oaxaca, entre las fuentes de la Cibeles y Sonora. Ni la alcaldía Cuauhtémoc ni las autoridades ambientales de la Ciudad de México han explicado qué ocurre con las palmas ni qué acciones han tomado para combatir las plagas que dañan este patrimonio de la flora capitalina.

Recordemos que estos gigantes centenarios son un bien colectivo y un patrimonio de la ciudad. Estos árboles nos recuerdan la necesidad de que nuestras colonias, nuestra querida ciudad —ahora castigada por las lluvias y las inundaciones, maltratada por los baches, pero más aún por la negligencia y la corrupción de las autoridades—, requiere más árboles y parques y menos centros comerciales y edificios de lujo.

Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.