Revivir el pasado es adentrarnos a las limitantes que se apoderaron de muchos factores que, en su momento, limitaban la participación plural y flexible. De hecho, los esfuerzos incesantes y la lucha social que se hicieron en diferentes frentes, en definitiva, fueron abriendo un cambio para lograr un equilibrio. Por eso estamos orgullosos de lo que se ha ido alcanzando, sobre todo en normas, leyes y reformas a la constitución en materia de paridad de género. Todo eso, más allá de la suma del compromiso de la ciudadanía, se debe al valor enérgico y a la entrega de las mujeres en nuestro territorio. Con esa identidad, de hecho, hay un deber irrestricto que, hemos visto, son aún mayúsculos. La propia participación activa de la presidenta de México, desde que llegó a representarnos como jefa de Estado, inspiró a que las demandas sociales de población continúen profundizando ahora que se han roto paradigmas y prejuicios que, durante años, se fueron arraigando como parte de la cultura.

Nadie ha dicho que fue un proceso sencillo. Queda muy claro que, para ello, han tenido que transcurrir décadas para que la mujeres, desde todas las perspectivas, vayan asumiendo roles fundamentales no solamente por la paridad de género, sino por la capacidad que ha demostrado para participar activamente en los temas de la agenda sociopolítica. Eso, a la par de la lucha social que se ha dado, se ha reforzado con mecanismos y normas constitucionales. Nada de eso podemos ignorar, sobre todo ahora que vivimos cambios vertiginosos con el aporte de la mujer en ciencia, salud, deporte, cultura y política. Y con Claudia Sheinbaum, como principal referente de esa lucha social, aplaudimos todas aquellas acciones que vengan a marcar un hecho sin precedentes.

Por eso el compromiso y la responsabilidad continúan siendo mayúsculos. Recordemos que, en retrospectiva, hubo circunstancias que se fueron arraigando y que, como tal, impidieron que la mujer diera un paso y se incorporara sin limitantes ni sometimientos. De hecho, existen mecanismos que siguen evaluando el grado de percepción en un equilibrio entre hombres y mujeres, lo mismo, datos duros de segregación y vulnerabilidad que hay que aceptarlos como una realidad inexorable. Por eso, de un tiempo para acá, hubo distintas formas de organización de colectivos, marchas y movimientos, que, de manera legítima, exigen condiciones justas, lo mismo que instrumentos legislativos para garantizar la paridad de género. Gracias a ello, en definitiva, las mujeres se han ido incorporando a puestos de elección y posiciones de primer nivel. Lo hacen, primero, porque tienen la capacidad y el talante para llevar a cabo cualquier tarea o desafío.

El potencial de la mujer, que se siente segura de sí misma, ha ido rompiendo paradigmas. En lo personal, es un gusto poder ver a tantas mujeres en actividades médicas, institucionales, científicas, académicas y laborales. De hecho, han demostrado actuar con responsabilidad y con estricto apego al quehacer que tienen como encomienda. Los puestos de elección popular, por ejemplo, son un avance sustancial. Ellas mismas, preparadas, han sabido penetrar en el ánimo social. Son elocuentes, líderes y seres humanos con gran empatía por sus semejantes. Todo eso, ahora que se ha reducido la brecha de la desigualdad, nos ha permitido conocer más a fondo su influencia. Sus habilidades y competencias, a propósito de ello, tiene un valor significativo que como sociedad, en tiempos de cambios globales, debemos de sacar a relucir, sobre todo cuando son responsabilidades como la de conducir los destinos del país.

Siendo así, aplaudimos y reconocemos la labor de aquellos que, por su responsabilidad legislativa, y con el mandato popular que el pueblo les ha dado, contribuyen a la causa para que la mujer siga ganando terreno. Lo que pasó en el Congreso Local de San Luis Potosí, por ejemplo, quedará grabado en los anales de la historia como un paso sustancial para reconocer, pero sobre todo garantizar la participación de las mujeres en puestos de elección popular. Sabemos que hay un principio rector constitucional en la espiral de ajustes del proceso de transformación. Sin embargo, qué mejor que los órganos legislativos, desde lo local, garanticen el acceso para el ejercicio electoral que habremos de tener en el año 2027.

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Todo eso, de hecho, se dio a conocer el fin de semana, básicamente en la sesión ordinaria del domingo en el congreso estatal de San Luís Potosí. Se cumple, sin ir más lejos, con el mandato que decretó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que claramente subraya el derecho irrestricto de postulación a representaciones municipales, estatales y federales. La Ley Paridad de Género, como se le conoce, fue avalada en su inmensa mayoría. Siendo así, esto trae, de pronto, efectos inmediatos que habrán de reconocerse. Recordemos que, como tal, San Luis Potosí, a lo largo de su historia, nunca ha tenido una gobernadora. Entonces lo que se aprobó, como una iniciativa del propio Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, le abre la puerta a una mujer para que tome, después de ganar la elección, obviamente, las riendas de una entidad clave y crucial para el país.

Lo que ocurrió, además de histórico, marca la pauta porque, de esas mismas prioridades que se trazaron a profundidad, radica el equilibrio de esa participación de la mujer en la carrera por la gubernatura del 2027 en San Luis Potosí. Al sellarse la Ley de Paridad de Género, sin duda, se ha dado un paso fundamental para cambiar sustancialmente el curso de la historia, sobre todo porque, a la postre, esto vendrá a fortalecer una frase que acuñó la propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum. “Llegamos todas”. Está muy claro que, con eso, veremos, en esa lógica de las circunstancias, a la primera mujer gobernadora, que habrá de tomar las riendas del ejecutivo estatal de San Luis Potosí en 2027. Esto es, sin ir más lejos, una victoria que tenemos que presumir a los cuatro vientos, máxime por lo que se ha dado a conocer.

Y ese esfuerzo colectivo, con la bandera que impulsó Claudia Sheinbaum, podemos decir que es la justicia social que llegará a San Luis Potosí para ver, ni más ni menos, a la primera gobernadora constitucional en 2027 si la lógica sigue manteniendo el curso de la circunstancias. Se sumará a la labor eficaz de Delfina Gómez, Evelyn Salgado, Mara Lezama, Clara Brugada, Marina del Pilar, Indira Vizcaíno, Margarita González Saravia, Lorena Cuéllar y Rocío Nahle. Todas, de convicciones firmes, son mujeres de lucha social que siguen haciendo las cosas bien a favor del proceso de transformación. En manos de ellas, además de que atraviesan decisiones sustanciales que hay que tomar, también recae responsabilidad. La inmensa mayoría, a su vez, son madres que se adaptan a la perfección a los cambios vertiginosos. Para puntualizar, son mujeres trabajadoras de tiempo completo. Llegaron todas, como dijo la jefa de Estado.